«La cosa misma», danza contemporánea y performance

«La cosa misma», danza contemporánea y performance
20 agosto, 2021 por Inés Domínguez Cuaglia

Este sábado a las 17, la compañía Altibajos Constante Movimiento estrena “La cosa misma” en el Espacio Ramona. Una experiencia sensorial para transitar. Una temporalidad extendida. ¿Cómo construyen desde lo colectivo y horizontal las posibilidades de caminar por un mundo diferente, aunque sea por un rato?

Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta

“El mundo empieza siempre en el medio
y nunca para de comenzar”.
Emanuele Coccia

La compañía cordobesa de danza contemporánea Altibajos Constante Movimiento crece y se transforma constantemente, como su nombre lo dice, desde 2012. Cuenta con una basta trayectoria en el mundo de la danza, habiendo presentado diversas puestas y participado de reconocidos festivales de la escena local. La impronta del grupo radica en la búsqueda del respeto por las corporalidades individuales y un fuerte acento en la manera en que estas pueden dialogar, construir, crear y convivir escénicamente. Trabaja desde y en la diversidad, creyendo que el movimiento invade los cuerpos de la misma forma que cada cuerpo invade el movimiento. Con esta idea, busca estéticas identitarias como nuevas formas de abordajes dramatúrgicos, creación escénica y montaje desde lo colectivo”, describen en la gacetilla.

Enfatizan en la importancia de construir con otres de una manera horizontal, capitalizando lo colectivo y la grupalidad como procedimiento creativo. También se preguntan y asumen una sobrecarga en relación a crear otra cosa en este mundo a veces hostil para quienes lo intentan. “Esa otra cosa también es transformación, es poesía y va por fuera, tal vez, del cotidiano mundano y la idea también es que expanda más allá del teatro, la sala, pueda vincularnos y romper lo segmentados que estamos. Nosotras nos organizamos para crear otro mundo que dura 40 minutos, pero esa experiencia sensorial, perceptiva, singular, propia y colectiva al mismo tiempo busca alterar un poco y generar otro entorno”, explica Irina Hayipanteli en comunicación con La tinta. “Tenemos un montón de camino como artistas para seguir tejiendo redes para todos los otros mundos y juntarnos todos los mundos que estamos intentando construir en base tal vez a objetivos similares, en eso, ayudarnos y respetarnos las diversidades e ir acercándonos”, agrega.

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La cosa misma, nunca para de comenzar

El procedimiento es la cosa misma, expresa Talma Salem, la directora de la obra que estrena este sábado. En un ambiente sonoro y con un nombre que evoca a la esencia de las cosas, La cosa misma, con tres performers en escena, nos invita a atravesar una experiencia, sin la necesidad de entender nada, más bien, evoca a la sensibilidad, a la percepción, al transitar. La directora dice a La tinta que, más que obra, le gusta pensarlo como un trabajo de danza contemporánea en el que todo el tiempo todo se construye, “una desobra, se deconstruye y construye permanentemente”, invitando a una temporalidad extendida: “Si pensamos la experiencia temporal que tenemos en este momento, muy intermediada por las redes sociales, la internet, todo es muy inmediato. Este trabajo propone una experiencia muy, muy diferente de esta relación de inmediatez que vivimos. Trabajamos con una temporalidad extendida, es como un paisaje. La cosa misma es un paisaje y acompañamos su cambio, como podemos sentarnos a contemplar el atardecer”, dice Talma.

cosa-misma-altibajos-constante-movimiento-danzaLuciana Maltez cuenta que “La cosa misma es muy distinta al resto de las obras que ha hecho Altibajos, un poco porque tiene una dirección externa a la compañía, pero sobre todo porque está encarada desde un lugar bastante más extremo y radical, bien performático. No hay narración, no hay personajes ni una historia que contar y eso está claro”. La performer también habla del carácter político que tiene la obra: “Atiende a una decisión bien extrema que llevamos todas a cabo que es sostener con vehemencia y con mucho arriesgue una pauta, que se vuelve el hilo de la obra y que, en esta acción mínima en la que creemos, sostenemos, habitamos y ejercitamos, se potencia toda la humanidad de las intérpretes, la potencia de las intérpretes, los posibles vínculos, el mundo de la posibilidad”, explica Maltez, a la vez que desarrolla algunos conceptos filosóficos como sostén para pensar la obra. Habla del devenir. También de una noción de paisaje, como un lugar a contemplar, una invitación. Esa contemplación tiene una cualidad de tiempo, al que llaman “tiempo vegetal», tomando algunas ideas de Emanuele Cossia en su libro La vida de las plantas. “Entonces, ¿cómo permanecer en una continuidad de un tiempo vegetal? Ese está siendo nuestro leitmotiv y de ahí nos zambullimos en un devenir monstruoso. Hay ahí un carácter político bastante radical a nivel dancístico-escénico de toda la potencia que pueden tener los cuerpos, también una invitación a otro tiempo que no es el humano ni de la productividad”, agrega Maltez.

Tres performers en escena dialogan, co-existen con materiales, texturas, sonidos y luces. Generan un ambiente e invitan a una experiencia sensorial densa. Juegan entre la continuidad y la interrupción, evocan un tiempo vegetal e investigan la no dicotomía de lo artificial-orgánico. Todo es creación. Nunca para de comenzar.

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El proceso creativo de esta puesta comienza a finales de 2019  “a través del trabajo corporal, poniendo el foco en la lenta transferencia de peso que genera movimientos continuos y un alargamiento de la sensación temporal. La continuidad de los cuerpos en contacto hace de ellos a veces un solo cuerpo, transformándose en un paisaje cambiante en donde el espectador puede realizar diferentes lecturas”, explican desde la compañía.

La obra se crea desde el deseo de trabajar sobre un procedimiento-pregunta específico que habitaba el grupo:  ¿Cómo tres cuerpos configuran una estructura elástica para un sistema orgánico sensible? En consonancia con este punto de partida, se conforman como elenco Luciana Maltez, Irina Hayipanteli y Cecilia Zoppi en escena, Pablo Behm en la música y Talma Salem en la dirección. 

La música ocupa un lugar muy importante en esta producción, aportando a este viaje de inmersión. Desde la música, Behm juega con diversas capas sonoras creando un ambiente que también está en constante transformación, inspirado en las olas del mar y en las sirenas de Debussy.

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La obra tenía fecha de estreno para mayo de 2020, pero -ya sabemos todes- la pandemia vino a traer distancia entre los cuerpos. Como todes, tuvieron que encontrar nuevas formas de encuentro y de trabajo colectivo en la distancia. Una distancia física entre las integrantes del grupo y una distancia del público real en sala. “Nos pudimos sostener durante todo el año pandémico por tener encuentros semanales vía Zoom. Eso fue muy importante para poder sostenernos como grupo. Fue muy difícil por la necesidad que teníamos de poner el cuerpo, pero bueno, lo pudimos sostener. La presencialidad fue fundamental para sostener porque trabajamos con el cuerpo básicamente”, comparte Cecilia Zoppi, una de las performers en escena.

A la vez, y como alternativa ante la inestabilidad en relación a las medidas sanitarias y protocolos de apertura y cierre de espacios culturales por los contagios de COVID-19, la compañía Altibajos invitó a Lali Zanotti y realizaron un proyecto que no consiste en un registro de la obra, sino que es una obra derivada, un nuevo montaje de los materiales a través de recursos del lenguaje audiovisual. Una experiencia estética singular no correspondiente a la obra en vivo, un trabajo sensorial de inmersión en la sonoridad, texturas, superposiciones que brinda otras informaciones. El ojo de la cámara viaja por dentro de los procedimientos de La cosa misma. Dicho video, La cosa misma digital, fue estrenado en julio de este año. Pero, en el estreno de este sábado, será el público quien decida dónde poner la mirada.

Podés ser parte de esta experiencia, sensorial y única, que invita a un tiempo otro, a una escucha diferente, a un mundo distinto por un rato.

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La cosa misma. Sábados 21 y 28 de agosto. Doble Función, 17 y 19 horas. En Espacio Ramona (Perú 766, Córdoba). Entradas en Alternativa Teatral.

Dirección: Talma Salem | En escena: Cecilia Zoppi, Irina Hayipanteli y Luciana Maltez | Composición musical: Pablo Behm | Vestuario: Sabrina Lescano | Realización Audiovisual: Lali Zanotti | Diseño Gráfico: Matías Zanotto | Asistencia de Producción, Escenografía y Luces: Huayra Molina, Belén Ghioldi, Adrián Ferreyra | Producción General: Altibajos Constante Movimiento. La cosa misma es una co-producción de Espacio Ramona, La mirada vegetal y Mansa mansión.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta. Fotografías: Lali Zanotti, Fede Sosa, Compañía Altibajos Constante Movimiento.

Palabras claves: Altibajos, danza, performance

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