Parir en pandemia y de forma humanizada

Parir en pandemia y de forma humanizada
20 mayo, 2021 por Redacción La tinta

En la Semana del Parto Respetado, hablamos con madres y especialistas para indagar sobre obstetras, lactancia y cuidados durante el puerperio. ¿Cómo se implementa la ley y cómo es parir en pandemia?

Por Ludmila Ferrer para El Grito del Sur

Cuando Cecilia quedó embarazada de su hijo Dante en diciembre de 2019, el concepto de parto respetado/humanizado le sonaba como algo raro, ajeno. “Me parecía que no me iba a interesar o que no tenía que ver conmigo. Después, cuando vi que tiene que ver con poder tomar agua o moverse durante el trabajo de parto me pareció que eran cosas lógicas y me empezó a preocupar que eso no fuera a cumplirse”, cuenta a El Grito del Sur.

A partir de este lunes 17 de mayo se celebra la Semana del Parto Respetado, una iniciativa impulsada por la Asociación Francesa por el Parto Respetado y apoyada por, entre otros, Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El parto humanizado tiene que ver con un paradigma de Unicef que es el de las Maternidades Centradas en la Familia (MCF). Antes había un modelo según el cual la parturienta tenía que estar a disposición del médico, que era el que tenía que estar cómodo para traer la vida al mundo”, explica a este medio Eugenia Aldabe, licenciada en obstetricia.

“A las primeras consultas (del primer trimestre del embarazo) pude ir con mi marido, Germán, porque fue antes de la pandemia -detalla Cecilia-. Yo arranqué con un obstetra cualquiera de la obra social y después me puse a averiguar sobre el parto respetado. Le consulté a ese obstetra qué opinaba del parto respetado y él me dijo que creía que no existía porque si había uno respetado quería decir que había otro que no”.

Cecilia salió de esa consulta y decidió no volver más. Ella se puso a buscar información en Internet y dio con el grupo (secreto) de Facebook “Para saber con quien parimos”, coordinado por Verónica Marcote, puericultora, doula y autora de Nosotras Parimos. Guía para un parto respetado. “Yo buscaba con quién atenderme y encontré información sobre Gonzalo Guzmán que coordina un equipo de parto respetado que incluye un grupo de parteras y una psicóloga. Me gustaría que fueran más conocidos porque lo que hacen es único, pueden acceder personas con obra social o atenderse con este grupo en la Maternidad Estela de Carlotto (ubicada en Moreno y donde atienden partos de baja complejidad). Yo me atendí con este equipo desde la mitad de mi embarazo en adelante”, afirma Cecilia.

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(Imagen: Sumario noticias)

La ley de Parto Humanizado N° 25.929 se sancionó en 2004 y se reglamentó en 2015. La ley establece que la persona gestante tiene derecho a: recibir información clara sobre las intervenciones médicas que pudieran tener lugar durante el embarazo para que pueda elegir libremente cuando exista la alternativa; a ser tratada con respeto y respetando su intimidad; a que se respeten los tiempos biológicos y psicológicos del parto sin suministrar medicamentos que aceleren el proceso de forma injustificada; a estar acompañada por la persona que desee y a que tenga a su hije al lado en el establecimiento sanitario (si no existieran complicaciones), entre otras cosas.

Durante el embarazo, la persona gestante también tiene derecho a acceder a la Preparación Integral para la Maternidad y para la Lactancia Materna, una asesoría complementaria al control prenatal. “Es lo que se conoce como ‘curso de preparto’ -señala Aldabe-. Se le informa a la persona los cambios que va a tener durante el embarazo, las pautas de alarma (que indican si hay que ir o no a la guardia), cómo contar las contracciones, cómo preparar el bolso, qué va a pasar cuando lleguen a la guardia a parir, cómo le van a dar a su bebé y también se habla de lactancia. De esa forma, la persona se puede sentir más acompañada y esta información conviene que también la tenga la familia”.

Al inicio de la pandemia en marzo de 2020, “se suspendió la entrada de los acompañantes en muchos lugares”, relata Aldabe, “aunque la ley nunca dijo lo contrario”. “Ante el desconcierto total se suspendió. Después se empezó a implementar el uso de equipo de protección personal para ponerle al acompañante para que pueda estar en el parto (no en cesárea) y en el trabajo de parto. Y solo puede haber un acompañante”, asegura.

En el caso de las consultas durante el embarazo, agrega la licenciada en obstetricia, “la OMS sacó actualizaciones diciendo cómo deben ser las citas”. “Se reduce la cantidad y el tiempo de las citas para además higienizar. Nosotros (en un hospital público) antes teníamos demanda espontánea, es decir, llegabas y te atendías, mientras que ahora tenés que sacar un turno”, enumera.

En el caso de Cecilia, su marido pudo ir a las consultas del primer trimestre y luego “pudo participar gracias a la tecnología”. “En las ecografías me dejaban grabar para mandarle el video o grababa audios para que pudiera escuchar el latido del corazón -recuerda-. Me parecía un garrón que al obstetra lo conociera recién el día del parto, así que pudimos arreglar para que se conocieran antes”.

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(Imagen: Cecilia y Germán)

Aldabe afirma que, aunque las condiciones edilicias del lugar donde trabaja dificultan la posibilidad de brindar intimidad en la sala de partos, se atiende a les pacientes de forma humanizada y acorde a la ley. “Podemos poner las luces bajas, tenemos un pendrive con música, pudimos instalar un fierro y colgar una tela para que la embarazada se pueda colgar de ahí y su cuerpo esté suspendido, tenemos la pelota para que haga esferodinamia, que ayuda a ampliar la pelvis, a la dilatación y para tolerar el dolor. También tenemos un banquito de parto para que estén cómodas durante las contracciones, pero también se pueden quedar y parir ahí. Lo más importante es que esté cómoda”, explica.

Cecilia decidió hacer el trabajo de parto en su casa acompañada por una doula. “Yo fisuré bolsa un sábado al mediodía y mi hijo nació el domingo a las dos de la tarde. Sabía lo que estaba pasando en mi cuerpo, que la fisura es un síntoma temprano y no me interné porque ahí caes en el ritmo del hospital y pueden acelerar el parto con oxitocina. El bebé elige cuándo nacer”, afirma.

En su casa tenía pelota, tela, un horno para poner esencias y su esposo y la doula la contenían y le hacían masajes para aliviar el dolor. “No registré nada, es difícil de explicar, como que estás en un viaje en un momento. Todo salió bien, pero porque no dejé nada librado al azar y cubrí todas las posibilidades. Tener a la doula y a la partera que me hizo el seguimiento al momento del parto está buenísimo, pero son cosas que tuve que pagar aparte”, señala.

Además, Cecilia presentó en el hospital un plan de parto -amparándose en la ley de Parto Humanizado, entre otras- en el que pidió que se respetaran sus derechos y los de su hijo. “Dejé por escrito todo lo que quería, lo que no. Me ayudaron las parteras para que la institución viera que ellos no son los únicos que quieren usar, por ejemplo, la pelota. Quizás no lo leyó nadie, pero yo me sentí poderosa haciéndolo y presentándolo”, afirma. El plan estipula, entre otras cosas, que Cecilia se negaba a guardar silencio o a permanecer acostada en la camilla. “Deseo dar a luz en la posición elegida por mí en ese momento”, expresa el documento.

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(Imagen: Natalia Roca)

“Lo más importante para el puerperio es la asesoría en lactancia -asegura Aldabe-. Es importante preguntarle a la madre si quiere dar el pecho y decirle que el bebé tiene derecho a alimentarse con la mejor leche, que es la suya. Lo que hacemos es acompañarlas en la lactancia porque es normal que al principio cueste y a veces se frustran mucho. Tienen que saber que el bebé está aprendiendo igual que ellas y que lo que intenta con el llanto es comunicarse”.

En el caso de que la persona no quiera amamantar a su bebé, las y los trabajadores de la salud deben brindarle información sobre leche que no sea materna y qué cuidados debe tener para evitar una mastitis.

“Además del curso de preparto, leí muchas cuentas de Instagram de puericultoras para tener más información -relata Cecilia-. Yo iba decidida a que nadie le diera fórmula, lo puse en el plan de parto. En el hospital me ayudaron mucho porque tuve que usar pezonera para que el bebé pudiera agarrarse mejor. Al principio costó y fue importante tener la información porque muchas a veces deciden no dar la teta por eso”.

Ahora Cecilia forma parte de un grupo de puérperas con hijes de 0 a 2 años que funciona por WhatsApp y hace encuentros mensuales por Zoom. “Se hablan cosas de la crianza y las primerizas preguntamos boludeces, cosas que en general terminan con ‘consultale al pediatra’ -se ríe-. El grupo sirve para hacer catarsis o, como dicen, para ‘hacer tribu’. A mí el puerperio me pegó bien, pero hay chicas que necesitan de esa contención y por la pandemia, la necesidad de la catarsis es doble”.

*Por Ludmila Ferrer para El Grito del Sur / Imagen de portada: Nuestras Voces.

Palabras claves: argentina, covid-19, Ley 25.929 de Parto Humanizado, pandemia

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