#SomosPlurinacionales: Argentina

#SomosPlurinacionales: Argentina
3 junio, 2020 por Redacción La tinta

Por Redacción La tinta

Somos plurinacionales y nos reconocemos hermanes en el Abya Yala. Creemos que todas las voces nos construyen en los feminismos que somos. En medio de una pandemia que nos quiere individuales, dispersas y aislades, nos tejemos evadiendo las fronteras patriarcales y ponemos a circular estos relatos de organización y resistencia. En esta tercera entrega, y por cumplirse 5 años de Ni Una Menos, traemos trazos de la experiencia de la Asamblea Ni Una Menos Córdoba.

En esta oportunidad, conversamos con Ayelen Altamirano, integrante de la Asamblea Ni Una Menos y la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, quien nos comparte algunas reflexiones tramadas en las redes de la Asamblea, algo de memoria organizativa, la actualidad y lo que se viene. En el 2015, comenzó ese gran movimiento político que lo cambió todo, las plazas y las calles estaban llenas, y el discurso social se impregnó de esa consigna que aparecía tímida, pero llena de bronca y dolor. Con el tiempo, el Ni Una Menos rompió fronteras, se masificó, se llenó de jóvenes, pero, sobre todo, se llenó de muchas consignas de lucha.

Una potencia que no paró de crecer y donde estamos todas y todes en las intersecciones de las múltiples violencias y opresiones. Los femicidios aún existen y muchas de las desigualdades por las que gritamos también, pero, en estos 5 años, hemos avanzado en múltiples frentes. Como decimos siempre, nos mueve el deseo de cambiarlo todo y en eso andamos.

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(Imagen: La tinta)

—¿Cómo ha sido la experiencia organizativa de la Asamblea Ni Una Menos en Córdoba? ¿Qué lecturas hacés, desde su comienzo hasta hoy, pensando en cómo los feminismos fueron creciendo y transformándose?

—Pensando en cómo fue desde el 2015 hasta acá, lo primero que remarcaría sobre la experiencia organizativa es la profundización de los discursos y discusiones al interior del feminismo. Siempre me acuerdo la primera marcha, la amplitud de las consignas y, al mismo tiempo, el vacío de las mismas. En ese momento, “Ni Una Menos” era una consigna que cualquier persona que se pudiera sentir interpelada estaba en esa marcha y eso es algo que se fue transformando con los años. Sobre todo, a partir del 2017, donde hicimos el primer Paro Internacional, ahí, profundizamos muchísimo el sentido que tenía este movimiento y hacia dónde iba a ir. Yo identifico ahí una gran bisagra entre lo que fue el 2015 y el 2017, la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, creo, fue una de las banderas más fuertes que se levantaron, al mismo tiempo, también en ese paro del 2017, que tuvo mucha relevancia a nivel internacional, pero, sobre todo, en Argentina, fue un paro al gobierno de Macri.

Nosotras nos pusimos a organizar no sólo un movimiento amplio y diverso, sino un sector que estaba denunciando a un gobierno porque estábamos teniendo una lectura sobre el modelo económico, social y político. Desde 2015 para acá, hemos podido tener claridad sobre qué cosas no queremos más y qué cosas sí, en términos presupuestarios, de políticas, por ejemplo. Y, acá, yo sí veo un gran cambio, o, quizá, una gran diferencia, estamos en un momento donde nos encuentran otros desafíos, gobiernos progresistas o la creación de Ministerios nos interpelan al punto de obligarnos a preguntarnos ¿de qué nos sirven esos espacios? ¿Para qué nos van a servir? ¿Qué vamos a demandar ahí? Pero, sobre todo, no olvidar nunca que el feminismo sabe de disputas institucionales o al Estado, pero también, y sobre todo, sabe de disputas en la calle y en otros sentidos, y esas son dos líneas de construcción que no hay que abandonarlas nunca.

La Asamblea es diversa y eso se puede ver, por ejemplo, hoy, en las distintas acciones que se llevarán adelante, y es importante dar cuenta desde esas múltiples voces que somos y lo que construimos ahí.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—¿Cuál es la particularidad de las luchas y las consignas en el territorio cordobés? ¿Cuáles son los principales frentes y problemáticas que advierten desde la Asamblea en este contexto de pandemia?

—En Córdoba, tenemos la particularidad de la falta de políticas que ayuden realmente a frenar la violencia de género, no sólo con presupuesto, sino en la perspectiva política, creo que tenemos un problema en el Polo de la Mujer, en la provincia. Lo digo porque, con nosotras, luchan las trabajadoras que denuncian siempre sus condiciones laborales, en ese conflicto, se muestran las dificultades y limitaciones que tiene el Polo para llegar y asistir a toda la provincia.

Me parece que se ha avanzado en algún momento con la creación de ese espacio específico y la posibilidad de, en un mismo lugar, contar con una unidad judicial, con la asistencia psicológica, cosas que, en otros lugares, no existen, pero insuficiente. Muchas organizaciones y, sobre todo, muchas compañeras que acompañan a personas en situación de violencia, han dicho y lo sabemos, las dificultades que tiene la institución para asistir. Sobre esa particularidad en nuestro territorio, creo que tenemos que transformar.

—¿Cómo se ha resignificado la lucha en este contexto de aislamiento?

—En este momento, estamos en un contexto de emergencia y todo el presupuesto y las políticas están destinadas a la salud, pero también hay que poder reconocer que hay una emergencia en violencia de género y esto implica poder darle la relevancia que tiene a las necesarias tareas de asistencia y acompañamiento a personas en situación de violencia. De hecho, también, poder pensar en qué está pasando con la Educación Sexual Integral en estos tiempos en donde muches niñes y jóvenes no están asistiendo a los institutos educativos, también tiene que ser una preocupación del Estado.

A mí me parece, en algún punto, que la discusión de tener que estar en nuestras casas o de pensar es una manera de prevenir los contagios y cuidarnos, en este momento, ese estar en casa pone en crisis la perspectiva del feminismo que ocupa los espacios públicos y que entiende que las luchas se dan en las calles. Nos pone en crisis, en la medida, por ejemplo, que hoy, a 5 años del primer Ni Una Menos, no van a poder estar participando de una gran movilización compañeras de todos los barrios, con las dificultades que hay para moverse a la ciudad.

Y, si bien nos pone en crisis, también nos hace ser creativas a la hora de intervenir, a la hora de hacer en la calle intervenciones artísticas, movilizaciones con todos los cuidados que implica este momento y también proponer otro tipo de instancias y actividades para quienes no se pueden movilizar y marchar. Tal vez, nos pone en el desafío a quienes manejamos más información, o quienes tenemos privilegios para atravesar esta pandemia, de tener otras perspectivas para comunicar lo que queremos, para llegar a todos los lugares, incluso, a aquellos a los que nos ha costado llegar durante estos años.

(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—¿Qué ha significado en tu experiencia personal tu activismo en la Asamblea?

—Yo considero una bisagra en mi militancia desde el 2015 para acá, primero, por poder sentirme parte de un movimiento histórico, de aprender de las que están hace años en nuestra ciudad, los 8 de marzo siempre tuvieron movilizaciones y concentraciones. Siempre miro fotos y escucho lo que nuestras compañeras nos cuentan: “Éramos 50 en una plaza”, “éramos 200” y, ahora, somos este movimiento tan amplio y diverso.

En esta experiencia, adquirí saberes y conocimientos para la política, para quienes, como yo, creemos que hay que hacer política porque es una manera de poder construir mundos más justos. La asamblea a mí me posibilitó y a muchas compañeras nos posibilitó aprender a hacer política de otra forma, sabiendo la amplitud que tenía este movimiento, que lo componen organizaciones de todos los sectores políticos e ideológicos de la ciudad y la provincia, y eso me parece que nos dio sabiduría, y es la que tiene que ver con intentar generar un movimiento que siempre sea lo más amplio posible.

Y que la amplitud no quiere decir que no tenga orientación, sino que respeta las múltiples orientaciones, llega a puntos en común y, a los puntos en los que no se llega, no se presiona, y esto es la experiencia de haber aprendido a hacer política de otra manera. Creo yo que las experiencias organizativas que no son feministas no tienen tanto. Tampoco idealizo ni romantizo la no diferencia política, supongo que, en algunos momentos, son necesarias, pero me parece que, en estos 5 años, Ni Una Menos nos dio la posibilidad de aprender que a este movimiento lo formaban muchas que tal vez no estaban de acuerdo con el aborto, que tal vez no estaban de acuerdo con la forma de manifestación, por ejemplo, en donde se muestra el cuerpo y que hemos cambiado y hemos podido profundizar esas discusiones a lo largo de todos estos años.

Sin lugar a dudas, la experiencia que me dio fue la de formación, la de la escucha, de poder trabajar y militar con compañeras con las que no coincido ideológicamente ni en relación a la mirada sobre el Estado ni en relación a la mirada sobre las instituciones, pero que considero compañeras fundamentales de esta lucha amplia, que tiene que ver con ganar nuestros derechos. Si conquistamos nuestros derechos, es una lucha en la que tienen que estar todas y todes les compañeres.

(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—¿Qué viene para adelante? ¿Cuáles son las apuestas más urgentes como movimiento?

—Para adelante, viene una apuesta urgente que tiene que ver con poder tener políticas que realmente sirvan para la asistencia y el acompañamiento en situaciones de violencia de género, es necesario el presupuesto ahí, en esas políticas. En un contexto de emergencia sanitaria y de crisis económica que va a estar atravesando nuestro país en un futuro muy cercano, va a ser muy difícil que eso suceda, pero creo que nuestra lucha tiene que estar puesta sobre eso.

Y, al mismo tiempo, desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, nos imaginábamos otro contexto, imaginábamos, en esta época, estar discutiendo un proyecto de ley sobre aborto legal, seguro y gratuito, estar discutiendo el proyecto que la Campaña presentó. Entendíamos que, ya en marzo o abril, íbamos a poder iniciar el debate. Y bueno, estamos en este otro escenario que nos tomó de sorpresa. Pero tenemos que tener presente que esa discusión se va a dar y que vamos a poder discutir el proyecto de la Campaña, y que queremos que se apruebe. Y que, en el momento en que consigamos el aborto legal, vamos a conseguir uno de los derechos más importantes que tiene el feminismo en su bandera, que es el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos.

Y, en ese momento, será otra bisagra de nuevo dentro de este gran movimiento, así como identificamos el 2015 con el Ni Una Menos, en el 2017, un Paro. Y pienso que, cuando salga el aborto legal, vamos a tener otro hito para marcar, y supongo yo que la profundización de otros discursos y de muchísimas cosas que faltan y que seguimos denunciando.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Redacción La tinta / Collage de portada: Angela Camacho – @thebonitachola.

Palabras claves: Asamblea Ni Una Menos, Ni una menos, SomosPlurinacional

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