Reparar las cosas

Reparar las cosas
31 diciembre, 2021 por Redacción La tinta

Dolores Etchecopar es poeta, nacida en Buenos Aires el 4 de julio de 1956. Cursó estudios de Filosofía en la Universidad de Ginebra, Suiza. Actualmente, reside en Argentina. Se dedica a la práctica literaria y a la investigación poética. Su obra literaria está contenida en las publicaciones «Su voz es la mía» (1982), «La tañedora» (1984), «El atavío» (1985),»Notas Salvajes» (1989) y «Canción del Precipicio» (1994).

Por Dolores Etchecopar

Internada en la unidad coronaria del Sanatorio Allende de Córdoba (sanatorio que a esta altura es mi segunda casa) por un episodio cardíaco que todavía no sabemos a qué se debió, pero probablemente al peso del año todo junto en el pecho.

La arritmia ya cedió, ahora espero el alta.

Pasé la noche sola (aquí no se puede tener compañía y sin dudas eso es lo más aterrador), pero rodeada de enfermeras y médicos que me dieron la tranquilidad que sola no podía darme a mí misma (tantos años de escuchar enseñanzas budistas, Claudia, y a la hora de la verdad no hay nada de maestría ni de elegancia en tu modo de afrontar la adversidad).

Y mientras por supuesto no podía dormir, pensé (por enésima vez en estos dos años) en que lo único que realmente me importa de la vida es dar y recibir amor, y que no hay talento ni gracia ni belleza que sean más importantes que la capacidad humana para la bondad y la compasión.

En esas cosas pensaba, y en cómo hacer de mi vida una fuerza vital, en cómo mejorar aunque sea mínimamente el recorrido de las personas que toco al pasar, de mis compañerxs de viaje.

En cómo hacer que ese contacto sea hospitalario, que los haga sentirse en casa. Debe ser que cuando se te afecta el corazón, algo distinto pasa que no pasa con otras partes del cuerpo.

Es como si saliera una tristeza muy vieja. Muy vieja.

Y un miedo cerval, atávico.

Pero por sobre todo, un deseo de vivir igual de viejo, mucho más fuerte.

Será hora de escuchar a ese deseo, aunque los dolores (y las mañas, los vicios que aprendimos temprano y nos negamos a abandonar) nos empujen para hacernos ir en su dirección: odio, destrucción, más daño, más daño, más daño.

Yo paso, me quedo acá al costado reparando las cosas que llevan años quebradas, partidas, rotas. Y que no tengo ninguna duda de que se pueden arreglar.

*Por Dolores Etchecopar / Imagen de portada: La tinta.

Palabras claves: Dolores Etchecopar

Compartir: