Amargo Obrero y Hesperidina: “La dulzura es sinónimo de explotación laboral” 

Amargo Obrero y Hesperidina: “La dulzura es sinónimo de explotación laboral” 
23 abril, 2020 por Soledad Sgarella

Cortázar las celebraba, Fontanarrosa también. Las dos bebidas nacidas en estos pagos son aliadas legendarias en los momentos de ocio de nuestro país. Dicen que dicen muchas cosas interesantes de sus historias, y dicen que dicen que en plena cuarentena -que se extiende a pesar de las presiones- son fieles compañeras de un rato de dispersión.

Por Soledad Sgarella para La tinta

Las dos popularísimas bebidas nacieron en la segunda mitad del siglo XIX y se instalaron en las casas argentinas con una continuidad asombrosa. Compañeras de previas como aperitivos, o muchas veces usadas como digestivos, los llamados tragos de mesa que se preparan con Hesperidina o con Amargo Obrero son patrimonio gastronómico que viene desde lxs abuelxs y que llega hasta nuestros actuales y pandémicos días.

¿Éramos sólo bebedorxs sociales antes de la cuarentena? Parece que no, y a falta de bares y salidas por el distanciamiento obligatorio, buenos son nuestros patios, balcones y ventanas para recrear unos brindis bien populares.

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(Imagen: Iván Brailovsky)

Un eslogan contra la oligarquía

“La dulzura es sinónimo de explotación laboral”: así decía un eslogan del Amargo Obrero en las épocas peronistas. La bebida nació en Rosario en 1887 creada por Pedro Calatroni y Hércules Tacconi, quienes -según los relatos orales- querían hacer una bebida que representara los ideales de las luchas obreras de la época.


Con sus fuertes sabores amargos de los yuyos serranos como la carqueja o la melisa, y una graduación alcohólica del 19.9%, buscaban oponerse a los cocteles y las bebidas dulzonas que las oligarquías y elites tomaban.


Ver la etiqueta con la que nació (recuperada en el 2012) nos lleva directamente a la simbología de las luchas obreras: una mano alzada que sostiene una hoz y un literal paisaje de fábricas y trabajo rural, al fondo un sol naciente y las letras del nombre sobre una franja roja y negra (representando, claramente, al anarcosindicalismo). Y es que la inmigración trajo con ella no solamente las costumbres gastronómicas como la de tomarse un aperitivo, sino que vino con barcos y barcos de ideologías y sus valores, como la de los anarquistas.

Con los años, lxs peronistas tomaron al Amargo Obrero como referencia para hablar de una bebida nacional, por sus raíces populares, sus precios accesibles y la“ vinculación histórica con las costumbres sociales a nivel nacional”, como lo explicita la designación de 2017 de la Municipalidad de Rosario por la que se lo declaró patrimonio cultural. Es por esto que, por ejemplo en el famosísimo Bar El Cairo de esa ciudad, donde Fontanarrosa solía trabajar y juntarse con sus compañeros escritores, el Amargo Obrero es un protagonista más bien ubicado al lado del querido Negro.

Hay otros dimes y diretes en la historia del Amargo Obrero. Cuando en los primeros años de los 80 la emblemática etiqueta fue cambiada, todas las miradas caen en el dictador Galtieri como responsable de la modificación, ya que habría solicitado eliminar toda referencia a la clase trabajadora que tanto reivindicaba el peronismo.

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(Imagen: Iván Brailovsky)

El gran aperitivo nacional

Varias veces la familia ha procurado que mi tía explicara con alguna coherencia su temor a caerse de espaldas. En una ocasión fue recibida con un silencio que se hubiera podido cortar con guadaña; pero una noche, después de su vasito de hesperidina, tía condescendió a insinuar que si se caía de espaldas no podía volver a levantarse.
Julio Cortázar, «Historia de Cronopios y famas» (1962)

La hesperidina es un azúcar flavonoide que se encuentra en importantes cantidades en los cítricos. La bebida con el mismo nombre es un clásico argentino: un tónico a base de corteza de naranjas amargas, supuestamente muy buena para las funciones digestivas  y circulatorias.


“Hesperidina” viene del Jardín de las Hespérides que en la mitología griega es un huerto propiedad de la diosa Hera en un lejano rincón del occidente, donde había naranjas doradas y mágicas. 


Dulce y amarga a la vez, la Hesperidina fue creada por un farmacéutico estadounidense que vivía en Buenos Aires llamado Melville Sewell Bagley, quien en 1864 inventó la fórmula de la querida bebida nacional. En la Navidad del ´64 fue lanzada y catapultada a la fama por el Diario “La Tribuna”, como el “mejor y más original aperitivo del mundo”.

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(Imagen: Iván Brailovsky)

La presencia de la Hesperidina en la cultura nacional es vasta. Durante la Guerra de la Triple Alianza, entre 1864 y 1870,  se consideró un remedio mágico y fue muy usada en los hospitales y en las tiendas de campaña para “revitalizar a los heridos”.

Varios artistas clave mencionan al inconfundible tónico. Cortázar en tres de sus textos: Casa tomada, Tía en apuros y Circe. El pintor Florencio Molina Campos la hace aparecer en las imágenes que realizaba para los almanaques de Alpargatas, y el Polaco Goyeneche la decía siempre, su preferida.

¿No podés salir a comprarla? Hacela y tené paciencia, que tiempo adentro de nuestras casas nos sobra. Mezclá cáscaras de 2 naranjas amargas o toronjas, 3/4 litros de agua, 1/2 chaucha de vainilla, 1/2 rama de canela, 750 gr. de azúcar, 1/2 litro de alcohol 96 grados, 4 clavos de olor y 1 cápsula de azafrán. Dejá macerar durante 20 días, filtrá y envasá. 

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(Imagen: Iván Brailovsky)

*Por Soledad Sgarella para La tinta. Fotos: Iván Brailovsky.

Palabras claves: Amargo Obrero, Aperitivos, Bebidas, Gastronomía, Hesperidina

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