Les poetas recomiendan: la grasa y el deseo

Les poetas recomiendan: la grasa y el deseo
22 octubre, 2021 por Redacción La tinta

Una poeta recomienda a otra poeta. Hoy, la Gorda Poeta nos adentra en la poesía de Marianela Saavedra, palabras urgentes y necesarias desde los pliegues de la piel. Contra los discursos odiantes, versos grasosos y deseantes, bebis. 

Por La Gorda Poeta para La tinta

¿Quién te enseñó que grasa y deseo no se podían poner en la misma oración?”, decía el primer poema que leí de ella, al menos, del que tengo registro en mi memoria. Marianela Saavedra fue para mí una revolución. En dos sentidos bien marcados: empezar a poner grasa y deseo en la misma oración, y entender que, de la mierda, podía sacar arte.

La gorda poeta un poco existe gracias a Marianela. Leerla fue descubrir que podía, con la grasa, con el asco ajeno, con el miedo y con la rabia, hacer poesía. Pero leerla, también, fue comprender, como en una epifanía, que podía ser deseada. Que tenía derecho a ser deseada. ¿Cómo no me van a marcar sus palabras si supieron hacerme mirar el espejo con deseo?

No dudé ni un momento cuando me propusieron escribir esto. Tenía que escribir sobre ella. Pocas veces podemos escribir sobre las personas que admiramos y que ellas puedan, efectivamente, leernos y saber de nuestra admiración.

“Me besa la panza y me dice que mi panza le gusta”, por ese poema y por un par de fotos, a Marianela le cerraron las cuentas de sus redes sociales. “Se hunden, se hunden, mis carnes blandas parecen no tener tope y yo miro nada en la nada, rebota mi inmenso culo en su vientre y yo le pido ‘perdón’”, sigue el poema, hundiéndose en la grasa como esos dedos, escarbando memorias propias, reviviendo noches de pedir un innecesario “perdón”. Recuerdo cuando lo leí por primera vez, el flash inmediato de encontrarme en esos versos. 

El éxtasis de descubrir que alguien hablaba sobre de lo que nadie era capaz de hablar (mucho menos, de hacer poesía). Y así, como a mí, moviliza a muches. Por eso la censura, por eso el intento -fallido- de hacer desaparecer lo que incomoda. Pero la poesía de Marianela resiste, se cuela por los rincones, se repite de boca en boca, se comparte, se lee en voz alta como un himno o a solas, con lágrimas, como una promesa.

Quienes la leyeron, estarán de acuerdo conmigo; quienes aún no, vayan a buscarla y entenderán. Para mí, Marianela escribe con jirones de su cuerpo. Escribe desde el interior de la carne, con el corazón chorreando sangre sobre la mesa y una granada en la mano. «Me rompí o debería decir ‘me rompieron’; las ausencias de mi padre y las presencias negligentes, la pobreza que nunca me daba zapatos nuevos (…) las manos del amante que me ahorcaba contra la pared, las veces que la panza me dolió de hambre, las veces que el hambre me daba vergüenza, las veces que la panza me dolió de miedo, las veces que el miedo me dejó muda”. ¿Lo ven? La sangre y la granada, esa que nos explota en la cara cuando la leemos. No podés hacer nada para evitarlo. Así escribe, así hay que leerla.

Repito: para mí, Marianela Saavedra fue una revolución y sus poesías han sido las armas con las que muches libramos batallas. El arte de Marianela es el arte que mueve y cambia el mundo. Y no es una pavada ni una exageración ni la sentencia de una fan enamorada, se los prometo.

Estoy esperando, como niñe que espera ilusionade la Navidad, encontrarme con su último libro “Poesía gorda”. Recorrer las páginas, consultarlo como una devota consulta su biblia en busca de caminos y respuestas. Quiero llenar mi biblioteca con sus libros, regalarlos, leerlos en las aulas, sembrarlos por ahí. Es que son tan necesarios.

Cierro con un fragmento de un poema que, si no fuera tan débil para el dolor, me lo taturaría: “Lo siento si no pensé, si no dije, si no escribí, si no fui lo que esperabas, lo que querías, pero yo soy una obrera de la palabra, que escribe poesía, la diplomacia no es mi género y puedo convivir con las decepciones”.

*Por La Gorda Poeta para La tinta / Imagen de portada: Sudestada.

Palabras claves: cordoba, Marianela Saavedra, poesía

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