Tú que me narras, tú que me cuidas, tú que me relatas
Los ahogados es un cuento de María Teresa Andruetto que el grupo Teatro de Ilusiones Animadas pone en escena utilizando objetos como parte de la narrativa. Nos sitúan en un tiempo compartido: 45 años de luchas por la Verdad, la Memoria y la Justicia. En el teatro La Chacarita, nos sentamos ante la historia, una pareja y su bebé que huyen de la persecución política de la última dictadura cívico, eclesial y militar. El narrador nos conduce como cuando niñ*s frente al impacto de lo escénico, suaviza con todo su cuerpo y objetos, palabras, luces, sonidos e ilusiones un tiempo de desposesiones y violencia feroz. Nos relata desde la ternura de quien nos crea un mundo para sanar colectivamente las heridas compartidas del pueblo.
Por Noe Gall para La tinta
“Ella tuvo un impulso,
apenas un movimiento del cuerpo,
un temblor,
pero él la sostuvo y siguieron”.
Fragmento Los Ahogados de Teresa Andruetto
Fui a La Chacarita, sala de teatro a unas cuadras del barrio Pueyrredón en el que nací, un azul hipnótico y plantas selváticas custodian el ingreso a la función. Llego justo, me siento en el lugar asignado y, delante de mí, reconozco el perfil de María Teresa Andruetto, la autora estaba presente y supe que su presencia no iba a pasar desapercibida ante el acontecimiento escénico que allí nos convocaba. Su contorno era parte de la escena. Conmovida y atravesada por el juego propuesto, escribo.
La obra está realizada por el grupo Teatro de Ilusiones Animadas, integrado por Carlos Piñero, Santiago San Paulo, Sofia Piñero Gallo, con quienes conversé. En el teatro de ilusiones, los objetos tienen una presencia primordial, en esta obra, me atrevo a decir que son los protagonistas, junto a Santiago. Lo animado y lo inanimado se entrelazan para borrar las jerarquías entre lo vivo y lo muerto, desplazar sus fronteras y crear ilusiones, metáforas, universos afectivos, magia.
“El mundo de las formas animadas es un universo que nos gusta nombrarlo así: donde están los títeres y los objetos. Los títeres tienen muchísimas técnicas, a nosotros nos gusta trabajar el títere de guante, cuya técnica es la más popular en Latinoamérica, pero también venimos trabajando el mundo de los objetos desde hace muchos años. En ese contexto de lo animado y lo inanimado es que proponemos un repertorio de diversos autores y autoras, está Cortázar, Kafka, Andruetto y, en ese universo, aparecen los objetos que nos dan un permiso metafórico de representación, me animaría a decir, de presentación”, sostiene Carlos Piñera, el director de la obra.
Ventiladores, altos, pequeños, gordos, son los que primero captan tu atención, sobre todo, uno, no para de moverse, un Quijote que pelea con molinos, una historia que pelea con dinosaurios. Los objetos se presentan durante toda la obra y cobran vida a medida que Santiago, el actor, interacciona con ellos, los hace aparecer, hablar. Una jarra de agua se distingue por su fragilidad, un bollo de papel se hunde en ella como un cuerpo. Hay una curaduría estética de los objetos en la escena, todos refieren a un tiempo, a una época de nuestro país en un lugar ambiguo: de quien observa una caja de galletas oxidada con ternura por la reminiscencia de ir al almacén a que te den galletas sueltas y, a la vez, el horror del que fuera testigo esa caja.
Los objetos no solo significan lo que son, sino que traen sus posibilidades, hélices, catástrofes, arena, viento, el miedo. Continúa Carlos: “Largamos desde el mundo de las formas, los títeres, los objetos, la literatura, el cuerpo, el actor y su voz. En ese collage, intentamos hacer un trabajo que se acerque al público, siguiendo el lineamiento estético e ideológico que propone María Teresa Andruetto con Los ahogados y con el desafío de que sea letra por letra”. ¿Cómo se pone en escena un texto letra por letra, que much*s lector*s conocemos, sin perder la ilusión? La relación entre los objetos, el texto y la voz del narrad*r generan teatralidad, acontecimiento, crean y recrean nuevos sentidos, realzan otros y mantienen un pacto con la autora y con la historia. Teresa sentada recta con una leve inclinación hacia adelante, mirando atenta la escena, asintiendo con un movimiento de cabeza ante algunos textos o ante la escena. ¿Habrá reconocido sus palabras? ¿Su voz? ¿O se arrojó al juego teatral y asiente ante la poética de ilusiones que le da ánima a su historia?
“Dentro del agua no se escuchan gritos ni se ven gestos,
es como si ya se estuviera ahogado;
¡Aguantá que podés!”.
Fragmento Los Ahogados de Teresa Andruetto
Cada disciplina tiene sus discusiones históricas y el teatro no está exento de ellas, hay con el texto para la escena una tensión constante, una sospecha de totalización, una vigilancia, de que este sea un elemento más de la escena y no La escena en sí misma. Sin embargo, en esta obra, el texto tiene una presencia particular que posibilita un doble lugar; por un lado, la escena es el texto de Andruetto y, por el otro, es la teatralidad que se genera en escena con cada imagen. Convive en esa tensión que l*s teatrer*s sabemos reconocer. Mis lugares de habla son muchos, la teoría es una, pero esa que no está encerrada en las academias, sino la que quiere compartirse, como quien trae una caja de juguetes para crear.
Hay una noción que nos invita a naufragar en esta relación entre texto y escena, la de Narraturgia, es una categoría que se le atribuye a Sanchís Sinisterra, pensador teatral que, lejos de querer conceptualizar, explica que la noción nació probablemente en algún seminario donde intentaba dar cuenta de las permeables fronteras entre dramaturgia y narrativa. Cuando vi Los ahogados, pensé en la Narraturgia que habían construido y, luego, conversando con el elenco, Santi me dijo: “Las decisiones para armar la dramaturgia fueron realizadas en escena”. Y allí reparé en el hecho de que ellos no convirtieron el texto narrativo en texto dramático, sino que la dramaturgia le pertenece a los objetos y sus usos, a la teatralidad que acontece en la escena.
Entonces, ¿estamos ante una narraturgia de objetos? Pero, ¿quién narra?, si la narradora está sentada viendo la función y al texto no lo volvieron guion, quién es esa persona que nos sumerge en este mundo. En este teatro de ilusiones, la pregunta por el quién es inútil, en tanto se resiste a las formas convencionales de analizar o descifrar la escena, y nos envuelve en el mundo que nos presenta. El narrador hace que los personajes del cuento vayan y vengan de su mano y de la mano de los objetos. “La voz del narrador nos permite el distanciamiento, lo hace popular, es un lugar de descanso que nos conecta. Recordar que estás contando”, concluye Santiago.
Me interesa desandar cómo entra el cuerpo en escena y las ilusiones que aparecen a través del movimiento. Para el director, María Teresa Andruetto acerca un concepto, el de pirueta, ese salto con el cuerpo que lo cautivó y le permitió articular el mundo de las formas animadas, a través de una pirueta aparece el ser humane, donde aparece el actor-actriz, en este caso, Santiago. “Las posibilidades del cuerpo, si lo consideramos fragmentariamente como objetos o partes de un todo, nos permite trabajar metafóricamente, más allá de que un actor que representa un personaje. Y eso en sí mismo también funciona metafóricamente, ¿no?”. “Es una fusión de tantas cosas, de tantos lenguajes, muchas experiencias que trae Santi, que trae el Carlos, que traigo yo. Estudiamos mucho el gesto, ¿será teatro gestual? Ahí está lo no lingüístico, lo no literario”, concluye Sofi.
Me preparo, me van contar un cuento, me permito volver a ese lugar infante y popular, el del relato oral, de los juglares, ese mundo de los narradores que nos presentan un universo sin representarlo. Una narraturgia de la ilusión. Termina la función y la narradora se arroja al escenario, entre los aplausos y las lágrimas, a contener al narrador. En un gesto de espontaneidad y gratitud enorme, la Tere se funde en un abrazo largo y sostenido con el Santi. Tú que me narras, tu que me cuidas, tú que me relatas.
Quedan dos funciones en Córdoba, este viernes 24 y sábado 25 de septiembre en la Chacarita, no dejen pasar esta oportunidad de dejarse ilusionar por la narraturgia de los objetos, por lo inasible del teatro y por la sensibilidad ante la historia.
Actor: Santiago San Paulo
Dirección: Carlos Piñero
Asistencia en Dirección: Sofía Piñero Gallo
Escenografía: Diego Trejo
Música original: Cruz Zorrilla
Fotografía: Santiago Rocchetti
Video y trailer: Surcos del viento.
Diseño gráfico: Dany Spitale.
Prensa y comunicación: Julieta Bringas
Producción: Teatro de Ilusiones Animadas
*Por Noe Gall para La tinta / Imagen de portada: Santiago Rochetti.