Varadxs en tiempos de cuarentena

Varadxs en tiempos de cuarentena
27 marzo, 2020 por Redacción La tinta

Cuatro jóvenes quedaron sin posibilidad de regresar desde el valle de Traslasierra a sus hogares en la provincia de Buenos Aires. Manifestaron que, el día en que entró en vigencia el protocolo de emergencia sanitaria, estaban alojados en el Camping Municipal de Nono y fueron expulsados de allí. Después de activar redes solidarias, lograron que un vecino de la localidad de Las Calles les brinde un espacio para pasar la cuarentena.

Por Débora Cerutti para La tinta

Alenka, Santiago y Ben viajaron desde Mar del Plata y llegaron al valle de Traslasierra hace un par de meses. Estuvieron trabajando como voluntarixs durante la temporada de verano en un complejo de cabañas, en la localidad de Villa de las Rosas. Nicolás se sumó al grupo el 16 de marzo, momento en que decidieron partir hacia las provincias del noroeste, en un viaje de mochila a dedo, para conocer rincones de Argentina mientras trabajan de manera temporal en cada lugar.

Al día siguiente de la llegada de Nicolás, decidieron alojarse unos días en el Camping Municipal de la localidad de Nono antes de continuar su rumbo. Si bien la temporada turística en Traslasierra había terminado oficialmente el 29 de febrero, el Camping Municipal continuaba abierto con personal trabajando y el alojamiento, les dijeron, era gratuito. Armaron su carpa junto a otras personas que estaban allí acampando.

Sin embargo, el 18 de marzo cerca del mediodía, se acercó un trabajador municipal con una patrulla de la policía local, advirtiendo que, a las 16 horas, debían estar fuera del camping porque se cerraría, según narró Santiago cuando lo entrevistamos.

La normativa de la localidad de Nono entró en lineamiento con lo dispuesto por la resolución número 132/2020 del Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación, que dispone que “todos los alojamientos turísticos de la localidad de Nono (hoteles, hospedajes, complejos de cabaña, casas de alquiler temporario, campings y/o cualquier otro emprendimiento dedicado al alojamiento de personas no residentes en la localidad) deben mantenerse cerrados, a partir del día 18 de marzo y hasta el 31 de marzo”, y que podían “mantener el servicio de forma excepcional sólo a los fines de permitir que concluya el alojamiento de las personas que se encuentran instaladas al día del presente decreto, debiendo cancelar todas las reservas contratadas con anterioridad, así como abstenerse de tomar reservaciones mientras dure la emergencia”.

Pese a la normativa que amparaba su situación, los cuatro jóvenes manifestaron que fueron expulsados del camping en el que se estaban alojando: “Fue todo rápido y era poca la información que teníamos en ese momento, sin conexión a internet, sin televisión, sin diarios. Una persona nos dijo que ya no se podía circular para el lado de Mina Clavero y que, quizás, en Las Rabonas, en la cola del dique, podríamos acampar”, dijo Ben.

Alenka, Santiago, Ben y Nicolás decidieron seguir la sugerencia. Juntaron sus cosas y, a las 16 horas, salieron con más preguntas que claridades de qué hacer y hacia dónde ir. Durmieron en la cola del dique y, a la mañana del día siguiente, 19 de marzo, caminaron unos cuántos kilómetros hasta la Estación de servicio YPF de Nono para informarse y comunicarse con sus familias. Allí, se enteraron de que, a partir de las 15 horas, no se podía circular porque estaba ya activado el Protocolo nacional de emergencia sanitaria. Ya no tenían colectivos para volver ni para seguir viajando. La posibilidad de retornar a Mar del Plata era nula. Desde su ciudad natal, familiares intentaron gestionar un permiso para venir a buscar a lxs jóvenes en auto, pero fue denegado.

A partir de allí, todo se complicó. Empezaron a dimensionar lo que estaba pasando. En su momento, evaluaron que lo mejor era buscar un lugar donde quedarse, algún camping y pedir ayuda. Caminaron 14 kilómetros con sus mochilas desde la cola del dique en las Rabonas hasta el Paso de las Tropas, recordaban que allí había un lugar para acampar y que quizás se podrían quedar unos días con el objetivo de cumplir la cuarentena y, a la vez, gestionar el regreso a sus hogares mientras sus familiares intentaban comunicarse con autoridades. Así, llamaron a la Jefatura de Nono, la Municipalidad de Nono y Gendarmería.

Mientras, lxs jóvenes salieron a buscar alimento y en distintas situaciones fueron interceptados por la policía, quienes les decían que serían detenidos si circulaban de a dos. Se acercaron a diferentes personas para pedir ayuda básica. Provisión de agua caliente para el mate, electricidad para cargar los teléfonos celulares. Las respuestas fueron indiferencia y señalar como culpables a lxs jóvenes de estar en esa situación, sin siquiera escuchar su historia.  

Las Calles, la memoria y la gorra

El 24 de marzo, Día de la Memoria, después de varios días de incertidumbre por no poder volver a sus hogares y frente a una tormenta eléctrica que había sido anunciada, Alenka, Santiago, Ben y Nicolás se comunicaron con lxs vecinxs del Paso de las Tropas solicitando nuevamente alojamiento y ayuda.

A las 9 de la noche, con la tormenta encima, empezaron a caminar los tres kilómetros que unen el Paso de las Tropas con la localidad de Las Calles. Allí, dejaron sus cosas en la garita de la parada del colectivo que está en la plaza del pueblo y se acercaron a solicitar ayuda a la Policía de Las Calles, quienes les negaron poder quedarse bajo el amparo del techo de dicha edificación, que está unida con el edificio de la Comuna. También les negaron cargar el celular para tener comunicación. Mientras, la madre de Nicolás continuaba con los llamados telefónicos a la policía de Nono para pedir ayuda para lxs jóvenes y le buscaba los números telefónicos de las radios locales para difundir lo que les estaba pasando.

Esa noche del 24 de marzo, durmieron en la garita del colectivo. Con lluvia torrencial y con una tormenta eléctrica muy fuerte. Durante la mañana siguiente en Las Calles, la incertidumbre continuó. Bajo la lluvia, en la calle. Con el riesgo y la amenaza de ser llevadxs presxs.

Después de muchas gestiones, lograron que un vecino de la zona de El perchel, por medio de la intercesión de la comuna de Las Calles, les garantice un alojamiento para pasar la cuarentena, ante mucha indiferencia y poca empatía con la situación de las instituciones públicas y estatales, así como de vecinxs. 

En estos tiempos, hacer algo y ser responsables es también estar atentes a lo que sucede en el afuera de nuestras casas. Hacer algo es solidarizarse. Preguntar, no dejar de preguntar. Hacer algo es no dar por supuesto que la otra persona está así porque le cabe y que se joda. Como dijo Gamarnik, tenemos que convivir con el virus, pero también con el estigma, el miedo, con ‘la gorra’ que llevamos dentro y con la que está afuera, porque el virus va a pasar. Y nos advierte también que el poder que le demos a la policía no se va ir tan fácilmente: “Ser cuidadosxs, respetar y hacer respetar las normas, no nos tiene por qué transformar en delatores seriales de nuestrxs vecinxs”.

*Por Débora Cerutti para La tinta.

Palabras claves: aislamiento social, coronavirus, cuarentena, Traslasierra

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