#SomosPlurinacionales: Paraguay
Por Redacción La tinta
Somos plurinacionales y nos reconocemos hermanes en el Abya Yala. Creemos que todas las voces nos construyen en los feminismos que somos. En medio de una pandemia que nos quiere individuales, dispersas y aislades, nos tejemos evadiendo las fronteras patriarcales y ponemos a circular relatos de organización y resistencia. En esta entrega, algunos trazos de lo que está pasando en Paraguay.
Pocas noticias con detalles nos llegan desde el país hermano, aun así, en los principales portales de noticias internacionales, se menciona a Paraguay como uno de los ejemplos en el manejo de la gestión preventiva de la propagación de la COVID-19, ya que el Estado llevó adelante una cuarentena anticipada. Sin embargo, el pulso actual de los días va evidenciando otros relatos y realidades; actualmente, la sociedad paraguaya se encuentra convulsionada tras el incremento de casos, el informe presidencial y las gestiones en materia de política pública en plena crisis sanitaria.
Conversamos con Clemen Bareiro Gaona, cofundadora de Revista Emancipa y cocreadora del Espacio Juliana, quien nos introduce en la realidad paraguaya desde los feminismos.
—Frente a los relatos de éxito en la gestión de la cuarentena temprana, como medida de prevención de la pandemia tomada en tu país, ¿qué nos podés contar de cómo es la realidad hoy, en los barrios, en la calle, en la vida de los sectores trabajadores, de lxs más emprobrecidxs?
—Efectivamente, el 11 de marzo, aquí ya estábamos de cuarentena, esta medida implementada frente a la crisis del coronavirus estuvo centrada solamente en frenar el contagio, no pudieron pensar en todas las comunidades y sectores que se encontraban con mayores vulnerabilidades. La periodista Noelia Aceituno, corresponsal de EFE Noticias en Paraguay, le preguntó al Ministro del Interior, en una de las primeras conferencias de prensa, sobre qué medidas pensaban implementar desde el gobierno, ya que muchas mujeres se verían obligadas a convivir durante la cuarentena con sus agresores. La respuesta, con risas de por medio, fue que los hombres también son violentados. Eso demostró que, desde el inicio, las mujeres no estaban contempladas en el plan de contingencia del gobierno paraguayo. Si bien la medida del aislamiento ciertamente implicó pocos contagios, a medida que pasan los días, estamos avanzando en las fases y vemos que hay un aumento de contagios. Y esto es preocupante, porque el sistema sanitario no está preparado para responder a un posible contagio comunitario.
La realidad de los barrios más pobres es muy compleja, hay casos de trabajadorxs suspendidxs, incluso de prensa, y no hay respuesta desde el gobierno ante esto. Ayer, en las redes sociales, hubo una avalancha de denuncias a empresas que no quieren cumplir con las leyes laborales. Frente a la falta de respuesta de cobertura económica a estos sectores por parte del gobierno, lo que se hizo desde las comunidades más pobres fueron ollas populares a partir de la organización de las mujeres, con ingredientes que donaba la misma gente del barrio y gente por fuera, para poder alimentar a las familias. Tanto fue el éxito, que se expandieron en todo el territorio nacional y, desde el gobierno, fomentaban que se hagan ollas populares, en lugar de dar respuestas como Estado. Hubo intentos de dar unas subvenciones a lxs trabajadorxs informales, pero no fue efectivo, no funcionó, ya que, además, el monto era mínimo, no llegaba ni a los U$100.
Lxs trabajadorxs nunca dejaron de salir a las calles y esto es importante mencionarlo porque la COVID-19 lo que hizo fue poner en evidencia las enormes desigualdades que existen en este sistema heteropatriarcal capitalista. Entonces, un sector importantísimo nunca pudo dejar salir a la calle porque tenían que trabajar, porque, si no, no comían. Y eso generó una ola de discriminaciones y de represiones por parte de la Policía Nacional, que, sin embargo, cuando salía alguien de los barrios más adinerados, no recibían las mismas represalias, y esto tiene que ver con a quiénes se juzga y a quiénes se criminaliza.
—Días pasados, el presidente Mario Abdo Benítez presentó un informe público al Congreso, manifestando muy buenos resultados en la gestión de la pandemia, sobre la implementación del gasto público y pidiendo a Dios por la reactivación del país. Eso desató el descontento de la ciudadanía, ¿qué nos podés contar sobre esto? ¿Qué escenario político y social se anticipa a partir de esto?
—El presidente ha demostrado ser una persona con muy poca capacidad de liderazgo y centra el éxito de su gobierno en la medida de la cuarentena temprana, como si eso sólo fuese lo único, como si el resto de las preocupaciones, necesidades y cuestiones que tienen que ver con la vida de las personas no tuviesen importancia. Entonces, él le entrega a Dios la posibilidad de que “nos vaya bien” y esto es tremendo. Vivimos con un nivel de incertidumbre cada vez peor, hubo muchas manifestaciones por parte de diferentes sectores que se organizaron para denunciar las muchísimas situaciones por corrupción que hubo desde el Ministerio de Salud.
Hay una especie de hartazgo, pero, al mismo tiempo, las personas están muy cuidadosas por los contagios, porque sabemos que, si ocurre contagio comunitario, como sociedad estamos perdidos. El sistema sanitario de Paraguay, expresó días pasados la Doctora Rosana González, Secretaria General del Sindicato Nacional de Médicos del Paraguay, no está preparado, decía que, en nuestro país, hace mucho que estamos en la fase 4 de Italia. En Paraguay, la gente se muere por no tener un respirador, por no tener un lugar en terapia intensiva, se muere por no tener medicamentos, por no tener la posibilidad de tratamientos oncológicos.
Entonces, al mismo tiempo que hay un hartazgo generalizado con respecto al Presidente y a toda su política de Estado, existe el temor de exponernos al contagio masivo, sabemos que, si tomamos ciertas imprudencias, corremos el riesgo de contagiarnos y no tenemos posibilidades de recibir la atención adecuada.
—Entendiendo que este contexto afecta los derechos básicos y deja de relieve y profundiza las desigualdades estructurales existentes, ¿cómo ha afectado esta crisis sanitaria especialmente a las mujeres y disidencias? Y particularmente, sobre las tareas de reproducción de la vida y cuidados, ¿cómo se traduce en lo concreto, tanto en las políticas de gobiernos y en las resistencias del pueblo?
—Efectivamente, como en muchos territorios, quedó en evidencia que las mujeres somos quienes más expuestas estamos, así como las disidencias. Porque estamos en toda la línea de cuidado, somos las limpiadoras de hospitales, las cuidadoras, enfermeras, personal que no es considerado el personal de blanco, que tiene otra categoría y beneficios. Las compañeras trans, las trabajadoras sexuales, las trabajadoras domésticas, todos los sectores que involucran lo que justamente llamamos las tareas de reproducción de la vida y los cuidados, estamos en la primera línea.
Esta crisis sanitaria pone en evidencia la importancia y es un remarque clave sobre las tareas de cuidados. También hubo una recarga laboral para las mujeres con las tareas del home office, el trabajo en casa, que implica que las mujeres están atendiendo el trabajo, pero también la cocina, la casa, lxs hijxs, la escuela, las tareas y esto genera muchas dificultades y desgastes en la vida diaria.
Sobre esto, nosotras decimos que es un momento importantísimo, porque se está iniciando una Reforma del Estado, que, desde el gobierno actual y la derecha en general, quieren achicar el Estado, la ya conocida fórmula neoliberal. Entonces, lo que nosotras decimos es que, si no se aprovecha esta reforma para ver y pensar desde una perspectiva que incluya a todas, todos y todes, entonces, no va a ser posible modificar nada y eso evidenciará que no aprendimos nada de la pandemia. La que, sobre todo, nos hizo ver la importancia que tiene el trabajo de las mujeres y lo vulnerabilizadxs que estamos quienes no nos identificamos con esa figura patriarcal, heterosexual, cis, blanca, clase media, universitaria. En este tiempo, quedaron más evidenciadas las inequidades que tenemos como sociedad.
—¿Qué acciones y demandas se vienen realizando desde las redes feministas?
—Las acciones que venimos haciendo desde las redes feministas tienen que ver mucho con el apoyo a las iniciativas de las ollas populares en los barrios, también se armaron redes de contención y mecanismos para atender a mujeres víctimas de violencia. Por otro lado, también estamos metidas en el debate de la Reforma del Estado, nos interesa mucho poder discutir ahí e incluir una mirada feminista. Que es algo súper difícil, porque los sectores antiderechos acá, en Paraguay, son muy fuertes, tienen mucho poder y están en todos los canales, por ejemplo, comerciales y hegemónicos del país. Nosotras tenemos muy pocos espacios para poder expresar nuestras ideas, pero, de cualquier manera, lo hacemos. Específicamente nosotras desde Emancipa Paraguay, tenemos un programa de radio y ese es un espacio feminista que encuentran muchas chicas para expresar sus demandas, y la revista.
Como movimiento de mujeres feministas del Paraguay, estamos con esas demandas y acciones, y también con un fuerte trabajo contra el abuso hacia niñas, niños y adolescentes, y, sobre todo, hacia las comunidades indígenas. Hace dos semanas, hubo dos casos en tres días de niñas que fueron abusadas sexualmente, una fue obligada a parir y la otra murió desangrada. Hay una red trabajando sobre esto con mucha importancia y no vamos a parar, seguimos adelante.
*Por Redacción La tinta / Collage de portada: Angela Camacho – @thebonitachola.