“A los 11 millones que solicitaron el IFE, sólo los formaliza una cooperativa”
El flamante presidente del Inaes destacó que las sociedades hoy son de pleno trabajo. “Nadie vive de planes sociales, hay 700.000 vigentes, y pensemos que casi 11.000.000 solicitaron el IFE”, sentenció.
Por Ansol
El presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), Alexandre Roig, analizó el fin del pleno empleo en el mundo actual, y destacó su reemplazo por la figura del pleno trabajo como escenario para desarrollar políticas públicas: “El pleno empleo del siglo XX no existe más, hoy hay sociedades de pleno trabajo. La gente labura, por eso vive. Y el asociativismo tiene que contener, formalizar y fortalecer a ese sector del trabajo”.
En diálogo con ANSOL, Roig desmitificó el peso de los planes sociales en el universo de la Argentina actual y destacó la herramienta de las cooperativas para formalizar la economía: “Tenemos cerca de 700.000 planes sociales, y casi 11 millones solicitaron el IFE. Hay que decirlo claro: nadie vive de planes. La gente trabaja, y para blanquear la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) tenemos las cooperativas. Hoy tenemos 5.000 cooperativas de trabajo registradas, yo creo que son la única forma de formalizar masivamente el trabajo en la Argentina. Ni las cooperativas son fraude laboral ni las mutuales cuevas financieras. Hay que terminar con ese verso, y darles un marco legal más fuerte”.
Una ecuación que no se resuelve
Para el presidente de Inaes, el problema a resolver es cómo complementar masivamente los puestos de trabajo registrados en relación de dependencia que se crearán como efecto rebote de la pandemia de Covid-19: “Es inviable pensar que todo lo va a resolver la inversión del sector privado. Se necesitan, sólo por crecimiento vegetativo de la población, 250.000 puestos de trabajo nuevos de forma anual. Es decir, que de los 6 millones aproximadamente de puestos de trabajo que se generaron en los 12 años de kirchnerismo, nos quedan 3 estructurales; y eso fue con crecimiento económico a tasas chinas que hoy no hay”.
Además, el sociólogo remarcó que la necesidad es “construir otro tipo de trabajo pero con derechos. Para eso es clave la sindicalización de los trabajadores de la economía popular que se alcanzó con la personería social de la Utep firmada hace poco. Necesitamos un sistema de seguridad social integral, prestaciones médicas acordes, y todos los derechos que tienen los trabajadores en relación de dependencia para los cooperativistas. Producir producen todos, ahora hay que hacer que todos y todas, tengan derechos”.
Roig puntualizó que “la etapa actual del capitalismo destruye puestos de trabajo en lugar de generarlos, por eso no alcanza con políticas correctivas, estímulos, necesitamos una transformación estructural y apostar a los sectores que van a crecer”.
Ventajas y oportunidades
El sector del trabajo de cuidado está entre los que mayores perspectivas ofrece para la creación de puestos de trabajo en la actualidad. “Hay una incipiente organización cooperativa. Nosotros evaluamos que hay 800 mil trabajadoras, en su mayoría mujeres, que pueden estar en el sector del cuidado de forma organizada. Hoy en día están todas en la informalidad. Ahora, el trabajo del cuidado es un trabajo específico que requiere saberes, certificación, acompañamiento por parte del Estado, obviamente. No se van a convertir todos y todas en agentes públicos cuidando personas dependientes, pero tampoco funciona el esquema privado por el tipo de relación de contratación que se establece. Entonces, las cooperativas son el mejor modelo”, expresó Roig.
También subrayó que este modelo de gestión posee más eficiencia que la lógica de la Sociedad Anónima en muchos rubros, y eso está probado en el mundo: “En los países escandinavos, en Alemania, los trabajos vinculados al cuidado de personas, al medioambiente, el reciclaje, todo lo que implica cuidar, crece y demuestra ser más eficiente bajo la lógica autogestionada”.
Un sujeto trabajador a construir
“Hoy no hay mil sujetos: hay uno empresarial, uno consumidor y otro trabajador/productor. Ese es el que debemos fortalecer”, planteó el titular de Inaes y describió: “El empresarial se conecta con el imaginario del que ‘Se salva solo’, el consumidor es una tentación de gobiernos progresistas; pero necesitamos un sujeto trabajador o productor que se sepa dentro de un colectivo. Hablo del productor de campo, del reciclador, de un cooperativista de servicios públicos: esa es la Patria de los que laburan”.
Para el investigador del Conicet, el desafío es reconstruir la unidad de la Nación trabajadora por sobre la rentística financiera. De este modo, ejemplificó que: “Un trabajador cooperativo está al lado de un laburante de un taller pyme cuyo patrón gana lo mismo o hasta el doble que él, no cuarenta veces más. Tiene una subjetividad cercana, ese taller y la cooperativa comparten un universo común”.
Un consumo mediatizado y una pelea contra la inflación
Roig concluyó que el problema del consumo para los procesos políticos como el que transita la Argentina es la tendencia individualizante. “La única solución para que no se disocien persona y comunidad es que el consumo esté mediatizado. El individualismo es un problema para la democracia”.
De este modo, destacó la experiencia de la proveeduría de Rosario gestionada por el Sindicato de Comercio (SEC) que provee alimentos con mayor variedad y a más bajo precio que las grandes cadenas de supermercados, y por eso se ubica entre las mayores bocas de expendio de la ciudad santafesina: “Si vos en la proveeduría compras a un 40 por ciento más barato, es probable que vayas allí, y también que el hipermercado por competencia baje los precios. Hay que competir de verdad, no tenerle miedo a esa palabra, sino estamos en el peor de los mundos: el de los oligopolios privados”.
Con más de 12 por ciento de aumento del IPC en el primer trimestre del año, y una puja del gobierno de Alberto Fernández por anclar el índice anual de incrementos de precios entre un 29 y 32 por ciento; Roig reveló las claves en las que trabaja el Inaes y el sector de la economía social para dar esa batalla: “Buscamos un esquema de producción de alimentos cooperativos con mercados concentradores descentralizados, o dicho de otra manera, con circuitos cortos que evitan grandes distancias de movilidad de los alimentos, una logística adaptada, y lo otro, vinculado a la articulación de esa producción con una red de distribución: proveedurías municipales, sindicales, trabajo con organizaciones más la red de mutuales y cooperativas de consumo que existe, y es inmensa. Muchos argentinos y argentinas ya consumen allí. El dato referencia son más de un 1.200.000 socios y socias de la Cooperativa Obrera en Bahía Blanca. Esos sistemas hay que imitarlos, y transparentar la cadena. Ganancia claro que tiene que haber, pero la discusión acá es cuánto es razonable ganar”.
* Por Ansol