La Delio Valdez: «Acá nadie se quedó atrás»

La Delio Valdez: «Acá nadie se quedó atrás»
21 septiembre, 2021 por Gilda

En pleno lanzamiento del disco y en medio de la gira por el país, la orquesta de cumbia detalla las ventajas del cooperativismo, los desafíos de producir un álbum en pandemia y la búsqueda constante por mejorar la experiencia del público. 

Por ANSOL

Lleva doce años de existencia, tres discos de estudio y más de cien shows como promedio anual: la Delio Valdez, la orquesta de cumbia argentina que oficializó su matriculación en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) en 2019, está en pleno lanzamiento de su nuevo álbum de estudio, El tiempo y la serenata.

Son quince integrantes en la cooperativa, así como en la banda, y su organización, como explica en diálogo con ANSOL Manuel Cibrián, vocalista y guitarrista, fue colectiva desde el primer momento: “Cooperativa fuimos desde el minuto cero, en 2010, pero era de palabra. Dijimos: ‘Che, vamos a hacer una cooperativa’ y nos basamos en orquestas viejas de tango que también se manejaban de esa forma. Nadie tenía muy en claro qué era, pero sabíamos que era poner el pecho todos de la misma manera, siempre apoyar al compañero y laburar en red”.

Nadie se salva solo

“Nos hicimos cooperativa buscando la horizontalidad, que no hubiera jerarquías dentro de la banda”, asegura Pedro Rodríguez, vocalista y percusionista de la Delio. Dentro de la lógica cooperativista que aplica la banda en cada aspecto de su trabajo, desde la creación musical hasta la venta del merchandising, los integrantes de la Delio Valdez se reúnen semanalmente en las asambleas.

Al respecto, Cibrián agregó cómo funcionan las asambleas y los espacios dentro de la banda: “Nos juntamos todas las semanas, levantamos la mano, todo es más lento porque cada decisión tarda mucho en llegar a flote, pasa por muchos filtros de asamblea. Pero nos fuimos acostumbrando porque es una forma más sana. Sos responsable de tus errores y también de tus aciertos. Nadie te puede soltar la mano, solamente la gente, pero no estás asociado a un sello o discográfica que te suelta la mano un día y cagaste”.

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Para la Delio, el trabajo independiente y cooperativo es fundamental en la toma de decisiones de la banda: “Laburar como cooperativa te da el beneficio de que cualquier decisión que tomes la podés hacer. Puede salir bien, mal, más o menos, pero la decisión es tomada entre todos y es avalada por los 15 miembros que somos en la cooperativa”.

El cooperativismo es una construcción constante

Además, Cibrián reflexiona sobre el proceso de formación persistente del trabajo cooperativo: “Es un ejercicio, vamos aprendiendo en cada asamblea a escuchar, a amigarse un poco con la frustración de tener una idea y que no se lleve a cabo porque el grupo así lo decide. A veces quedarse callado es una buena idea. Cada uno va aprendiendo, al principio, no lo sabíamos y todos éramos muy verborrágicos, ahora sabemos que también se trata de alejarse un poco y escuchar al compañero. Eso se va aprendiendo”.

En relación a la experiencia pandémica y el trabajo asociativo, Manuel detalla el beneficio que les generó ese tipo de organización: «Estuvimos muchos años trabajando para la cooperativa y, durante la pandemia, fue la cooperativa la que nos empezó a devolver ese esfuerzo en un momento en que no había laburo. Fue algo realmente increíble y nos empezamos a dar cuenta del poder que tiene, porque muchas veces vos vas con la cabeza así como un burro ‘adelante, adelante’ y de repente se corta el laburo y vos tenés una estructura que armaste durante muchos años, y que es la que te va a permitir sobrevivir nueve meses sin laburar. Acá nadie quedó atrás, viste, o nos quedamos todos atrás o nada, nadie se salva solo”. “Esto es un buque, no hay salvavidas, si se tira uno, se hunde”, dice Rodríguez.

Del escenario al diván

A lo largo de la entrevista, los integrantes detallaron su historia como banda, el sentido de pertenencia del grupo y cómo trabajar para mejorarlo. Sobre este último punto, relataron la experiencia de hacer terapia grupal: “Buscamos lugares donde la comunicación se abra un poco más, poder decir las cosas, lo que a uno le gusta y lo que no, encontrar un lugar para hablar desde lo que a uno le pasa y encontrar una armonía de saber cómo nos tenemos que hablar”.

Para los integrantes de la banda, fue un proceso fundamental en la conformación de la banda como una familia. Al respecto, Pedro Rodríguez detalló: “Después de la terapia, fue un antes y un después, porque nos dimos cuenta de un montón de cosas, de dónde teníamos puesta la cabeza, qué era lo que teníamos que hacer, qué era lo que no. No por una decisión egoísta, sino por un bien común”.

En este sentido, desde la Delio, la integración, los consensos y la pertenencia son pilares que conforman a la banda como un grupo humano y le proporcionan su impronta propia a la industria musical desde otro lugar: “El asunto es ser consciente de que, al ser un grupo tan grande, hay que laburar al grupo, es imposible que las cosas salgan bien sin el laburo humano, somos una familia”, comentó el vocalista.

De la nada a la gloria 

La historia de la banda está atravesada por el crecimiento de su público y, asimismo, la constante búsqueda de perfeccionar la puesta en escena, el incremento en el alcance durante los últimos dos años fue fundamental: “Al principio, no iban ni 50 personas, después fueron 100, después 500 y ahora estamos tocando para tres mil personas”, declaran.

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A esta dimensión de público, se suma el perfeccionamiento de la banda en la búsqueda musical y escénica: “Ahora hay que sostenerlo, siempre buscamos mejorar la experiencia de la gente, buscando que a un show de la Delio no te lo olvides más. Es jodido mantenerlo, pero ahí estamos”, detalló Cibrián.

Con sus constantes esfuerzos y dedicación por el crecimiento y sentimiento hacia su público, la Delio suma un nuevo disco, El Tiempo y la Serenata, un álbum que lleva como impronta las emociones y sensaciones de los músicos en este contexto pandémico: “Es algo melancólico, con un poco de esperanza y eso tiene mucha fuerza”.

Toda la construcción de este nuevo disco se desarrolló durante el 2020 a través de la virtualidad y en la búsqueda constante de nuevos ánimos para seguir en pie: “Los martes asamblea y los miércoles juntada por el disco. Nos íbamos sosteniendo entre todos y el único fin que teníamos en la cabeza y nos mantenía en pie era hacer esas canciones”, relató el vocalista.

De esta manera, El Tiempo y La Serenata contenía una búsqueda específica distinta a su anteúltimo disco, Sonido Subtropical, publicado tres años atrás. Para Pedro Rodríguez, el último álbum fue “una búsqueda más lírica y melódica, con otras búsquedas, ver de qué otra forma podemos tocar la cumbia”. «Así que te despertabas a la mañana, intentabas mejorar la canción, hacer la melodía, darla vuelta. Así fue el año pasado, con esa esperanza, ese fin. Así, en abril salió el disco y ahora ya estamos saliendo a tocarlo, es un poco eso: reflexión e introspección que salieron en las canciones”, concluye Cibrián.

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*Por ANSOL.

Palabras claves: cooperativismo, La Delio Valdez, Música

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