Taller de Arte en Comunidad Luz de Esperanza
En la toma de barrio Cabildo Anexo, existe un espacio creativo que apuesta al cuidado integral de la salud de les niñes. La tinta se acercó a compartir lo que sucede cuando el arte y la educación popular construyen identidad con colores, juegos y sonrisas.
Por Redacción La tinta
En la zona sur de nuestra ciudad, la toma de barrio Cabildo Anexo viene siendo protagonista y ejemplo de resistencia frente a los sucesivos intentos de desalojo y abusos de autoridad. Les habitantes de esta toma eligieron renombrarse en su última asamblea, como una forma más de evidenciar que hay, y habrá, diversas estrategias para enfrentar a las topadoras y seguir exigiendo el derecho a la tierra. Entre tanta vivienda desmantelada y barro, existe un espacio que genera múltiples brotes de creatividad: un taller artístico pensado para les habitantes más pequeñes de esta comunidad.
Ella, titiritera y estatuista; él, artista plástico. Julieta Albornoz y Andrés Torregioni son les talleristas que motorizan este espacio. Ambes, educadores populares que conjugan saberes y los ponen a disposición de quienes más los necesitan para crecer en un entorno saludable: les niñes.
El encuentro se da todos los miércoles a la tarde con una participación variada. Las edades van desde el año y medio hasta los 13 o 14 años. También se acercan mamás y papás, cuando sus trabajos y actividades se los permiten.
En diálogo con La tinta, les educadores nos cuentan cómo fue la primera propuesta artístico-pedagógica que se desarrolló: “Conseguimos donaciones de unas maderitas que nos regaló una artista de otro barrio. Con eso, empezamos a pintar cuadros circulares y se coparon mucho les niñes con la pintura”.
En el tablón que se arma para dar rienda suelta a la imaginación, cada tarro de pintura se convierte en la posibilidad de inventar otros mundos. La experiencia se plasma en les cuerpes y los colores van de las manos a los rostros.
“Intentamos hacer lugar al disfrute en medio del contexto de represión que hay en el barrio. Es lo que me gusta hacer, trabajar con niñes y jugar”, dice Julieta.
Les talleristas se conocieron en las movilizaciones para resistir los desalojos y se encontraron en la apuesta a construir este espacio. A comienzos de agosto, asumieron el compromiso que implica la educación popular con la mirada puesta en fortalecer los derechos de les niñes. Hoy, son parte de esta experiencia emancipadora que también les transforma en cada encuentro. “Si pensamos que hay una chica que tiene une niñe que lo está gestando en su panza y es parte del taller, ese niñe también participa. Aparte de una cuestión etárea, los adultos también tenemos un niñe que todavía está despierto y pugnando por salir. Creo que, en el momento del taller, les niñes somos varies y no solamente les que tienen menos de 10 o 15 años”, continúa Andrés.
Pintar, dibujar, hablar y expresarse son algunas de las cosas que suceden en el transcurso del taller. Les talleristas se posicionan desde la pedagogía popular que propone acompañar desde una propuesta horizontal, sumando ideas, hablando de color y de contraste, y facilitando técnicas. Pensar y proyectar son también actividades de cada encuentro, como dice Andrés: “Cuando uno piensa y proyecta, está invitando a la mente y al espíritu a que ocupe el lugar desde otro lado, tratando de embellecer el espacio desde el pensamiento”.
¿Qué implica proponer un taller de arte en este lugar y con este contexto?
Desde La tinta, venimos denunciando las diversas violencias que están padeciendo les habitantes de esta comunidad: allanamientos, detenciones y el sonido de fondo de topadoras que desmantelan viviendas construidas con pedazos de cosas que otres desecharon.
“Me sumé a dar este taller porque creo que el derecho a la tierra es una necesidad y está bueno acompañar desde el lugar de la cultura y la educación. Es un justo reclamo por la tierra y la calidad de vida”, dice Andrés.
Hasta el momento, no hubo, desde los organismos estatales de la zona, ningún acercamiento. No hay otras propuestas educativas, culturales o recreativas que se estén desarrollando, no hay proyectos en marcha, no hay quién piense en dar respuesta a las necesidades de les niñes. “El Estado para lo único que se acerca es para reprimir”, afirma Julieta y agrega: “Este taller está por fuera de las convenciones que están dictando los gobiernos en cuanto a cuidados de salud. Creo que hay que tener un poco de autonomía y construir formas de cuidados colectivos para generar otros espacios de salud y de libertad”.
Ante la ausencia y el abandono del Estado, son les niñes quienes se apropian del pedazo de tierra donde se instala el tablón con pinturas. Son sus manos listas para crear y sus corazones abiertos para disfrutar los que dicen que sí se puede construir el mundo que muches queremos y que todes tienen derecho a habitar.
Para sumar donación de materiales, comunicate al (0351) 152 574290.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: La tinta.