Bolivia: la batalla continental que se viene

Bolivia: la batalla continental que se viene
24 julio, 2020 por Tercer Mundo

La derecha boliviana busca por todos los medios anular los comicios presidenciales del 6 de septiembre, que tienen como favorito al candidato Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo.

Por Gerardo Szalkowicz para Nodal

El centro de gravedad de América Latina se irá trasladando, en las próximas semanas, a Bolivia, donde la principal incógnita pasa por ver si finalmente habrá elecciones libres y transparentes que ayuden a recuperar la democracia desgarrada en noviembre pasado. El Día D es el 6 de septiembre. Por ahora. Con el MAS arriba en todas las encuestas, la derecha apuesta otra vez a patear el tablero con un nuevo aplazamiento y/o la proscripción. Es lógico: nadie da un golpe de Estado para después entregar mansamente el poder a quienes sacaste por la fuerza.

Tienen una buena coartada: el desastre que está provocando la pandemia. Hospitales colapsados y gente muriendo en las calles son el rostro más crudo de un sistema de salud desmembrado. La curva de contagios sigue creciendo y, por si le faltaba algo a la convulsionada actualidad boliviana, el positivo por la COVID-19 alcanzó a la propia presidenta de facto, a siete ministros, seis viceministros, al jefe de las Fuerzas Armadas y a una docena de legisladores y legisladoras.

De las múltiples crisis que envuelven el país, la sanitaria se torna indisimulable. Ni los medios que acompañaron el derrotero golpista pueden invisibilizar las imágenes de personas desesperadas por no encontrar dónde atiendan a sus familiares contagiados ni dónde enterrarles cuando fallecen.

Mientras tanto, se hizo cargo del Ministerio de Salud el titular de la cartera de Defensa, Luis Fernando López: un militar sin experiencia sanitaria gestionando una pandemia, igualito que en el Brasil de Jair Bolsonaro. Las respuestas oficiales oscilan entre los llamados a oraciones religiosas y explicaciones tragicómicas, como la del ministro de Gobierno Arturo Murillo: “Mucha gente se está muriendo por simple ignorancia”. El panorama no toma dimensión de tragedia, porque, durante el gobierno de Evo Morales, la inversión en salud (ahora paralizada) se incrementó 360 por ciento, se duplicaron los puestos de trabajo en el sector y se construyeron 1.062 establecimientos de salud.

Bolivia coronavirus muertos en las calles la-tinta
Imagen: El Deber

Pero no es la emergencia pandémica la que llevó a Jeaninne Áñez, Jorge “Tuto” Quiroga y Luis Fernando Camacho a pedir auxilio a la OEA para seguir dilatando las elecciones (la misma OEA de Luis Almagro, que los ayudó a consumar el golpe), sino los números de los sondeos: entre las tres candidaturas de la ultraderecha, no llegan al 20 por ciento y, pese a las persecuciones, encarcelamientos y exilios, el MAS aparece con buenas chances de ganar en primera vuelta si logra frenar la arremetida por proscribir a su candidato Luis Arce. El tablero electoral se completa con el ex presidente liberal Carlos Mesa, que aspira a llegar al balotaje apoyado por la clase media paceña (en las fallidas elecciones de octubre pasado, quedó 10,3 puntos debajo de Evo Morales) y que, por ahora, no aceptó aliarse con esos sectores más extremistas de la oligarquía santacruceña.


Es que el descontento con la gestión de Añez y su grupo es cada vez más amplio. Por las múltiples denuncias de corrupción -como la millonaria compra de insumos médicos y respiradores a sobreprecio-, pero, sobre todo, por el desamparo en el que dejaron a la población ante el arrasador impacto económico del coronavirus. En un país con el 70 por ciento de informalidad laboral y tras un aluvión de despidos, el desempleo trepó al 8,1 por ciento, casi el doble de lo que dejó Evo Morales cuando Bolivia ostentaba la cifra más baja de América Latina.


Por eso, también Luis Arce viene pisando fuerte. Además de su perfil “moderado”, fue el ministro de Economía durante casi todo el gobierno de Evo. ¿Quién mejor para timonear la crisis post pandemia que quien fuera el cerebro de un modelo de innegable recuperación y estabilidad económica?

Si hay una palabra que define el devenir de esta historia, es la incertidumbre. Todo puede pasar en las próximas jugadas. La derecha boliviana, siempre tutelada desde el Norte, apuesta otra vez a patear el tablero. El MAS denunció que “se ha desatado una campaña que pretende presionar al TSE (Tribunal Supremo Electoral) con el objetivo de cancelar nuestra personería jurídica”. Además, se declaró “en estado de emergencia ante este nuevo intento de proscribir a nuestros candidatos”. Los movimientos sociales y sindicales ya están en las calles para impedirlo. Luego de una gran demostración de fuerzas en todo el país el martes pasado, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Huarachi, advirtió: “Los trabajadores vamos a hacer cumplir que el 6 de septiembre sí o sí se hagan las elecciones. Vamos a defender la democracia”.

De eso de trata la batalla que se viene en Bolivia, de recuperar la democracia perdida.

Bolivia sindicatos la-tinta

*Por Gerardo Szalkowicz para Nodal / Foto de portada:

Palabras claves: Bolivia, elecciones, ultraderecha

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