Las incoherencias de la precarización y COVID-19 en el Ministerio de la Mujer

Las incoherencias de la precarización y COVID-19 en el Ministerio de la Mujer
23 septiembre, 2020 por Redacción La tinta

Una vez más, las trabajadoras del Ministerio de la Mujer de la Provincia exigen mejores condiciones en sus contrataciones, salarios y condiciones de trabajo en un contexto de múltiples casos de COVID-19 confirmados. Las compañeras, que están en la primera línea dando respuesta a la violencia machista y patriarcal, paradójicamente, viven condiciones de precarización constante.

Por Redacción La tinta

El lunes pasado, mediante un comunicado, las trabajadoras del Ministerio de la Mujer expresaron nuevamente su preocupación por la situación actual, ante el conocimiento de casos sospechosos y otros confirmados de COVID-19 de profesionales y trabajadoras de la empresa tercerizada de limpieza. Manifestaron que no han recibido información de parte de las autoridades sobre los contagios y sobre las medidas para afrontar la situación.

A esto, se suma la histórica situación de precarización en las contrataciones, salarios y condiciones de trabajo. Las compañeras nunca dejaron de realizar tareas de acompañamiento a personas en situación de violencia de género, principalmente, mujeres, jóvenes y niñes, configurando así una de las tareas esenciales y de primera línea en este contexto de pandemia, donde la violencia hacia las mujeres ha aumentado.

Desde La tinta, conversamos con trabajadoras del Ministerio, quienes nos cuentan que, desde el inicio de la pandemia y con el aislamiento obligatorio, la mayoría de las profesionales fueron asignadas a la asistencia telefónica en la línea del 0800, pero algunas continuaron su trabajo de manera presencial, principalmente, quienes conforman la Brigada de Protección de la Mujer y del equipo de constatación.


Las condiciones de protección y prevención siempre fueron insuficientes, y remarcan que las obligaban a asistir a las oficinas para atender de manera telefónica. En la actualidad, manifiestan que el edificio permanece en condiciones desfavorables: en las oficinas, trabajan más personas que las que el protocolo permite, lo que dificulta el distanciamiento requerido, con un acceso intermitente a elementos de cuidado como los barbijos.


A comienzos de la cuarentena -mediante una Resolución Provincial-, se declaró el trabajo que realizan desde las dependencias del Ministerio como servicio esencial, pero “respecto de nuestras obligaciones y no de nuestros derechos”, explican las profesionales. Por mencionar un ejemplo, nos cuentan que la Provincia no adhirió a la licencia por hije en edad escolar, lo que implicó una doble carga de trabajo para quienes aún hoy siguen realizando teletrabajo, ya que la mayoría de ellas tiene trabajo de crianza y cuidados a cargo.

Estar en la primera línea y estar precarizadas

“Cuando decimos primera línea, estamos diciendo que no hemos dejado de ofrecer el acompañamiento, ya sea desde la modalidad del teletrabajo o con asistencia presencial. Hemos aprendido sobre la marcha acerca del teletrabajo, porque fuimos asignadas prácticamente sin capacitación. Ocurre que hay mucha sobrecarga para muchas de las compañeras fuera del horario de atención que tiene asignado cada quien, muchas veces trabajan 4 horas más fuera de su turno, después de haber realizado turnos de 6 u 8 horas”, explican.

Como ya relatamos en notas anteriores de La tinta, las formas de contratación es un reclamo que vienen expresando desde la conformación del Polo de la Mujer y que no encuentra soluciones reales. “Las compañeras becarias, sobre todo, las que están en Sala cuna, ganan menos de $8000 mensuales. Las que son monotributistas no cuentan ni con obra social ni aportes jubilatorios y no son reconocidas como trabajadores del Estado aún cuando lo son. Porque no fueron contratadas para un servicio puntual, hace más de 5 años que están trabajando en esas condiciones. Una de ellas lleva 8 años así. También están los convenios con el Colegio de psicólogues, que es otra condición de precarización”, afirmaron en diálogo con La tinta.

Muchas de ellas fueron contratadas y contaban con muchos años de antigüedad, y hoy tienen salarios por debajo de la canasta básica; son muy pocas las que se encuentran en planta permanente, que les permitiría otra estabilidad laboral. En ninguno de los casos de contratación tienen reconocimiento del régimen especial por tarea de riesgo psicosocial.

“Es muy difícil poder entender que el Estado precarice a sus trabajadores cuando es quien debe garantizar en primer lugar el acceso a los derechos, pero, sobre todo, es paradójico que esto ocurra dentro del Ministerio de la Mujer. Además de esas condiciones, estar con permanente miedo a perder el trabajo es una forma de violencia laboral e institucional, que las trabajadoras que acompañamos a las mujeres en situación de violencia lo hagamos en condiciones de precarización, que se reproduzcan hacia adentro precisamente las lógicas que tratamos de mitigar respecto de la violencia hacia las mujeres”, concluye una de las trabajadoras.

Por último, las trabajadoras plantean que los aumentos que lograron para trabajadores y trabajadoras de la Provincia han sido paupérrimos en lo que va del año y para quienes son monotributistas habían logrado un aumento previo a la pandemia, pero, luego, no hubo más recomposiciones salariales.

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(Imagen: La tinta)

*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: Polo Integral de la Mujer, precarización laboral

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