El misterio de la piel

El misterio de la piel
2 septiembre, 2021 por Redacción La tinta

Kenny Lemes es un fotógrafo cubano con base en Buenos Aires que, en su trabajo, retrata a personas disidentes, logrando capturar, desde un lugar empático y amoroso, el mundo de cada unx de ellxs. Hoy, a las 19 horas, estará inaugurando su primera muestra individual en nuestra ciudad, en el Centro Cultural España Córdoba. Invitado por Torceduras & Bifurcaciones, Lemes mostrará Singular fosforescencia, una serie de diez fotografías en gran formato. Además, el artista viene estrenando galardón, dado que fue recientemente seleccionado en la 109º edición del Salón Nacional de Artes Visuales.

Por Fernando Bordón para La tinta

El retrato es el género de la fotografía donde más se pone en evidencia el vínculo entre las dos personas que están siendo parte de ese instante decisivo. Puede hacerse con las urgencias de las agendas y quedarse solo en la superficie, también puede profundizarse más y explorar en las diferentes aristas de la personalidad de lx retratadx. O ir más allá y hacer de ese instante decisivo no solo un hecho técnico, sino artístico y político; construir con ese encuentro estéticas que cuestionen los sentidos comunes que propone el campo del arte y la sociedad.

Las fotografías de Kenny Lemes están constituidas por capas narrativas de estéticas, políticas, encuentros y amor. Sin dudas, en las imágenes, se percibe que el fotógrafo realiza una construcción de sentido con lx otrx. Toda esa alquimia genera imágenes que atrapan a lx espectadorx desde todos los sentidos.

Trabajo para que mis fotos no sean olvidables, que no se sientan como esas fotos que uno pasa casi sin mirar en el celular. No siempre lo logro, pero mi intención es que detengan al que mira. Que uno se tenga que parar, que se incline, que mire más de cerca, que lea lo que dicen los tatuajes, que se sienta interpelado con los cuerpos, con sus marcas, que se pregunte por sus cicatrices. Y ojalá que también se las lleven en la cabeza a sus casas y sigan pensando en ellas”, describió Kenny acerca de cómo construye sus fotografías.

En un presente donde las imágenes son casi un alimento diario y cualquier cosa que suceda en cualquier parte del mundo llega a nuestras manos a través de los teléfonos celulares, Kenny apuesta a la potencia de la obra única. A construir en esas imágenes un corpus de sentido para que lx espectadorx vaya descubriendo y dialogue con eso.

Entonces, aquí surge la inquietud en cómo llegar a ese encuentro y cómo conectar con la persona retratada. Ante esta pregunta, Kenny responde: “No tengo ningún interés en hacer fotos bonitas de gente bonita, creo que ya se ha hecho hasta el hartazgo y ya hay gente que las hace y muy bien. En mi caso, prefiero alejarme del centro y meterme más sobre los bordes, ver qué hay ahí. Me interesan mucho las personas que rompen con las normas de la belleza, que proponen otros discursos y lo hacen a conciencia, orgullosas y sin miedo. Busco personas en las que percibo cargas o posibilidades narrativas. Que cargan con cosas que decir o historias que contar. Ya sea en las marcas de su cuerpo, sus tatuajes, los lugares en los que viven”.

Sobre ese concepto, agrega que “hay una idea que leí una vez y que me parece que lo sintetiza todo. ‘El misterio no es lo de adentro, el misterio de la gente está en la piel’. En la piel como quien dice, en el exterior, en su apariencia, en sus máscaras. Adentro, todos somos más o menos parecidos. Por fuera, somos universalmente diferentes”. Sin duda, lo que el artista pone en relieve en su obra es que somos construcciones, de todo aquello que nos pasó, lo que hicimos, lo que nos hicieron, nuestras alegrías, nuestras tristezas, nuestras luchas, son marcas en nuestras superficies, pero que hablan de nuestro interior. Como las flores que muestran sus hojas coloridas en la superficie, pero que tienen raíces profundas.

Nuevos mundos empáticos

Kenny cuenta que su acercamiento al arte fue, en principio, a través de la escritura y que, en ese fluir de la creación, lo llevó hacia la imagen. Además, dice que el escribir, hoy en día, también lo ayuda en su proceso creativo.

Escribir y hacer fotografía (la creación artística en general) es habilitar mundos. Cuando la imagen es nueva, el mundo es nuevo”, afirma sobre cómo interpreta el proceso creativo.

Esa forma de relacionarse con el desarrollo de la obra implica una demanda de energía porque no solo es lo técnico, sino que bucea en las profundas mareas del universo de lx otrx. Sin dejar de lado lo propio para terminar encontrándose en esa construcción entre dos, lo que plantea la duda de cómo percatarse o sentir que ya ha encontrado la fotografía que buscaba.

Me ha pasado a veces de arrancar y que la segunda sea LA foto, pero eso es medio milagroso. La realidad es que siempre son las últimas que uno saca. Porque cuando arrancás, la otra persona está fría, no tenemos muy claro el camino, capaz que sí la idea, pero no el camino. El cansancio un poco ‘abre’ ciertas puertas, destraba cosas. La gente siempre lleva filtros. Ni hablar de las cosas que uno encuentra cuando llega a las casas, que no tenía en cuenta antes cuando armaba la foto en la cabeza. Por eso, prefiero, dentro de lo ideal, ir a las casas. Porque siempre algo en los espacios personales resuena con gran fuerza y se termina colando en la foto (a propósito o sin querer). Un póster, medicamentos, un nebulizador, la pared, etc.”, describe sobre ese momento.

En su historia, muchas veces la fotografía ha cargado con ese trato cosificador hacia lx otrx-fotografiadx, grandes autores han alimentado esa tradición, tanto con la excusa antropológica hasta con el uso comercial de lxs cuerpxs en la fotografía de moda. La obra de Kenny se coloca en las antípodas de estos abordajes, en ellas, traspasa y se percibe la empatía y el cariño con las que se realizan.

Ante esta descripción de su trabajo, él reflexiona que “cuando Elian (Chali) me invitó a realizar la muestra en el Centro Cultural España, una de las cosas que me dijo fue que era difícil encontrar fotografía de disidencias en que no se percibiera un uso extractivista de las identidades o de las corporalidades. No sé qué decir, me enorgullece. Yo laburo mucho desde la identificación. Soy tartamudo, no soy blanco, soy inmigrante, puto, viví en la pobreza, tengo un millón de crisis existenciales y tendencia a la depresión. Creo que mi trabajo con los demás tiene que ver con un trabajo conmigo mismo, proyectado».

*Por Fernando Bordón para La tinta / Imagen de portada: Kenny Lemes.

Palabras claves: Buenos Aires, Cuba, Kenny Lemes

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