“En Chile, se derrumbaron las elites”

“En Chile, se derrumbaron las elites”
19 abril, 2021 por Leandro Albani

El periodista y escritor chileno Gonzalo León habló con La tinta sobre su nuevo libro en el que describe, reflexiona y cuenta qué fue el estallido social que conmociona al país desde 2019.

Por Leandro Albani para La tinta

“Para mí, este libro es especial, porque esto tiene que ver con mi pensamiento político, entonces, es un compromiso, más allá de que funcione como libro”, resume el periodista chileno Gonzalo León sobre La caída del jaguar. Crónica del estallido social en Chile, publicado en octubre del año pasado por la editorial Hormigas Negras.

En La caída del Jaguar, León arma un rompecabezas compuesto por estilos diferentes, que van desde su presencia en medio de la rebelión iniciada en octubre de 2019 en el país trasandino, pasando por notas escritas al calor de los acontecimientos, reflexiones, textos que remiten a diarios personales, viejas crónicas propias rescatadas por el autor, diálogos con amigos y la memoria de sus días a finales de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), cuando militaba a favor del retorno de la democracia.

Gonzalo León, nacido en 1968 en Valparaíso, periodista en el diario La Nación de Chile y de la emblemática revista Punto Final, compone un cuadro detallado de por qué en su país la injusticia social, política y económica funciona como una estructura perfecta que, pese a mostrarse como un “modelo” para el continente, estalló por los aires hace dos años, luego de décadas de privatizaciones, saqueos, represiones, pero también de una constante resistencia encabezada, de una manera ecléctica, pero aguerrida, por diferentes sectores de la sociedad.

chile gonzalo leon periodista la-tinta
Imagen: Gonzalo León, autor de La caída del jaguar. Crónica del estallido social en Chile.

En diálogo con La tinta, León –radicado en Argentina desde 2011- recuerda que el libro surgió, de una forma un poco vaga, en medio del estallido social y que, en un principio, la idea era reunir sus crónicas más políticas de La Nación. Pero eso le pareció insuficiente. Volver a los materiales de archivo, tanto escritos como fotográficos, lo hizo ver que, diez años atrás, también con Sebastián Piñera como presidente, las protestas eran similares y los reclamos idénticos. En el libro, además, se explica que, luego de la dictadura, el tema pendiente que cruzó (y cruza todavía) a los sucesivos gobiernos desde la “transición” es el no cumplimiento cabal del respeto a los derechos humanos.


“La gran lucha que dimos en la década de 1980 es que hubiera democracia, porque entendíamos que, en la democracia, se aseguraba el respeto de los derechos humanos –cuenta el periodista-. Y nos dimos cuenta de que no era así. Sé que hay diversas organizaciones que señalan esto, que hay denuncias de torturas de la policía, de su accionar contra los pueblos aborígenes, y esto es una cosa sistemática. Si bien el gobierno de Piñera no se planteó como una dictadura, sí había una especie de tufillo dictatorial”.


El libro da cuenta de los cambios vertiginosos que se sucedieron en el Chile del estallido social. Esas descripciones abarcan las miradas de amigos, ex compañeros de militancia, jóvenes en las calles que pierden el miedo, pero también de Santiago, la capital del país que ya no sería la misma. Y el propio autor vive esto cuando arriba a su país.

“En el aeropuerto, estaba la publicidad de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) y de la cumbre mundial del medio ambiente, y ver eso sabiendo que esos eventos habían sido cancelados era cómico –afirma León-. Porque llegué el 31 de octubre y el 26 o 27 se cancelaron esas cumbres. Entonces, me decía: ‘Esto es Chile, esto es Piñera’. Te bajas del avión, entras al aeropuerto y lo primero que veías es lo que se iba a hacer, y no lo que se va a hacer. Después me subí a un remís y empezamos a entrar a Santiago, pasamos por la Alameda y hay un momento donde la ciudad empieza a cambiar en los barrios de Santiago Centro. Ahí se empieza a notar que la ciudad estaba pintada entera. Nunca había visto a Santiago tan rayado. Llegamos a la Plaza Dignidad, que yo todavía le decía Italia porque llevaba nada más que una semana con el nombre nuevo, y el chofer me dijo que hasta esa hora se podía pasar, pero en una hora más iba a estar llena. Yo llegué cuatro días después que quitaran el toque de queda. Al otro día, salí a la noche y era Halloween, pero con estallido social. Era un delirio”.

Al reflexionar sobre la profundidad de lo que ocurre en Chile, el autor apunta a quienes nunca dejaron de gobernar el país, ya sea en dictadura o democracia. Para León, “una de las cosas que es sintomática, y que ocurrió con el estallido social, es que las elites estallaron o se derrumbaron. Me parece que, en ese sentido, es la metáfora de la caída del jaguar».

Chile manifestantes protestas la-tinta
Imagen: Matanza Viva

“Se ve patente que la elite, ese conjunto de personas que pueden liderar en cualquier área, empezaron a ser cuestionadas y reprobadas, por decirlo amablemente –analiza-. En diciembre de 2019, la aprobación que tenía la elite política estaba entre el 2 y el 3 por ciento. Hasta las elites culturales, que uno las conoce, algunos escritores o intelectuales no sabían qué decir. Hasta la gente que tenía tribuna, como los intelectuales, no sabían qué decir. Hubo algunos que, incluso, llegaron a defender o sugerir que había que restablecer el orden público, como un requisito para una democracia. Entonces, yo decía: “’Esta gente está actuando como la policía’ y son intelectuales progresistas de la Concertación. Estos tipos se cayeron, aunque van a seguir funcionales hasta que la elite política abandone el poder”.

El periodista también explica dónde reside el poder real en Chile: “Hay una elite que a mí me llama la atención y que es la económica. El sistema económico chileno está conducido por una elite, que son empresarios. Hay que separar la elite económica de la empresarial. Y la elite empresarial es la que manda a la elite económica. O la elite económica es funcional a la elite empresarial”.


“Sucede algo raro: con el sistema económico en Chile, hay un acuerdo que ya no sirve más, pero la elite empresarial está viva –remarca León-. La única elite que salió indemne de esto y se vio en el inicio de la pandemia con intervenciones muy fuertes, como la de Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Ese tipo decía, en marzo del año pasado, que Chile no debía hacer una cuarentena, lo decía como empresario y no como experto en sanidad. Y decía que, si se hacía la cuarentena, había que aguantar hasta que llegara el frío. Eso era un delirio”.


León, a su vez, revela que las protestas sociales y los cuestionamientos que acarrearon llegaron a sectores pocas veces cuestionados: “Otra cosa que se derrumba es la elite periodística, especialmente, los conductores de noticieros, los informativos. El área de noticias de la Televisión Nacional de Chile fue escrachado, porque no informaba la verdad. Muchos de estos periodistas no son bien mirados por la gente”.

“Las elites que se derrumban son la política, la económica, la cultural, incluso la periodística, pero la única que queda, y le da el real apoyo no solamente a Piñera, sino al sistema, es la empresarial”, sintetiza.

Sobre esta elite que se sostiene pese a las críticas y protestas, León da un ejemplo: “En un momento, se empezó a alabar, en La Nación y en TN, el sistema de vacunación de Chile y hablaban del gobierno. En realidad, el sistema de vacunación lo hizo la cámara empresaria dirigida por el señor Sutil, que toma la iniciativa porque dice que el sistema económico tiene que funcionar este año. No habla de una cosa de salud pública ni nada. Y habla con los chinos y toma contacto con la Universidad Católica, y les dice si pueden hacer un plan de vacunación. El plan de vacunación lo diseña la Universidad Católica, que es pública y el rector es médico. Y cuando tenían todo más o menos encaminado, se lo propusieron al gobierno y, entonces, lo tomó. Eso demuestra que la elite empresarial está viva aun en la pandemia. ¿Por qué sigue viva? Creo que una de las razones es la pandemia, porque el gobierno necesita a los grandes empresarios para dar empleo, ‘distribuir la riqueza’, o la pobreza”.

Una de las demandas gritadas durante las protestas en 2019 y 2020 fue una urgente reforma constitucional que deje atrás la Carta Magna diseñada e impuesta por la dictadura de Pinochet. Este reclamo derivó en un plebiscito en noviembre de 2020 que aprobó la convocatoria a una Convención Constituyente. Los y las integrantes de este espacio iban a ser elegidos por votación en abril de este año, pero, debido a la crisis que vive el país por la pandemia de coronavirus, la elección se aplazó para el 15 y 16 de mayo próximos.

Chile plebiscito apruebo festejos la-tinta
Imagen: Rodrigo Garrido / Reuters

Sobre este hecho político, que puede ser un antes y después en Chile, León lo aborda con otro ejemplo: “Hay una cosa que está pasando con la Convención Constituyente y tiene que ver con que el sistema político funciona mal. Estaba viendo una discusión en una comisión en Diputados y se estaba hablando de un proyecto para un impuesto a la riqueza, algo similar al de Argentina. En la comisión, toma la palabra un tipo de centro izquierda y uno de centro derecha. Los dos estaban de acuerdo en que había que pasar el proyecto no por la comisión en que estaban, que era el de la Constitución, sino a la de Hacienda. Los dos decían que así era prolijo, porque era parte del presupuesto, etcétera. Y de repente, la diputada Camila Vallejo dice que, si querían hacer una indicación, que la hagan, o voten a favor o en contra, pero no se puede mandar una parte del proyecto a Hacienda. Ella dice que ese texto no se puede pasar a Hacienda, porque es parte de una reforma constitucional. Esto demuestra que hay gente de la elite entrenada para boicotear, pueden ser jóvenes, viejos, da lo mismo, pero han estado como 30 años boicoteando. Y esto que te cuento que sucedió en el Parlamento chileno me parece que puede ocurrir con la Convención Constituyente”.

Por último, León termina su reflexión con algo que sucede por estos días en su país: “En la propaganda en los medios, hay gente que promete cosas falsas. La propaganda del Partido Socialista promete mejorar las pensiones, pero en la imagen aparece un señor en la Plaza Dignidad con un cartel de ‘No + AFP’ (sistema de jubilación privada). Es muy distinto mejorar las pensiones que terminar con las AFP. La imagen te dice una cosa, pero el discurso del Partido Socialista, otra. Eso es en el progresismo, imagínate en la derecha. En la derecha, están diciendo que necesitan un 30 por ciento de constituyentes para boicotear una nueva Constitución, en la medida de las peticiones que se han hecho en los primeros meses del estallido social. Esa clase política está cultivando un estallido aún más feroz, porque no mide las consecuencias, porque es torpe, y porque ya están actuando por costumbre. Hay leyes re buenas que han entrado al Congreso con la intención de defender al laburante y han salido como leyes para desprotegerlo. Y eso es reírse de la gente”.

*Por Leandro Albani para La tinta / Foto de portada:

Palabras claves: chile, Libro, protesta

Compartir: