Encuentro de Lilas, mujeres en libertad

Encuentro de Lilas, mujeres en libertad
23 diciembre, 2021 por Inés Domínguez Cuaglia

Una ronda como espacio de encuentro. La palabra circulando, transformando, sanando, tejiendo red, haciendo nido. Todo eso es Encuentro de Lilas, mujeres en libertad: un lugar donde el arte como ejercicio de derechos es sinónimo de disfrute y creatividad, en Marqués anexo.

Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta

Desde el Centro de salud 60 de barrio Marqués anexo, de la mano de la Lic. Claudia Cedrón con un equipo integrado por una referente barrial y estudiantes de psicología de las prácticas pre-profesionales de la UNC, nace Encuentro de Lilas, mujeres en libertad. Comparten una mirada territorial y un posicionamiento claro en relación a pensarse como espacio de acceso y ejercicio de derechos, buscando siempre el encuentro entre las mujeres de la zona y con diversas instituciones y eventos culturales barriales. Esta ronda de feminidades funciona desde 2018 en el centro de salud y a partir de 2020 se desarrollaron los encuentros en el Parque Educativo Norte.

“Este es un espacio que me da una o dos horas en las cuales yo puedo ser yo, largar todo lo que tengo adentro, lo largo aquí con las mujeres. Hay momentos que llorás de risa o porque te sentís mal para sacarte todo lo que tenés adentro”, dice Alicia, una de las Lilas.

¿Por qué nos sentimos mal las feminidades?

Y vos, ¿por qué te sentís mal?

La carga mental, ese padecimiento cotidiano de tener que hacerle frente a todas las tareas de cuidado que de nosotras se esperan, como también aprovisionar a nuestras familias de lo necesario para la subsistencia (esto es horas de trabajo dentro y fuera del hogar), las violencias de todo tipo y las desigualdades podrían ser respuesta a esa pregunta.

En este sentido, los grupos de mujeres dan respuesta, brindan contención, generan redes y soluciones inmediatas desde nosotras y para nosotras. “Siempre he visto los espacios de mujeres como una herramienta muy potente para trabajar cuestiones de género con mujeres. Yo realmente creo que estos espacios ayudan a las mujeres a reposicionarse, encontrar entusiasmo, a construir la posibilidad de que otro mundo y otras vidas son posibles para ellas y para otras. Desde ahí pensé este espacio que después nombramos Encuentro de Lilas, mujeres en libertad”, comparte la Lic. Claudia Cedrón en comunicación con La tinta.

Encuentro de Lilas surge como un lugar para reunirse y disfrutar en colectivo, donde la circulación de la palabra desde un uso estético y poético es una de las principales herramientas. Estas mujeres se reúnen desde 2018 a compartir lecturas, a narrar para la comunidad y a escribir cosas que tienen que ver con el placer, con la comida, con el amor, la amistad y la pandemia como una forma de elaborar socialmente situaciones muy dolorosas que viven o vivieron. También generan dispositivos para narrar; este año, por ejemplo, construyeron muñecas a quienes darles voz, su propia voz. 

encuentro-lilas-marques-anexoEn Encuentro de Lilas, se habilitan múltiples dinámicas para poner la palabra y los sentires a rodar, desde la danza, la música y las actividades plásticas o manuales.

El colectivo lleva su nombre por el cuento “El árbol de lilas” de María Teresa Andruetto. Me cuentan que fue el primer libro en el que se demoraron, les llegó profundo y eligieron narrarlo en la feria del libro de una de las escuelas de la zona: «Esa experiencia nos fue animando a que en el grupo de mujeres se podía ser narradoras, escritoras. Nos entusiasmamos desde la palabra puesta en un sentido estético, desde el arte. Empezamos a leer mucho con las mujeres y nos animamos a escribir”, comparte la coordinadora del grupo. 

Ser amigas, compañeras, es hacerse red

Carmen, una de las Lilas, nos cuenta un poco más de qué se trata: “Es darnos un tiempito para escaparnos del mundo, fortalecernos como mujeres, pensar en mí, dejar obligaciones y que los demás lo respeten. Un oasis en nuestra vida. Acá creamos afectos, amistades, vínculos, nos respetamos, nos queremos, nos valoramos, nos acompañamos y nadie nos va a cuestionar”. 

Evangelina, otra de las Lilas, me comparte: “Acá encontrás un montón de cosas que querés hacer. Acá me incluyeron, me convidaron té, fui encontrándome a mí misma en el grupo. Me liberé de mi prisión, me sentí apoyada, querida, me encontré conmigo misma y ahora brillo. Eso encontré eso en las Lilas: el brillo”.

A esto, agrega Sofi, estudiante de psicología de la UNC: “Me asombra la potencia de las mujeres en grupo, cuando nos encontramos en esto del compañerismo, el respeto y la construcción. Me maravilla, me encanta ver cómo podemos siempre un poco más. Cuando no nos sentimos bien, nos ayuda encontrarnos, es importante para la salud, hace a los procesos de salud a nuestro bienestar”.

De alguna manera, en los relatos de Carmen, Evangelina y Sofi puedo leer la importante función social que tiene en sus vidas este círculo y cómo gracias al mismo se van tejiendo vínculos valiosos, amistades, mujeres en quien confiar, con quienes estar y compartir los dolores más profundos y las alegrías más inmensas. Pude verlas juntas, narrando historias, compartiendo palabras, sentires. Observé el brillo en sus ojos y la sensación de estar en un espacio seguro, de estar como si estuviera con mis amigas; nada malo podría pasar ahí, cuando somos varias, cuando somos muchas.

“Siempre tengo presente la perspectiva de género, el registro de la amistad en la vida de las mujeres porque todo el tiempo se alienta en este sistema machista, que decimos patriarcal, a que los únicos vínculos significativos para las mujeres sean los familiares. Desde ese lugar, creo que la amistad tiene un valor afectivo muy nutritivo para la vida de las mujeres y también político porque va más allá de la familia, nos invita a pensar las relaciones humanas, pensar que podemos hacer comunidad con otros que no son nuestra familia”, dice Cedrón.

El lugar del arte

“No pensamos en el arte con mayúsculas, sino como derecho, como una búsqueda humana fundamental para todos”, y desde ahí deciden encontrarse, explican desde la coordinación de Encuentro de Lilas, mujeres en libertad. En este sentido, problematizan en relación al derecho a la belleza que pareciera ser exclusivo de ciertos sectores y espacios institucionalizados para la circulación de los bienes y eventos culturales. 

La vivencia de experiencias creativas, artísticas, amplían nuestras potencialidades como sujetxs deseantes. En relación a esto, desde Encuentro de Lilas dicen: “Partimos de la idea de que el arte es para todes, que no es un privilegio de algunos sectores sociales o las prácticas que se generan por autorizades que provienen de la academia. Entendemos a los procesos artísticos como formas de reflexión creativas sobre nosotres, los otros y el mundo, como una manera de decir, de transformar, de buscar belleza aun en contextos de máxima complejidad y sufrimiento humano, como una forma de desarmarlo todo, como una manera de inventar otro mundo”.

Las experiencias artísticas en torno a la literatura y escritura dan la oportunidad de decir con voz propia, un voz que también es colectiva subjetivando procesos con perspectiva de género, construyendo relatos en primera persona y promoviendo el despliegue de procesos creativos y la posibilidad de encuentro en lo comunitario.

Habitar el espacio público, salir de la casa, conquistar derechos

La recuperación del placer, la libertad y las autonomías son centrales en la salud y en la consecución de los derechos de las mujeres. 

Participar en la vida pública es un derecho de todas las personas aunque, como dice Cedrón, “habitar el espacio público, algo que puede parecer para nosotras tan obvio, pero que constato que salir de la casa continúa siendo algo revolucionario para las mujeres”. 

Los espacios de encuentro de feminidades representan, además del encuentro en sí mismo, un «salir de la casa» como oportunidad para el contacto social, para la experiencia de la vivencia comunitaria y la ampliación del mundo relacional. Son refugios de una sociedad que vulnera nuestros derechos. “El empoderamiento, la conciencia de género, la conquista de las autonomías y la recuperación de la esperanza, la alegría, el bienestar y el placer son algunos de los horizontes de los grupos de mujeres y son centrales en la salud en sus dimensiones psicosociales”, comparten desde la coordinación de las Lilas.

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Mujeres una vez más resistiendo a miles, en círculo, desde las artes, con palabras poéticas como aliadas, con sus capelinas de colores. Con las muñecas narradoras, llenas de detalles, hechas a mano, como ejercicio en donde lo importante es estar con otras, como una manera de encontrarse en una otra y saberse más, saberse mejor, saberse fuertes y en colectivo.

“Creemos que la creatividad, el arte, son maneras de vivir no resignadas, ensayos de un mejor vivir, maneras de hacer con otres desde la potencia humana y no desde la dependencia o la precariedad”, dicen desde Encuentro de Lilas. 

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta.

Palabras claves: Encuentro de Lilas, feminismo

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