La comunidad construye su propia red

La comunidad construye su propia red
Anabella Antonelli
28 septiembre, 2021 por Anabella Antonelli

La Asamblea de Campo de la Ribera, en la ciudad de Córdoba, construye autonomía en el territorio digital, impulsando su propia red libre y comunitaria de internet. Ante la precariedad del acceso, profundizado en la pandemia, les vecines apuestan a la soberanía digital y tecnológica. Lanzaron una campaña de donaciones para la compra de equipos.

Por Anabella Antonelli para La tinta

Escolaridad remota, apoyo escolar virtual, un solo teléfono para varias personas, desgaste de los escasos aparatos tecnológicos, trámites online, turnos en el sistema de salud para atención, vacunación, fichas médicas de niñes, inscripción al paicor, acompañamiento remoto de promotoras de salud o en situaciones de violencia. En este año y medio pandémico nuestras vidas quedaron mediadas fuertemente por la conexión a internet. Podemos agregar cuestiones recreativas, comunicación entre familias y amigues, coordinación de actividades colectivas, y la lista sigue.

Para las grandes mayorías la vida virtual sin escalas significó más exclusión. Ante esto, en el campo y la ciudad, les habitantes buscan estrategias comunitarias redoblando la apuesta: no se trata solo de conectar nueves consumidores de internet, sino de apropiarse de la tecnología y tomar decisiones sobre la red según las necesidades y deseos de la comunidad.

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(Imagen: Asamblea Campo de la Ribera)

En el sudeste de la ciudad de Córdoba, donde el Río Suquía se encuentra con circunvalación, están Campo de la Ribera y Villa Inés, dos barriadas con una larga historia de organización ante las necesidades, urgencias y deseos de la comunidad. Jueves de por medio, les vecines nucleades en el Encuentro de Organizaciones se reúnen, debaten y hacen andar copas de leche, comedores, apoyos escolares, espacios recreativos para niñes y jóvenes, círculos de acompañamiento entre mujeres y disidencias, espacios de promoción de la salud, cuadrillas y cooperativas de trabajo. Hace dos años, surfeando el desencuentro pandémico, construyen también un espacio de apropiación y construcción tecnológica y digital.

Hay mundo digital más allá de las empresas

Los barrios populares de las ciudades son como islas donde la conectividad no se garantiza. El acceso a internet y a las tecnologías digitales y de comunicación en los barrios populares, queda a cargo de empresas privadas de internet o telefonía. En Campo de la Ribera y Villa Inés solo una empresa tiene cobertura wifi en el barrio, “pero durante mucho tiempo no todas las casas podían recibir, porque la altura del terreno o los árboles hacían difícil que llegara la señal, o por las características de las construcciones no se podían instalar las antenas”, explican. Los paquetes de datos de las empresas de telefonía es la forma más usual y extendida, pero es un servicio sumamente costoso y rinde muy poco.

“Esta exclusión es una dimensión más de las múltiples tramas de precariedad histórica que los gobiernos y el mercado nos imponen. Nuestra situación socioeconómica no nos permite pagar los precios que las empresas estipulan, nuestros territorios no son rentables para los proveedores comerciales, donde la lógica es extraer la máxima ganancia”, explican les vecines. Sin embargo, la infraestructura de acceso a internet está cerca, en el barrio de al lado, por lo que no sería costoso extenderlas, “con estímulo del Estado llegarían a nuestros territorios, pero aun así, garantizar este derecho no ha sido nunca una prioridad”, señalan.

Conexión y apropiación

En lugar de esperar lo que tarda o no llega, les vecines se ponen en movimiento. Así crearon todos los espacios comunitarios del barrio, ¿por qué no podrían construir, entonces, su propia red de internet? “La organización comunitaria ha sido y es nuestra estrategia de resistencia frente a las desigualdades, para encontrar soluciones que no llegan desde el Estado y mucho menos desde el mercado o las empresas. Al contrario, en  nuestros territorios muchas veces son esos actores justamente los que producen y reproducen las desigualdades, las exclusiones, los que posponen nuestros derechos”, explican desde la asamblea, valorando la construcción colectiva que potencia y complementa saberes. 

La construcción de esta red implica que su propiedad queda en la comunidad, que es la que lleva adelante el despliegue de la red y su mantenimiento. La decisión sobre la gestión de la red abre un camino de autonomía pensando la tecnología como vínculo y no como un artefacto externo. Además permiten la formación en los aspectos técnicos necesarios produciendo conocimiento local, pudiendo generar nuevos espacios de trabajo o recreativos, pensando la producción de contenidos propios.

No se trata sólo de poder decidir conectarse o no, también significa elegir y decidir cómo hacerlo y para qué. No hay neutralidad en las tecnologías, y es un territorio que habitamos cada vez más en nuestro cotidiano. “Es fundamental tener una alternativa de producción y gestión comunitaria para construir nuestras herramientas de acuerdo a las necesidades locales y con nuestros intereses como comunidad” -explican- “Podemos pensar el vínculo tecnológico desde un lugar de compromiso y responsabilidad, que nos permita dar soluciones propias a la brecha tecnológica y digital que se ha generado con el modelo de acceso individualista y de lucro que predomina”.

Desde 2019 algunas personas de la asamblea recuperaron computadoras usadas, les instalaron software libre y las pusieron a disposición para uso colectivo del espacio. Con la excusa de registrar las tareas administrativas, socializaron conocimiento sobre el uso de planillas de cálculo y procesadores de texto. “Era la primera vez que usaba una computadora y nos pusimos a hacer excel de los gastos. Aprendí cómo cargarlos para que quedaran registrados. Yo no sabía cómo usar una computadora, re hermoso fue ese día me acuerdo”, cuenta una vecina.

Realizaron encuentros de aprendizaje sobre el hardware y software, que se vieron trastocados por la pandemia, “pero que son pequeñas experiencias en el desarrollo de una escuelita de tecnologías en el barrio”, proyectan.

Redes para desarrollar redes

Esta experiencia se trama en un extenso tejido de territorios que vienen ensayando redes libres en el campo y la ciudad. En noviembre de 2019 se realizó la primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC), que reunió a una diversidad de comunidades y experiencias del país y fue fundamental para articularlas entre sí y con el Estado Nacional. Junto a la Subdirección de Proyectos Especiales dependiente de la Dirección de Fomento y Desarrollo del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), en el año 2020 lanzaron el Programa de Conectividad para Barrios Populares registrados en el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), dirigido al desarrollo de infraestructura para internet para el despliegue de redes comunitarias en estos territorios.

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(Imagen: Asamblea Campo de la Ribera)

Para las vecinas, se trata de un paso en el reconocimiento de las soluciones comunitarias que se llevan adelante, aunque presenta obstáculos importantes de reveer. Por un lado, uno de los requerimientos es disponer de garantías emitidas por entidades como bancos y aseguradoras a redes comunitarias gestionadas por asociaciones civiles, asambleas o cooperativas sin fines de lucro, algo muy difícil de conseguir. Por otro lado, las licencias para redes comunitarias son necesarias para la aprobación del proyecto, pero hay grandes demoras al momento de otorgarlas.

“Estas oportunidades son importantes porque se abre la posibilidad de que en el territorio digital puedan convivir distintas posibilidades de acceso, gestión y producción de la conectividad que constituye un derecho humano básico. Esperamos que las políticas públicas prioricen el trabajo y las iniciativas que la comunidad local organizada propone y que no se excluyan aquellas iniciativas con menos recursos”, señalan. 

En marzo de este año la Asamblea Campo de la Ribera presentó su propio proyecto al Programa de Conectividad, que está siendo evaluado. De aprobarse, garantizarían 170 accesos en la zona, lo que transformaría la realidad local. Mientras tanto no se quedan quietas. Lanzaron una campaña de donaciones para un despliegue en pequeña escala. Piensan instalar dos nodos de la red comunitaria que sueñan. “Con la campaña estimamos comprar dos Libre Router, caños para montar las antenas, cables UTP, herramientas y otras cosas para ganar experiencia”, concluyen.

*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Asamblea de Campo de la Ribera.

Palabras claves: Asamblea de Campo de la Ribera, Campo de la Ribera, cordoba, Internet

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