El puntilloso oficio de escribir y recordar

El puntilloso oficio de escribir y recordar
2 marzo, 2021 por Gilda

Por Eugenia Argañaraz para La tinta

La perturbación más leve puede desbaratar el precario equilibro de este mundo”.
Andruetto, Extraño oficio

¿De dónde salen las historias que muchos narran y las historias que muchos leemos? ¿Cómo las inventan, cómo las construyen quienes nos las presentan? Estos son algunos de los interrogantes que la escritora cordobesa María Teresa Andruetto se plantea línea a línea en su reciente libro Extraño oficio (2021), editado por Literatura Random House.

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Extraño oficio se llama una novela de Syria Poletti, nos cuenta Andruetto, a partir de la cual ella empezó a repreguntarse cómo se gesta el trabajo de construir historias desde el relato de otros, “escuchando los dolores humanos como si fuesen fábulas”. Andruetto nos muestra cómo puntillosamente se llega a la conformación de un relato propio y ficticio (algunas veces) desde la cotidianeidad que nos atraviesa, que está ahí enfrente de cada uno de nosotros. De lo cotidiano, dice Andruetto, obtenemos las historias, allí nacen los cruces entre la realidad y la ficción, y empezamos a conocer que creer es también crear para modificar el mundo y convertirlo en formas corpóreas de resistencia.

Algunas de las crónicas de Extraño oficio nacieron a partir de sus intervenciones en el programa Nada del otro mundo, que conduce Cristian Maldonado en la FM de Radio Universidad de la ciudad de Córdoba. Estas crónicas empezaron a través de charlas telefónicas en su columna radial y, luego, Andruetto las desgrabó y fue reescribiendo. De este modo, la autora cordobesa se entrega a lo que otre tiene para otorgarle y, de allí, como ya lo ha dicho en una entrevista, hacer artesanía con la palabra propia y de otros.

Se entretejen relatos, memorias, anécdotas, historias. Todo confluye para que podamos conocer cómo es ese oficio de contar a través de la escritura y cómo el mirar, el escuchar, no son mera observación. Para mirar con profundidad y registrar hechos, historias, se necesita un detenimiento especial que sea parte de un proceso creativo en donde la escucha sea valiosa por encima de opiniones previas. Porque es más importante escuchar que hablar y tapar las historias que otros nos transmiten, porque, en el centro de la escucha, radica el deshilvanar relatos, historias personales e, incluso, narraciones ficticias que leemos a quienes nos rodean. En esa escucha atenta, radica un todo al que Andruetto no es indiferente.


La autora meticulosamente va delineando cómo se construyen las escenas de la vida a través de la escritura, esas que se obtienen de las “cárcavas de la memoria” para dar movimiento a lo que se encontraba oculto o no era recordado.


Este libro nos permite observar los arrasamientos de la memoria y lo que queda de ella cuando recordamos, la humanización y la deshumanización con los surcos de lo sagrado. La autora hace explícito su oficio de contar, de tomar aquello que parece pequeño, pero que, luego, se vuelve grande. Nos habla, inevitablemente, de un derecho insoslayable: el derecho a la literatura. Es, tal vez, este derecho el que nos hace paliar el desamparo, la tristeza, aquello que se hilvana en la vida misma en medio de avatares y simplezas. Andruetto pone sobre la mesa un derecho del que poco se habla y que, por estos últimos años, ha sido tan vapuleado en nuestro país: el derecho a la lectura, a una literatura que nos permita saber que no estamos solos, derecho a una literatura que informe, pero que también extienda nuestros horizontes, a una literatura como reciprocidad que habilite el diálogo.

Extraño oficio es de esos libros que necesitan ser leídos lentamente para ir redescubriendo el paso a paso de la escritura y su conformación, para ver lo sagrado de la condensación entre el recuerdo, lo leído y lo que se escribe de ahí en más, para resignificar, página a página, nuestro derecho a una literatura no como salvación, sino como puente para transitar nuestras vidas. Porque solemos desconocerlo, pero leemos y nos aferramos a las historias cuando más nos duele la vida.

El cómo hacer y el hacer se condensan en el oficio de contar, surgido de lo más simple. Este libro de Andruetto es para todos, todas, todes, para quienes escriben, para quienes leen e, incluso, para quienes no escriben, pero que alzan la memoria como bandera. Hay un recorrido literario del que Andruetto nos hace partícipes y eso puede tomarse como archivo personal que trasciende lo privado para abordar lo público. Nos lleva a repensar: ¿cuántas veces recordamos lo que leemos?, ¿en qué circunstancias? y ¿para qué? Queda en evidencia que el para qué depende de cada uno y de nuestras historias, de nuestras elecciones y también de los modos con los que elegimos darlas a conocer.

Este libro nos incita a mirar hasta comprender y no solo con el sentido de la vista, sino que, en ese mirar, se involucra lo auditivo hasta volverse escritura.

Finalmente, se vuelve pertinente mencionar el trabajo de intertextualidad que Andruetto no ignora porque lo memorial no solo está dado por vivencias del pasado, sino también por aquello que leímos e interpretamos, capaz de guiarnos hacia el recuerdo de lo experiencial. Extraño oficio es un culto a aquellas lecturas que alguna vez realizamos y a las que volvemos ocasionalmente para anhelar y resignificar; es, sobre todo, un archivo literario particular que remarca las obras que dejaron huellas en la escritura de una autora, un secreto develado que Andruetto nos comparte y nos invita a redescubrir sin olvidar lo propio y lo impersonal.

*Por Eugenia Argañaraz para La tinta. Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: literatura, María Teresa Andruetto

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