Candombe por Fabiola: «Para que exista y resista, para que su muerte no pase como una más»
El 5 de marzo, encontraron sin vida a Fabiola Pamela Ramírez en su domicilio en Resistencia, Chaco, en un nuevo crimen transodiante. Ayer, en distintos puntos del país, toques de tambores entrelazaron un grito de hartazgo por las violencias transfemicidas.
“Que en cada territorio suenen los tambores y vibren los suelos de danza y de fuego, para que el candombe sea el rezo que enlaza las luchas en todo el país, para que se haga justicia y para dejar de vivir con miedo. Por tantos transfemicidos y femicidios, seguiremos juntes y organizades, para nombrarla, para nombrarles, para que exista y resista, para que las muertes no pasen como unx más, porque queremos vivir libres y soberanas de nuestrxs cuerpxs-territorios”, expresaba la convocatoria al toque de Justicia por Fabiola, de la Red de Encuentros y Llamadas Pluriterritoriales de Candombes GF.I.L.M.NB.T.T.
En la tardecita de ayer, con un otoño anticipado, se encendió el fuego. Ocupando las calles del Mercado Norte, les compañeres de Fabiola arrimaron los tambores, en el círculo ritual como abrazo por el dolor del arrebato de “la Fabi”. Su memoria repicó en los ecos candomberos, que, en distintos puntos del país, ensamblaron un pedido de justicia.
Fabiola Pamela Ramírez era una joven activista trans chaqueña, tenía 22 años, le gustaba mucho bailar y era tamborera, integrante de la grupa chaqueña Aguara Chacú. Vivió en Córdoba hasta que, en 2019, regresó a su provincia natal, cuando la situación económica se agravó y se le hizo difícil estudiar y trabajar, nos cuenta une amigue.
En el tiempo que pasó en Córdoba, intentó terminar la secundaria y comenzar la universidad. Uno de sus trabajos fue en la Cantina Trans de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Córdoba. Esa trinchera-hogar que gestó una lucha por los derechos laborales travesti-trans.
Une compañere recuerda a Fabi como una persona muy amorosa, “siempre estaba activa políticamente, acompañando las reivindicaciones del colectivo LGBTTTIQB+, siempre la encontrabas danzando en cada marcha. La última vez que la vi, estaba preciosa, como siempre, era una muñeca. Yo le decía que era un sol por lo buena que era”.
El viernes 5 de marzo, la policía encontró a Fabiola sin vida en su casa de la ciudad de Resistencia. Sus allegades comentaron que llevaba varios días desconectada de las redes y que la habían visto por última vez dos días antes. En un principio, la muerte había sido calificada como “dudosa”. Familiares, amigues y colectivos de la diversidad sexual de Chaco conformaron la Campaña Justicia por Fabiola y comenzaron a exigir un tratamiento acorde a las normativas vigentes y con un enfoque de género, asegurando que se trataba, una vez más, de un crimen de odio: un transfemicidio.
“Hay un asesino suelto en la ciudad, una investigación llena de información errónea y de desidia. Pero, más que nada, la Fabi fue víctima de un sistema -social, estatal, patriarcal- que la vulneró y la puso en peligro, que le quitó la posibilidad de tener una vida digna en la que no tenga que pensar cada día en subsistir y que, ahora, silencia y margina su muerte”, expresaron en el comunicado.
El 11 de marzo, la Secretaría de Derechos Humanos y Géneros de la provincia pidió a la fiscalía el cambio de la carátula del caso: “Homicidio agravado por el odio hacia la identidad de género”, la cual fue aceptada y, por el momento, hay un detenido. Quienes conforman la mesa de pedido de Justicia por Fabiola pidieron que se investigue a fondo y esperan que el fiscal eleve la investigación y que se inicie el juicio. La Secretaría se constituyó como querellante en la causa.
Los medios locales demostraron, una vez más, la falta de perspectiva de género en el tratamiento de la noticia, desinformando y estigmatizando la existencia travesti-trans. Desde las organizaciones y familiares nucleades en el pedido de justicia, expresaron enfáticamente que se revean las publicaciones y exigieron mayor capacitación en perspectiva de géneros y en DD.HH. para quienes tienen la tarea y responsabilidad de comunicar.
El transfemicidio de Fabiola nos sigue interpelando como sociedad. Urge seguir insistiendo en justicia y castigos efectivos, en una nueva trama judicial que termine con la impunidad y la indiferencia. Urge que el Estado, en todos sus niveles, garantice políticas públicas de prevención y erradicación de las violencias estructurales que sostienen el transodio, pero, sobre todo, urgen mejores políticas de inclusión para que todas las vidas sean vivibles.
“Seguimos fuertes, aún cuando el mundo sea horrendo, seguimos fuertes y les haremos presentes en cada abrazo, en cada toque y en cada tambor. Gritamos fuerte porque no se oye, gritamos para que se averigüe la verdad, para que el autor/los autores del asesinato tenga/n una sentencia, pero, sobre todo, le gritamos a este sistema heteronormativo patriarcal, que discrimina cuerpos, margina y subordina existencias a diario”, concluye el comunicado del convite candombero.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Ezequiel Luque para La tinta.