Jugadores, a trabajar

Jugadores, a trabajar
24 abril, 2020 por Redacción La tinta

El fútbol nunca paró, hasta la aparición del coronavirus. La fábrica que nunca había cerrado ahora pide volver. Lo reclaman los empresarios y dirigentes que intervienen en las distintas ligas del mundo. La pandemia aglutinó a jugadores y revivieron los gremios. Millonarios y asalariados no están dispuestos a que los manden a trabajar si nada garantiza que no se contagien en los clubes y estadios. Tan parecido al mundo que duele: el dinero tampoco garantiza la salud en el mundo del fútbol.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

“Pero él, que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar”. E. Galeano

«Que se callen y que jueguen». Así personifica Jorge Valdano a Joao Havelange en 1986, cuando el mandamás de la FIFA les respondió a él y a Maradona. Los futuros campeones del mundo habían reclamado por el horario de los partidos del certamen, que debían jugarse en el mediodía mexicano para complacer las demandas televisivas de Europa.

La industria del fútbol tampoco está acostumbrada a parar. No lo hizo ni aquel momento, luego de que un terremoto de 8.1 puntos azotara a México en septiembre de 1985. Ahora, la pandemia mundial detuvo todo. También obligó a la pelota a dejar de rodar. Pero las voces patronales no. «Que jueguen».

Mientras la UEFA inciste con la idea de que las principales cinco ligas europeas (España, Inglaterra, Italia, Francia y Alemania) busquen la manera de finalizar en cancha sus torneos, los futbolistas comenzaron a dar respuestas y posicionamientos en conjunto bajo la figura de entidades sindicales que parecían obsoletas. Entre tanta competencia, tantos contratos individuales de publicidad, tanto estrellato, se observa un gremialismo difícil de imaginar antes de la pandemia. Millonarios que se autoperciben trabajadores y no quieren ser solo los monos del circo. Un ejemplo más de que, en este contexto, la fortuna ya no es relevante.

Los capitanes de la Primera y Segunda división de España se reunieron esta semana de manera virtual para vetar el plan que intentaba imponer La Liga para el retorno de las concentraciones y los entrenamientos. «Me dicen loco, pero no jugaré, la vida vale más que el dinero. Si están al 100% seguros de que no nos expondremos al virus, que firmen un papelito. Si nos pasa algo, que se les arruine la vida. Que la Liga vuelva cuando estemos de verdad seguros», afirmó Fali, jugador de Cádiz. La decisión del futbolista ha sido volver a la actividad solo cuando el gobierno nacional garantice su seguridad y no las autoridades que organizan el torneo.

En Francia el gremio de jugadores también se opuso. Las autoridades del fútbol galo pretendían reanudar la competencia y realizar partidos cada 48 o 72 horas, con el objetivo de completar el calendario. Propietarios de sus músculos y tendones, los futbolistas rechazaron la idea: «Volver a la actividad de esta manera es precipitado y peligroso. Además, la urgencia económica no tendría por qué imponerse a la salud pública», expresó Sylvain Kastendeuch, titular del sindicato, ex defensor, el quinto francés con más partidos en la liga y poseedor de un dato digno de fair play: nunca fue expulsado.

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En Holanda, el Estado se adelantó a cualquier decisión de los futbolistas y los dirigentes de la pelota. Luego del pedido de UEFA, para finalizar de algún modo los torneos, anunció que no habrá eventos deportivos hasta septiembre. La Eredivisie, liga de primera división, preveía volver con los entrenamientos individuales o pequeños grupos a partir del 15 de mayo. Este viernes se definiría todo y la temporada podría resolverse en el escritorio.

En nuestro continente también se repiten las presiones de algunas ligas para que el fútbol vuelva a reactivarse. En Colombia, la Dimayor propuse un protocolo de prevención, ejercicios y cuidados para que los planteles vuelvan a entrenar y luego a competir. Pese a que el documento tenía el aval del Ministerio de Deportes, el presidente Duque rechazó toda posibilidad de reanudar el fútbol. «Seamos realistas -afirmó el mandatario- por más que Dimayor diga que este camino es posible, tengo que privilegiar la salud de los jugadores».

En nuestro país, Sergio Marchi, titular de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), afirmó el jueves que el regreso del fútbol a corto plazo «es muy difícil, inclusive a puertas cerradas». Luego de reunirse con los capitanes de Primera división, siguió conversando en conferencias virtuales con el resto de los representantes de cada plantel de cada división de ascenso y del fútbol femenino. La realidad, marca que el parate afecta a muchos clubes y las dificultades se acrecientan mientras se bucea en categorías más bajas. Las cuotas sociales se derrumban. Muchos futbolistas dependen de las instalaciones de los clubes para mantenerse entrenados. «No estamos cerca de que vuelva el fútbol, pero también es cierto que para un jugador profesional es muy duro estar parado tanto tiempo», advirtió Ginés González García, ministro de Salud. Este viernes se reunirá con Matías Lammnes, actual Ministro de Turismo y Deportes y ex presidente de San Lorenzo, para comenzar a analizar un protocolo para el regreso a los entrenamientos.

La pandemia y el parate, temas que impulsaron los encuentros virtuales entre jugadores y gremio, terminaron siendo temas que ayudaron a exponer otras situaciones, entre ellas, la deuda que mantienen muchos clubes con sus planteles. «Hay aproximadamente 4 mil jugadores profesionales en Argentina. Una buena parte de esos contratados reciben entre $40 mil y $300 mil pesos. Luego hay una franja pequeña que llegan a recibir entre $300 mil y $500 mil pesos. Y luego un grupo muy selecto que supera esa línea- explicó Marchi- Hay que desmitificar que son todos millonarios, hay muchísimos jugadores que tienen salarios correctos y normales».

Esa idea del jugador millonario confunde incluso a algunos futbolistas. Como Carlos Tévez, que fue criticado por sus colegas luego de afirmar que un futbolista puede «vivir seis meses o hasta un año sin cobrar». El Apache, se refirió claramente a ese pequeño grupo de selectos que llegaron a millonarios y al que pertenece hace muchos años. Pocos con mucho y muchos con poco. Tan similar al resto del mundo, que duele.

«Son millonarios prematuros -les recriminó Marcelo Bielsa a sus jugadores del Athlétic Bilbao en 2012- no tienen problemas, no les importa mayormente lo que va a pasar, porque todos tienen resuelto lo que va a pasar». El DT les reprochó falta de compromiso tras un pésimo final de temporada. Pero ahora, nadie sabe qué va a pasar. Nadie quiere jugar con la posibilidad de contagiarse. Y el dinero no garantiza nada. Por ende, no hace la diferencia. Los millonarios y los asalariados salen a la misma cancha bajo los mismos riesgos. La pandemia los equipara en un aspecto: todos trabajan en la misma fábrica. Esa que nunca para. Esa cuyos dueños, como en el resto del mundo, mandan a decir: «que se callen y que trabajen».

*Por Gonzalo Reyes para La tinta

Palabras claves: coronavirus, pandemia

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