“La situación de los presos y las presas vascas es más grave y extrema que antes”

“La situación de los presos y las presas vascas es más grave y extrema que antes”
16 abril, 2020 por Tercer Mundo

Entrevista al Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos, en el marco de la conmemoración el viernes del Día Internacional del Preso Político.

Por Pedro Bonet para La Tinta

En el País Vasco, en los últimos dos siglos, rara ha sido la época en la que no hubo presos y presas políticas. Si nos centramos en el último siglo, cuando todavía no había salido el último preso político de la Guerra Civil (1936-1939), provocada por el golpe de Estado franquista, ya estaban entrando presos por pertenecer a ETA (Euskadi Ta Askatasuna).

El Euskal Preso Politiko Kolektiboa (Colectivo de Presas y Presos políticos vascos) comienza su andadura por el año 1978, con la nueva oleada de militantes vascos que vuelven a llenar de nuevo las cárceles por oponerse a la transición institucional, que había operado el régimen para evitar un juicio popular al franquismo.

A finales de la década de 1980, los estados español y francés llevaron adelante la política de dispersión, que consistió en trasladar a los presos políticos vascos fuera de las cárceles de Euskal Herria (País Vasco) para aislarlos, alejándolos de su entorno familiar. Esta política continúa hasta nuestros días, y es un castigo no sólo para los presos y presas, sino también para sus familias, que están obligadas a recorrer miles de kilómetros cada fin de semana para una visita de apenas 40 minutos.

A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario del Día Internacional del Preso Político, el próximo 17 de abril, y en un contexto de pandemia a nivel mundial que pone en máximo riesgo a la población carcelaria, siempre olvidada por los grandes medios de comunicación, dialogamos con Euskal Preso Politiko Kolektiboa.

Pais Vasco movilizacion masiva por presos politicos la-tinta

—¿Cómo se desarrolló la resistencia en las cárceles de los estados español y francés? ¿Cómo es la situación de los presos vascos en la actualidad? ¿Hay algún cambio significativo desde el desarme y la disolución de ETA?

A lo largo de estas tres últimas décadas, el Colectivo de Presas y Presos Políticos Vascos ha ido desarrollando dinámicas internas que tenían como objetivo establecer sus pautas de comportamiento. En este sentido, el Colectivo atendía y atiende a dos cuestiones principales: su organización interna y su aportación a las necesidades de la calle en cada coyuntura política. Estas dos funciones han marcado el desarrollo de las políticas de resistencia en las cárceles de los presos y presas vascas.

A grandes rasgos, se puede decir que el EPPK en todas estas décadas pasa por tres fases represivas principales. Cada fase represiva obedecía a la tensión de la situación política que se estaba dando en la calle. Cada época política ha provocado respuestas concretas del Estado hacia el EPPK. Según iba pasando el tiempo, y viendo que no se conseguía romper el Colectivo, la represión en las cárceles se volvía en ocasiones insoportable. El chantaje permanente al que se somete a los presos y presas vascas, ha hecho que su rol cambie de categoría: pasan de ser presos políticos a rehenes políticos.


La primera fase comienza con la entrada en prisión de compañeros y compañeras después de la amnistía, allá por el año 1978 del pasado siglo. Todavía quedan presos cuya militancia se desarrolló en esa época. Esta fase se extiende hasta después de las conversaciones de Argel (1989), situación en la que la organización ETA mantiene contactos y conversaciones-negociaciones con el gobierno español en Argel. La distribución orgánica del EPPK se situaba en cárceles que tenían fama de ser muy duras. En esa época, el tratamiento que nos daban era de estilo militar. Nos despertaban con música militar de la vieja escuela franquista. Nos hacían formar con estilo militar, y el trato humano era degradante. A esta situación, que dura hasta el año 1989, se le hace frente con luchas consistentes, principalmente en protestas unitarias de desobediencia; de encierros en la celda (no se salía de la celda para nada) que podían durar meses, y en situaciones concretas incluso más de un año; con huelgas de hambre, donde se trataba de beber solo agua sin comer nada, ni siquiera azúcar, para obligar a la dirección de la prisión a modificar su trato cruel hacia nosotros. Estas huelgas de hambre han sido de diversas duraciones, muchas han superado los 30 días. Arriesgábamos nuestras vidas para denunciar el trato que se nos daban, y modificarlo. En esta primera fase, la presencia de la policía en el interior de las prisiones era algo que se producía donde había presas y presos vascos independentistas. Las agresiones por parte de la policía eran parte del tratamiento que autorizaba el gobierno español de turno.


La segunda fase comenzó después de las conversaciones de Argel. Para llevar a cabo los contactos con el gobierno español, la organización ETA dio un alto el fuego que se prolongó hasta la ruptura de los contactos. Una vez roto el periodo de distensión, se volvió a la fase de confrontación, y el Estado volvió a mirar hacia los presos y las presas para ejercitar una mayor represión, como una de las respuestas a la situación política una vez roto el periodo de distensión.

El gobierno del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) de la época, con la ayuda inestimable del PNV (Partido Nacionalista Vasco), pone en marcha una operación de castigo contra el Colectivo, que también afectará a sus familiares y amigos. Se trata de una operación en la que se persigue aislar a los militantes vascos encarcelados, para poder ejercer la represión de manera más cruel. A esta operación, que surge desde la impotencia del Estado de no poder derrotar al Colectivo, se le denomina “dispersión”. Esta operación consiste en distribuir a los y las militantes vascas encarceladas por todas las prisiones del Estado. La dispersión tenía dos efectos. El primero, situaban a los presos y presas en prisiones lejanas a su domicilio, cuestión que contraviene la legislación española sobre la ubicación de los presos, que dice que tienen que estar lo más cerca posible de su entorno familiar. El segundo efecto es que dentro de la misma prisión se producía la segunda dispersión, ubicando a los presos y presas vascas en módulos y lugares separados para que no tuvieran contacto entre ellos y ellas. La dispersión era un arma represiva que afectaba sobre todo a nuestros familiares, ya que tenían que realizar viajes muy largos para visitar a la persona presa. Nos dispersaron por todo el territorio español, incluyendo las colonias. Las cárceles de las Islas Canarias, Ceuta o Melilla, en territorio africano, tuvieron presos y presas vascas en sus instalaciones.

Pais Vasco movilizacion por presos politicos la-tinta

Fue una época dura para el Colectivo. Los presos y presas vascos arrancados de su hábitat político y humano, y ubicados de manera individual en lugares alejados y solos, tenía un objetivo: hacer vulnerable a la persona, al y a la militante, para asimilarlo y derrotarlo política y humanamente. Al Colectivo le llevó más de tres años asimilar y dotar de organización interna y de funcionamiento ante la nueva situación. Poco a poco, se fueron marcando los espacios de resistencia, y, sobre todo, las maneras de exteriorizar la pertenencia a un grupo, a una idea, a una lucha.

El objetivo del Estado era individualizarnos para así destruirnos más fácilmente. Y nuestra lucha tenía que estar dirigida a resaltar que pertenecemos a un Colectivo que tiene formas ideológicas y políticas comunes, y somos parte de la misma lucha. Para ello, adoptemos una posición de respuesta a la dispersión: allá donde nos encontremos, representamos a un grupo, a una idea común, somos parte del EPPK. Desde la individualidad a la que nos someten, seguimos haciendo grupo, cada uno y una desde su trinchera, desde su espacio de castigo, desde su realidad objetiva y subjetiva, formamos parte de una misma lucha, y representamos a esa lucha donde nos encontremos.


La tercera fase es la que llega a nuestros días, y comienza cuando la organización ETA decide abandonar la lucha armada, en 2011. La situación actual es más grave y más extrema que cuando existía la dinámica de enfrentamiento violento con el Estado. Se siguen aplicando la legislación de excepción, que condena a nuestros presos y presas a cadenas perpetuas efectivas. A los presos y presas que han sido condenados en el Estado francés no se les aplica la disposición europea de obligado cumplimiento sobre la acumulación de penas. Al ser la Unión Europea (UE) un ámbito jurídico único, sus disposiciones son vinculantes para todos los estados. En nuestro caso particular, los años cumplidos en el Estado francés deberían ser computados en el Estado español a la hora de establecer una condena única. Es decir, los presos y presas vascas que cumplen condena en el Estado francés por relación con ETA, primero deberán cumplir la pena impuesta en el Estado francés, que para muchos es de 30 años, y luego serán entregados al Estado español para cumplir otros 30 o 40 años, según el caso. La ley europea obliga a que sólo sea una condena máxima, en este caso 31 años, y no 60 o 70, como está aplicando el Estado español, por no contabilizar el tiempo cumplido en Francia.


También tenemos que decir que los presos y presas gravemente enfermos siguen sufriendo sus enfermedades dentro de la prisión, y los sacan poco antes de morir. Hay una directiva carcelaria que indica que se deben mantener en prisión hasta los dos meses antes de su muerte.

—¿Cuáles son las causas políticas, sociales y culturales que hicieron que una organización como ETA persistiera tantos años en el ejercicio de la lucha armada?

Luego de encontrarse entre los perdedores de la Guerra Civil española, el País Vasco estaba sufriendo una gran represión en todos los niveles. La cultura, los derechos laborales, las libertades políticas, eran atacadas constantemente. La prohibición de hablar euskara (lengua vasca) es una herida por la que todavía sangra el Pueblo Vasco.

Las nuevas generaciones, que no habían vivido la guerra, se rebelaron contra la situación de represión que se estaba viviendo, y comenzaron a organizarse en la clandestinidad. Había muchos motivos para luchar, pero crear y activar una organización que estuviera dispuesta a hacerle frente a la dictadura franquista era una decisión muy arriesgada. Había una necesidad de recuperar el autoestima como pueblo, como sociedad, en un momento crítico para la cultura vasca y el euskara. Se puede decir que estos eran los motivos principales por los que se decidió crear la resistencia vasca al franquismo, al fascismo. Una resistencia radicalmente antifascista.

Cuando se fundó ETA, su forma de lucha no contemplaba utilizar la lucha armada. Fueron las circunstancias coyunturales, y la represión cada vez más agresiva y cruel del franquismo, la que llevo a los y las militantes de ETA a realizar la reflexión sobre la necesidad de realizar una lucha armada de respuesta.

Pais Vasco marcha por presos politicos la-tinta

Una vez muerto el dictador, se comienza a vivir una situación política y social efervescente, donde todas las fuerzas políticas se organizan y exponen sus idearios. En este contexto, había dos posiciones: quienes defendían la reforma del sistema y quienes defendían la ruptura. Reforma significaba construir la democracia sobre un solar controlado por el aparato franquista. Ruptura significaba depurar las responsabilidades políticas del franquismo para construir la democracia sobre bases sociales, estructurales y políticas alejadas del aparato franquista. La clase política española decidió apoyar la reforma y convivir políticamente con el franquismo, que ocupaba los puestos más importantes de la estructura del Estado y de los consejos de dirección de las empresas más importantes, y de la banca. Donde más se deja notar este déficit democrático es en el Poder Judicial, totalmente subordinado a las necesidades políticas del gobierno de turno y del Estado.


Cuarenta años después, la realidad es obstinada y en muchos espacios políticos se admite que la transición del franquismo a la democracia se hizo mal, y se necesita una corrección global. Si se tiene que realizar esta corrección y cómo tendría que realizarse, es una de las discusiones políticas que se está dando hoy en día. De nuevo, nos encontramos ante los fantasmas de siempre, y ante la mayor asignatura del Estado español y de toda su clase política: democratizar el Estado. Esta democratización debe abarcar dos cuestiones principales: reconocer la pluralidad nacional del Estado, y reconocer el derecho a decidir para esas naciones (Euskal Herria, Cataluña y Galicia).


La prolongación del conflicto en el tiempo se ha dado principalmente por el factor de falta de libertades para Euskal Herria. Somos un pueblo, el más viejo de Europa, y queremos que se nos reconozca el derecho de autodeterminación. Esta es la razón principal por la que prevalece el conflicto.

—¿La disolución de ETA significa la derrota de la lucha armada para la construcción del socialismo?

—El socialismo se implanta en la Unión Soviética (URSS) en contra de la idea que Marx alimentaba sobre la cuasi necesidad de que se debería desarrollar en un país capitalista avanzado, es decir en un país desarrollado industrialmente. La primera revolución socialista se da en un país feudal, eminentemente campesino, y muy pobre económicamente. ¿Esto quiere decir que la teoría marxista queda invalidada, queda derrotada? Todos y todas sabemos que no.

Pasa algo parecido con los métodos que se utilizan en los desarrollos de los proyectos políticos. Todos los métodos pueden ser válidos, pero también pueden ser no válidos. Son los ciclos históricos y los análisis sobre la situación real quienes marcan la necesidad o no de aplicar un método u otro. Pero se debe tener en cuenta que un método siempre es un elemento subordinado a la estrategia. Los métodos siempre tienen más relación con las tácticas.

Los métodos son elementos que participan en el desarrollo de los proyectos, de los procesos políticos, y se utilizarán y dejarán de utilizarse en base a necesidades del propio proyecto. La historia nos lega cantidad de ejemplos sobre esta cuestión.

En la reciente historia política de izquierdas, la que se proyecta después del triunfo de la revolución soviética, en el seno de la izquierda mundial se dan tres experiencias principales. El proyecto chileno, que pretendía cambiar las relaciones de fuerza mediante la vía institucional y política, y un gran apoyo social; la socialdemocracia, con todas sus contradicciones y dificultades; y la de los procesos constituyentes que se han dado en América Latina, principalmente, en los últimos tiempos.

La primera experiencia se produce en Chile y tiene como principal protagonista al socialismo de Salvador Allende. Después del golpe de Estado al proyecto transformador chileno, la izquierda revolucionaria analiza la situación y decide rechazar los proyectos transformadores dentro de la democracia capitalista. Decide también que los cambios tienen que ser radicales y mediante la subversión y la toma del poder mediante la fuerza. De esta reflexión, y siguiendo el modelo cubano, surgen en diversas partes del mundo, sobre todo en América Latina, las guerrillas, que en muchas partes del mundo adquieren la característica de “liberación nacional”. El Movimiento de Liberación Nacional y Social Vasco adquiere esa característica: la vía al socialismo estaría marcada por el proyecto de liberación nacional.

Pais Vasco amnistia a presos politicos la-tinta

Siguiendo las vías insurreccionales, ha habido proyectos que han triunfado, en cambio otros proyectos han debido abandonar esa vía y adecuarla a las necesidades que marcaban las circunstancias políticas y sociales de cada conflicto. En Europa, lugar donde se encuentra Euskal Herria, las lecturas políticas que se hacen, por sus características operativas, suelen ser distintas a las que se realizan en otras partes del mundo. Hablamos del mismo socialismo, pero las maneras de lograrlo son diversas. En nuestro pueblo, después de un ciclo histórico donde se han combinado diversos métodos de lucha, llegamos a la conclusión de que una etapa histórica estaba llegando a su fin. Esa etapa tenía que ver con la participación de ETA y el método que utilizaba, la lucha armada. El método no es que haya sido derrotado, sino que, del análisis de las relaciones sociales y políticas actuales, se dedujo que el método, en la fase histórica actual de nuestro pueblo, estaba agotado y no nos permitía avanzar en nuestro proyecto estratégico de liberación nacional y social. Por eso, se disuelve ETA y se acaba con la lucha armada. No es una derrota, es una adecuación de los métodos.

Para la lucha nacional y social de nuestro pueblo es necesaria, en estos momentos, una acumulación de fuerzas progresistas que nos permitan ir construyendo un frente democrático amplio, que devuelva la democracia a la gente. En ese proyecto popular, hay que ir introduciendo de manera adecuada elementos de construcción revolucionaria, de construcción socialista. En la izquierda europea, en los espacios socialistas europeos, es necesario construir un sujeto revolucionario nuevo con nuevos significados, y con nueva iconografía. Los escalones de la Historia se suben de uno en uno, las contradicciones no se solventan todas de golpe, hay que ir subiendo esos escalones y resolviendo las contradicciones de cada escalón para subir al siguiente. En eso estamos en Euskal Herria.

*Por Pedro Bonet para La Tinta / Foto de portada: AFP

Palabras claves: España, País Vasco, presos políticos

Compartir: