Editorial Flor de Luna: de puño y letra feminista
En Córdoba, existe una editorial que camina con pulso feminista y edita libros para construir puentes. Un grupo de mujeres-compañeras se encuentran en este proyecto y lo comparten con la ética y el cuidado que han aprehendido trabajando colectivamente y con amorosidad.
Por Fernanda Albornoz para La tinta
Desde hace unos años, las compañeras de Flor de Luna ofrecen diversos productos para transitar nuestros ciclos: toallitas de tela, copitas menstruales, protectores mamarios, por nombrar sólo algunos. Junto a esas producciones, se generaron encuentros, nacieron reflexiones, emociones y también la necesidad de compartirlas. La tinta dialogó con las creadoras de este proyecto que invita a cruzar puentes construidos con textos, ilustraciones y lo que todes necesitamos siempre: amor.
La historia de la editorial es la historia de mujeres encontrándose: en plataformas virtuales y en el blog; en la convocatoria que, luego, se convertiría en la antología «46 formas de ser mujer”; en talleres y conversatorios; en el espacio que comparten y llaman casita. Planchando, marcando telas, cortando, cosiendo.
Antes de este emprendimiento, Flor de Luna vendía publicaciones de otras compañeras y compartía ediciones de libros encuadernados a mano. Sin embargo, picó el bichito de ser-hacer con sello propio al dimensionar la amplia llegada que tiene lo impreso y el crecimiento que eso posibilita. Esa energía creadora fue la que impulsó a gestar esta editorial.
Camila García Reyna, una de las integrantes de esta iniciativa, nos cuenta cómo fueron transitando el 2020: “Este año, sentí que necesitábamos más tiempo para lo editorial porque es un proyecto muy nuevo”. Recuerda que, al principio, intentaron equilibrar las horas de trabajo en casa con las que tenían que ver con la producción de las toallitas y demás productos, que se realizan en el espacio que comparten. Hoy, ella está abocada a lo editorial y gestiona colectivamente con Noelia Sánchez, que, por ser fundadora, está en todas las áreas, y también trabaja en conjunto con Gisela Bainotti, la diseñadora.
La cuarentena por COVID-19 trajo múltiples cambios en las dinámicas laborales y, como cuentan las protagonistas, la editorial también tuvo que repensarse en este contexto. Suspendida la producción, aparecieron los miedos de no poder continuar generando ingresos, pero estas trabajadoras de manos y convicciones fuertes le dieron una vuelta de rosca a la pandemia y dijeron: “Esta es una posibilidad de seguir encontrándonos, lo editorial puede seguir tejiendo puentes y es algo que podemos hacer desde nuestras casas: ir corrigiendo, generando contenido y delinear material que ya tenemos”.
Cuatro libros que proponen compartir sabidurías y aprendizajes
Poesía Menstrual, de Sofía Slobodjanac Parisí, recupera la experiencia específica de ciclar, de la menstruación como un proceso para respetar profundamente y celebrar. Tiene que ver con texturas, temperaturas, emociones, sensaciones.
Ser estar Agua, de Sayi Paris, es un poema ilustrado que nació en su escritora y lo compartió. Tiene que ver con el fluir, cómo ser esa agua interna e identificarse con sus procesos y sabiduría.
Lirios Caminantes, de Camila García Reyna, es un libro de poemas dedicados a las hermanas que recuperan experiencias de ser mujer hoy, aquí y ahora.
Un círculo más, de Ana Sued, ilustrado por Cielo. Comparte experiencias en un círculo de mujeres, para hacer algún ritual, alguna sanación. Muy sencillo y breve, nos permite sumar herramientas para encontrarnos y ver qué está pasando con otras.
La idea de la propuesta editorial es publicar autoras mujeres y diversidades y tiene que ver con el proyecto integral de Flor de Luna: aportar a una conciencia feminista, respetuosa de nosotras, de nuestros ciclos, empoderada. Trasciende el vender/consumir y apunta a crear un vínculo, ser parte y encontrarnos como compañeras con lo que nos interesa y nos identifica. Con ese objetivo trabaja el equipo de comunicación en redes, para visibilizar la producción, la filosofía y las intenciones.
En la misma sintonía, hay dos publicaciones que son herramientas de diálogos y encuentros. Una de ellas es el Lunario, que, este año, tiene ilustraciones de Sayi Paris, notas sobre astrología, astronomía y contenidos que sirven para conectarnos. La otra es la Agenda donde podemos disfrutar descubriendo poemas y partes de discursos de compañeras feministas.
Redoblando la apuesta desde lo laboral y económico, Flor de Luna lanzó, en cuarentena, la preventa de dos revistas: Lunática y Mapik. La primera con entrevistas, recomendaciones y textos críticos y feministas que colaboran en el discurso del uso de las toallitas. La segunda es una iniciativa llevada adelante por mujeres de la comunidad Mocoví de Tostado, Santa Fe, donde nos comparten experiencias y saberes como defensoras ambientales y nos convidan poemas en lenguas originarias, ilustraciones y fotos.
Camila cuenta que, en un proyecto de estas características, algo fundamental es poder generar acuerdos económicos que resulten justos para todas las partes: las usuarias de toallitas y productos, las lectoras de los libros, las vendedoras de la red y las productoras. Siempre buscando la confluencia de lo comercial y lo ético, ya que la productiva vive gracias a lo que vende. De la mano de eso, la distribución se realiza con una red comercial que posibilita que el público acceda a la producción.
Las compañeras también saben que dar vuelo a la creatividad es muy necesario para soñar y proyectar. Por ese motivo, una parte de las ganancias se reserva para nuevos productos que todavía no tienen un mercado, que aún no existen y hay que sostenerlos un tiempo hasta que caminen solos.
Ser con otras, regalarnos y regalar, habitarnos, ciclar y fluir. Tanto y más es lo que podemos encontrar en una editorial que abraza, escribe e ilustra para nosotras.
*Por Fernanda Albornoz para La tinta.
