Junglas interiores, plantas de compañía

Junglas interiores, plantas de compañía
8 septiembre, 2020 por Soledad Sgarella

El cultivo de plantas de interior es una actividad que, aunque legada ancestralmente, volvió a estar en auge en estos últimos tiempos. La cuarentena y el aislamiento social nos enrostran la importancia de cuidar la vida dentro de nuestros espacios cerrados y de disfrutar las bondades de multiplicar y compartir ciclos, brotes y raíces.

Por Soledad Sgarella para La tinta

“Mi voz vegetal vegetal,
amor vegetal”.
Gustavo Cerati

Heredé la feliz condición de ser amante de las plantas directamente de mis progenitorxs. Nacida y criada en un departamento sin patio, el lavadero de la Nela y el Gabriel fue, siempre, un mini jardín botánico que nada parece envidiarle al homónimo de Río de Janeiro, pero en pleno Barrio General Paz. Y sí, soy de las que les hablan. En esta última mudanza, hasta les pedí perdón por cambiarlas tanto de lugar; pero acá están, se adaptan más rápido que yo y se expresan más claramente: se nota cuando a una planta no le gusta el lugar donde está, no la caretea. 

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«Monstera» (Imagen: Martha Analógica)

Las plantas de casa son parte de recrear el hogar como un refugio vital. Ninguna planta es “de interior” naturalmente. Llamamos así a cualquier especie vegetal cultivada bajo techo y en un entorno controlado. Según la ingeniera agrónoma Georgina Granitto, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP): “Hay muchas definiciones para las plantas ornamentales de follaje, una se refiere a la forma y al uso: cualquier planta cultivada principalmente por su follaje y utilizada en la decoración de interiores, pudiendo o no tener flores. La característica de este tipo de plantas es su gran valor decorativo y su inadaptación a las condiciones de cultivo al aire libre en nuestra zona, sin dejar de reconocer la existencia de numerosas excepciones. No existen plantas cuyo medio óptimo sea el interior de una vivienda u oficina, pero muchas se adaptan y admiten las condiciones interiores durante largo tiempo, mientras que otras resisten sólo un par de semanas. La mayoría de las denominadas «plantas de interior» son de origen exótico, de zonas tropicales y, por consiguiente, su hábitat difiere notablemente del que se les puede dar en una habitación. Es importante conocer su origen, pues así conocemos sus exigencias”.

Mario Arango Marin, otro ingeniero agrónomo, pero de la Universidad Nacional de Colombia, publicó, en 1997, que “la historia del cultivo de las plantas de interior se inició en Escandinavia, donde, desde tiempos remotos, se recogían especímenes silvestres cuando se aproximaban los rigores del invierno. En un principio, no se trataba de plantas exóticas, las cuales sólo llegaron a Europa cuando grandes barcos empezaron a cruzar los mares y se dio inicio a la investigación de los continentes”. 

Venimos de meses de estar muchas horas frente a pantallas, encerradxs, casi sin contacto con la naturaleza, sobre todo, quienes vivimos en barrios muy urbanizados o en edificios. Y si bien la jardinería es una actividad con cada vez más adeptxs, la cuarentena le pegó un empujón, probablemente, porque las plantas generan en los interiores sensaciones de bienestar y de conexión con la vida y los ciclos.

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«Lazo de amor» (Imagen: Martha Analógica)

Mitos, mitos. Hay un universo variopinto de dimes y diretes con las plantas de interior.  Ni purifican el aire ni te vas a morir por tener plantas en tu pieza. Los vegetales hacen dos procesos para sobrevivir: por un lado, la fotosíntesis (absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno) y, por otro lado, la respiración (exactamente al revés). El primer mito dice que las plantas en la habitación consumen el oxígeno que necesitamos para respirar y «envenenan» el espacio con dióxido de carbono. Es falso: durante las noches, cuando las plantas no reciben luz solar, absorben oxígeno y liberan dióxido de carbono para poder sobrevivir, pero la cantidad de oxígeno que utilizan es insignificante y no es lo suficientemente relevante como para ser perjudicial para la salud humana.

El segundo mito dice que, al hacer la fotosíntesis, las plantas en nuestra casa descontaminan y purifican el aire del ambiente. Otra vez lo mismo: falso. Sólo se cumpliría si tuviésemos muchísimas, ocupando toda la habitación. Según diferentes estudios, habría que tener más de 10 plantas por cada metro cuadrado. Este mito viene de una publicación de la NASA en los 80, sacada de contexto y replicada sin criterio, en la que se demostraba que las plantas reducían los compuestos orgánicos volátiles, pero lo hacían en pequeños recipientes herméticos. En un estudio publicado en el Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology, Michael Waring (ingeniero ambiental y experto en la calidad del aire interior de la Universidad de Drexel) y su equipo afirmaron el año pasado que el problema de ese y otros experimentos fue que las cámaras selladas del laboratorio de la NASA no eran realmente representativas de los entornos domésticos o las oficinas reales.

En fin, tener plantitas nos hace más felices, pero no nos depura el hogar.

La comunidad de amantes de las plantitas de interior se multiplicó y, con ese crecimiento, se multiplicaron también los frascos y vasos con hijites de potus y hojitas de crasas desparramados en bandejas, esperando nuevos hogares. 

¿Qué plantas son amables para cultivar, cuidar y compartir? Hay muchas. Acá van un par de ejemplos.

LENGUA-SUEGRA-martha-analogica
«Lengua de suegra» (Imagen: Martha Analógica)

Potus y potus lemon: crecen de a gajo y pueden sobrevivir en agua. Colgantes, decoran cualquier biblioteca hermosamente.

Sansevieria: también conocida como espada de San Jorge o lengua de suegra, trifasciata en sus dos versiones y cilíndrica en sus dos versiones (clásica y trenzada). Necesita muy poco riego y mucha luz, pero no sol directo. 

Lazo de amor: chlorophytum comosum, conocida popularmente también como cinta, malamadre o araña. “Tira” hijitos en los extremos de unos tallos blancos y alargados, fácilmente transplantables porque ya tienen sus raíces.

Monstera: fue muy popular durante los 60 y 70, y volvió a estar de moda hace unos años. Mi abuela la tenía en el patio y le decía sandalia. Donde hay una monstera, parece haber selva, y es una planta resistente y poco exigente para cualquier hogar.

Lxs expertxs aseguran que, agrupándolas, las plantas de interior generan su propio microclima. Juntas se autocuidan, se sincronizan y cooperan. 

Para las plantas, parece que, también, la salida es colectiva.

*Por Soledad Sgarella para La tinta. Ilustraciones: Martha Analógica.

Palabras claves: ambiente, Plantas

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