Amar la trama, amar el viaje, meterle magias
Vick Zantedeschi anda buscando, y se reconoce en un proceso, en una trama sensible, delgada, orgánica, maleable. En un camino. Donde sin dudas pone el corazón para sanar, para llegar a otres. Para transformar. Con mucha magia, regala un poco de su mundo ¿Cómo es lo espiritual en el arte?
Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta
“El arte es el lenguaje que habla al alma de las cosas
que para ella significan el pan cotidiano…”.
Wassily Kandinsky. 1911
De todo al mismo tiempo
Siempre me seducen los cruces de lenguajes, de saberes. Lo transdisciplinar, si me pongo un poco teórica. Oscilo entre esa formación académica que bien me supe conseguir y “lo otro” que siempre ando buscando. Entre el psicoanálisis y la medicina andina. Entre la homeopatía y la sinopharm. Entre los alimentos orgánicos y los caramelos que hija me pide y lógicamente compro en el kiosco. Entre mi chip binario mononormado y todas las nuevas posibilidades vinculares que me voy habilitando. Quizás en las contradicciones, en los diálogos entre saberes y discursos está la riqueza de esta vida, pienso… es que somos todo esto, una trama de experiencias.
Un taller hogar, un té dulce y tibio, música nueva para mis oídos, y una charlita que se pasea por miles de temas: la infancia y una crianza poco convencional en Baires, astrología, medicina china, experiencias tántricas, masajes, flores de bach, reiki, tarot, el sol, la luna, ascendente y venus, claro que sí! Venus. Bueno, también hablamos del arte. Es que Vick Zantedeschi, es un montón de cosas y su obra es el claro ejemplo de la transdisciplinariedad que tanto me seduce últimamente.
De dónde viene el entramado y desde dónde se crea
Esta artista nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires. Dice que tuvo una crianza “orientalizada”, una multiplicidad de experiencias quizás distintas a las de sus compañeres de escuela. Un papá pediatra homeópata, una mamá profe de yoga y un mundo interno amplio, rico, sutil, sensible que mantiene hasta hoy. Desde aquí, el arte. Desde adentro, desde el corazón.
“No me considero artista, sino que estoy en un camino. Me atraviesa mi búsqueda espiritual”, dice. Trae a la charla un librito que todes quienes estudiamos artes, leímos alguna vez: «Sobre lo espiritual en el arte» de Kandinsky, y me cuenta: “Tomo de ahí como si fuese actual. Una obra es una obra de arte cuando puede cambiar el estado de ánimo de alguien. Por eso la pintura, el color vibrante que le llega al otro en las sensaciones. Alguien cualquiera que siente”.
Desde ahí me pregunto: ¿Cuál es el rol del arte y cómo incide en nuestro espíritu? Kandinsky dice que el arte es generador en la atmósfera espiritual y que les artistas son importantes agentes de ello. Piensa a las formas artísticas como un alimento espiritual, puente vital entre artista y espectador: “La pintura es un arte, y el arte en conjunto no significa una creación inútil de objetos que se desvanecen en el vacío, sino una fuerza útil para el desarrollo y la sensibilización del alma humana que apoya el movimiento del mencionado triángulo espiritual”, afirmó Kandinsky en 1911.
Crear y sanar: arte y psicomagia
Vick Zantedeschi va transitando este camino, va tramando escenarios, investiga haciendo. Dice que pintar para ella es un acto de psicomagia, yo lo pienso como pintura ritual. Pinta, dibuja, borda. Para sanar, para transformarse y, en ese acto, se transforma quien mira.
Me muestra un bordado y lo usa de ejemplo. Dice que cuando lo hizo estaba en un proceso de sanación física y emocional en relación a la útera, al ser mujer, a lo femenino y esos dolores que tienen que ver con nuestro rol social. Me imagino la labor manual que conlleva esa obra, la concentración de intenciones mientras se enhebran los canutillos o el hilo recorre el lienzo: hacer para conectar, en definitiva para sanar.
¿Es que el arte cura? No tengo respuestas, pero sí la certeza de que algo pasa, que algo nos pasa, nos mueve. El arte emociona, refugia. Sin dudas refugia.
El color como potencia y lo simbólico en las imágenes
Si hacemos una recorrida por la obra de Zantedeschi, encontramos que hay algunos elementos que la distinguen: el uso del color, el corazón como símbolo, la trama, y la manera en que pone a circular la imagen. La artista me habla de las cualidades del color y cómo considera que nos ponen a vibrar. Los colores y las formas generan y acompañan distintos estados de ánimo, sensaciones, explica. Así, el color en su obra se vuelve necesidad vital.
Hay un elemento recurrente en sus representaciones: el corazón. Le pregunto de dónde viene esta elección y cuenta que tiene que ver con una elección consciente de hacer «dejando una parte de mi alma. Un lazo desde la obra al alma de la otra persona”.
Su proceso es una trama
La artista describe su proceso como “todo el quilombo que es la búsqueda propia, el camino, el entramado”. Dice Kandinsky que la creación artística es también la madre de nuestros sentimientos. En esa clave me atrevo a pensar que el arte se vuelve medio para sacar afuera dolores, para transitar amores y duelos, entender situaciones. “Puedo pintar de bronca o de felicidad y eso termina yéndose para otra parte. Vomitar la obra para transformar una emoción mía. Traduciendo lo invisible que percibo, siento. La obra es para mí y encima termina en un otro, lo toca”, expresa.
Habla también del beneficio del artista, o de esas licencias que, quienes hacen continuamente, suelen tomarse: “No tener reglas, hacer lo que se me canta, repetirme o fluir”, se ríe.
Atravesada por una pila de saberes, sus obras también pueden ser cartas de tarot, recomendaciones del clima astrológico semanal y pura trama. Entrecruzamiento. El proceso es trama, es rizoma, es mucha cosa junta puesta a dialogar, somos todo.
Vick elige las redes para poner a rodar sus imágenes. No solo las muestra, también comparte fragmentos de sus obras para que cualquiera que pase por allí pueda llevárselas a su celular, y ponerlas de fondo de pantalla por ejemplo.
Amar la trama.
Ponerle corazón, que sea democrático.
Que venga con disfrute y transformación.
Que libere, que podamos hacer lo que se nos canta, con el arte, desde el arte.
Del lado creativo, el refugio es siempre.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta.