Brigada Forestal Isquitipe: combatientes forestales de Sierras Chicas
En una provincia donde solo conservamos el 3,5% de los bosques nativos originales, lxs actores sociales que ponen su vida para salvar el monte, a lxs vecinxs y las viviendas son múltiples. Lxs brigadistas forestales son agentes ambientales que combaten los incendios para salvar el poco monte que nos queda. Con casi nulo apoyo y reconocimiento estatal, se forman y se sostienen en red y comunitariamente. En esta nota, hablamos con la Brigada Isquitipe, de Sierras Chicas.
Por Soledad Sgarella para La tinta
El 2020 fue el año de mayor superficie afectada por los incendios de las últimas dos décadas. En un solo año, sufrimos la quema de más de 300 mil hectáreas. Según el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich –el centro de investigación y de formación de recursos humanos en el campo de las aplicaciones espaciales, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE)-, entre 1987 y 2018, el fuego afectó el 57,9% de las sierras de Córdoba: 9.210 focos asolaron 1.609.672 hectáreas, el equivalente a casi 28 ciudades de Córdoba, la capital provincial. En menos de veinte años, ciertas zonas de las Sierras Chicas, las Sierras Grandes, las Sierras del Norte y las Cumbres de Gaspar se incendiaron hasta cuatro o más veces, lo que se traduce como una “alta frecuencia de incendios”.
La Brigada Forestal Isquitipe, en Río Ceballos, se conformó en diciembre del año pasado y hoy tiene 15 participantes activxs. Casi 400 de las hectáreas incendiadas habían sido dentro de los territorios de tres Reservas de la zona: “Los Quebrachitos” (Unquillo) y “Los Manantiales” y “La Quebrada” (Río Ceballos).
Escuchamos mucho sobre lxs brigadistas; el año pasado, leímos y compartimos sobre ellxs, las redes sociales se llenaron de colectas para su labor. Pero, ¿sabemos quiénes son, qué hacen o cómo se organizan?
“Una Brigada es un grupo de combatientes forestales que trabaja en conjunto y articuladamente. Los combatientes forestales son personas que se preparan para combatir los incendios forestales. A diferencia de los bomberos, que concentran sus esfuerzos en salvar las vidas humanas y los hogares amenazados por las llamas, los brigadistas se especializan en el combate de incendios que afectan a la naturaleza. Un brigadista es un ‘agente ambiental’, a diferencia del bombero cuyo trabajo se enfoca en la comunidad”, nos informan desde Isquitipe.
En diálogo con La tinta, continúan con la explicación y hacen foco en que es un rol específico que requiere formación, experiencia, entrenamiento y organización. “Lxs brigadistas nos preparamos para trabajar en el monte, para proteger los recursos naturales, la integridad de la cuenca con toda su biodiversidad. Muchxs de nosotrxs estuvimos ayudando de distintas maneras en los incendios cercanos y vimos que hacían falta voluntades activas y capacitadas para defender nuestro monte”, cuentan.
Lxs integrantes de la Brigada Forestal Isquitipe vienen desde diciembre reuniéndose regularmente, conformando el grupo humano, estudiando el manual, compartiendo los conocimientos que algunxs ya tienen con el resto de lxs compañerxs, haciendo sus propias herramientas y salidas a campo de reconocimiento del territorio, fortaleciendo los lazos con lxs baqueanxs y dueñxs de campos de la zona. “Y también articulando con las instituciones y actores ligados a la problemática de los incendios forestales. Además de la capacitación específica como combatientes forestales, también capacitándonos en distintas áreas relacionadas a las vías de comunicación, el uso de mapas, primeros auxilios”, agregan.
Desde la Brigada, hacen hincapié en la importancia del surgimientos de muchas brigadas al mismo tiempo. “Hay casi 30 brigadas en la provincia de Córdoba (algunas recién conformándonos, otras con mucha trayectoria), con un pulso común invisible, muchas personas sentimos la necesidad de involucrarnos en cuidar y defender nuestro monte. Esta red de Brigadas está muy activa y, especialmente con las más cercanas, lo que llamamos ‘el corredor de Sierras Chicas’, ya hemos realizado varias jornadas de prevención con líneas de defensa en puntos estratégicos”.
Los desafíos son varios y urgentes: obtener la personería jurídica, lograr la total formación de todxs lxs integrantes y conseguir los equipos de seguridad completos para todxs. Esto último es clave y lo que vienen adquiriendo (equipamientos, ropa, calzado apropiado, casco, guantes, lentes de protección) ha sido un logro autogestivo, con la organización de locros y rifas, y con la ayuda de la comunidad que apoya y comprende el trabajo.
“Lo más difícil fue ver quemarse nuestro monte, nuestra casa y la casa de muchos seres vivos que, a su vez, forman parte de nuestra vida. No alcanzamos a comprender y vivenciar que nuestra vida es un regalo y que se sustenta como una red, donde lo que afecta a una parte o a un ser, o a un ecosistema de esta red, nos involucra, nos afecta a cada uno y a todos”, sostienen lxs brigadistas.
La otra cara de la moneda es el Estado. “El sistema tiene un montón de recursos y leyes destinadas a la prevención y manejo del fuego, que no son efectivos. Hay muchos intereses también ligados al uso de la tierra, al poder, que hacen difícil el acceso a capacitaciones y al fuego aún con personas preparadas. Hay una fuerza de devastación muy contraria a la vida, esto es así, pero aquí estamos… haciendo lo que está a nuestro alcance, una parte del trabajo, poniendo en juego algo muy preciado y valioso –aunque no cuantificable–: nuestras voluntades”, concluyen desde Isquitipe.
*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Natalia Roca.