Apertura de sesiones: las palabras del presidente, las respuestas del pueblo
Por Redacción La tinta
El presidente Alberto Fernández inauguró, este domingo, el 138° período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación ante la Asamblea Legislativa. Con un discurso que abordó varios puntos centrales de su política para este año, el mandatario estableció las prioridades de su gestión para «cambiar el rumbo que el país venía transitando» con el macrismo.
Desde La tinta, nos propusimos hacer un repaso por algunos de los ejes planteados y ponerlos en diálogo con algunxs de lxs protagonistas que habitan dichas problemáticas desde el trabajo cotidiano y paciente, que se organizan en el campo y la ciudad para enfrentar tanto la crisis económica y la pobreza que el macrismo nos dejó como las deudas históricas de la democracia argentina.
Deuda externa, jubilaciones, plan contra el hambre, retenciones a las exportaciones, minería e hidrocarburos, reforma judicial, son algunos de los temas que abordó el Presidente.
El Plan Contra el Hambre
El Plan Contra el Hambre fue uno de los primeros temas que abordó el discurso. El presidente planteó como prioridad hacer frente al enorme aumento de la inseguridad alimentaria que vivió Argentina en los últimos años. En ese marco, anunció los principales avances y próximos pasos de este plan: “Casi un millón de familias ya son titulares de la tarjeta AlimentAR, incluyendo a un millón seiscientos mil niños y niñas de 0 a 6 años, embarazadas y discapacitados con AUH, que logran el acceso a una canasta alimentaria de calidad”.
“En todo el país, comienzan a surgir ferias de la economía social y la agricultura familiar, almacenes y comercios de barrio que ven cómo crecen sus ventas y ofrecen -de modo solidario- descuentos y promociones a los titulares de la tarjeta AlimentAR. El Plan Argentina contra el Hambre, así lo hemos llamado, es también una herramienta para motorizar la economía de abajo hacia arriba. Una cadena virtuosa, que acerque a productores y consumidores en comercios de proximidad, para que la inyección de más de 70 mil millones de pesos anuales (más de 1.000 millones de dólares) que representa la tarjeta AlimentAR quede en los pueblos de nuestra Patria”, agregó.
Muchos de los sectores que vienen apostando por la economía social y la agricultura familiar en la producción de alimentos se encuentran nucleados en la Rama Rural de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), espacio que incluye a miles de pequeños productorxs, campesinxs y trabajadorxs rurales de todo el país y que hoy participa de este plan en articulación con el Estado. Desde la Unión Trabajadorxs Rurales (UTR), una de las organizaciones que integran ese espacio, Iván Fernández destacó: “La tarjeta AlimentAR es importante como política pública para que el pueblo en general pueda acceder al alimento en un contexto de emergencia alimentaria. Y para el sector de la Rama Rural, si bien es una posibilidad para comercializar, también nos plantea un gran desafío porque abre la posibilidad de discutir reformas integrales al modelo productivo, vinculadas con la distribución de la tierra, con otra forma de producir. Como agricultura familiar, si no avanzamos sobre esos procesos, vamos a seguir en la cadena de la especulación de las grandes comercializadoras, los supermercados, los hipermercados, el mercado de abasto”.
Al mismo tiempo, el productor de la UTEP señaló que, en el discurso del presidente, estuvo ausente como tema la situación de lxs productorxs que necesitan el acceso a la tierra: “No podemos garantizar alimentos a precios baratos en tanto y en cuanto no tengamos acceso a la tierra y el agua”.
Retenciones, modelo productivo y extractivismo
El presidente también ratificó -como se esperaba- la voluntad de aumentar tres puntos las retenciones a las exportaciones de soja (de 30 a 33%), una medida que también vinculó con la necesidad de hacer frente al hambre y lograr un proceso de desarrollo económico federal: “Los horticultores, los productores de fruta, de cereales, de carne o de leche tienen mucho que dar a los que necesitan. Pero también deben hacer el esfuerzo aquellos que producen y exportan porque tienen mejores condiciones en la Argentina de hoy. Partiendo de allí, y queriendo preservar el mejor desarrollo del campo, hemos hecho una propuesta generosa en materia de derechos a las exportaciones en la que solo se incrementa uno de un total de veinticinco cultivos que hoy están afectados por esos derechos”.
Ante el rechazo que esta medida genera en distintos sectores del campo y los conflictos ya vividos con las entidades rurales, Alberto Fernández aclaró que se trata de una “propuesta que hemos sometido a consideración del sector, que, además, preserva la situación de los pequeños productores” y “resulta absolutamente favorable para muchos cultivos, pero, particularmente, para el desarrollo de las economías regionales”.
Desde la Rama Rural de UTEP, Iván señaló: “Pensando en sostener las economías regionales en el interior, decimos sí, vamos por las retenciones. Entendemos que las retenciones lo que hacen es volcar producción al mercado interno, lo que haría bajar los precios de, por ejemplo, el maíz para producir alimento balanceado para gallinas ponedoras. Y, con eso, se estabilizaría el precio de ciertos alimentos, que no quedarían tan sujetos a los vaivenes del mercado internacional. Después, tenemos una problemática política e ideológica que es que quienes sostienen las asambleas, los cortes de ruta de la soja, en realidad, son los pequeños productores, no los que se llevan la ganancia y logran exportar. La disputa es cómo ganarnos a ese sector. La realidad productiva de cada región y sector hace muy difícil segmentar las retenciones, porque no es lo mismo la misma cantidad de hectáreas en la zona núcleo que en otras. Por eso, hay que pensar mucho toda la diversidad que hay dentro de los productores”.
Al mismo tiempo, destacó el planteo que vienen realizando desde el Foro Nacional Agrario para que esta medida sea un paso de transición hacia otra forma de producir en el mediano y largo plazo: “Una reforma integral del modelo productivo es imposible hacerla desde las organizaciones solas si no hay una política pública que abarque toda la cadena productiva. Y, para eso, hacen falta muchos recursos.
«Apoyamos las retenciones, pero para que vayan directamente a los procesos productivos agroecológicos. Una discusión que también tenemos hacia dentro de las organizaciones rurales es que, si bien el modelo imperante es tremendo en lo que significa el desmonte, el desalojo, el envenenamiento de la tierra, para poder solventar una reforma integral, necesariamente tenemos que tener ingreso de dinero. Por eso, decimos bueno, que el modelo productivo imperante siga, pero que empiece a alimentar otro modelo productivo a mediano y largo plazo”.
Otro tema fundamental planteado por Alberto Fernández fue la apuesta por la minería y los hidrocarburos: “Iniciamos una renovada batalla nacional por el gas y el petróleo, los hidrocarburos serán una palanca para el desarrollo productivo de nuestro país”, dijo y agregó que “la minería metalífera y la del litio se presentan como grandes oportunidades para aumentar las exportaciones argentinas”. En ese marco, anunció que enviará al Congreso “un proyecto de Ley para el desarrollo del sector hidrocarburífero y minero que promueva y estimule la inversión nacional e internacional en el sector, y facilite el desarrollo de la cadena de valor industrial, tecnológica y de servicios que nos permita crear cientos de miles de empleos directos e indirectos en los próximos años”.
Sobre este aspecto, desde las organizaciones rurales y de la agricultura familiar y campesina, denuncian las contradicciones que representa esta apuesta por el extractivismo: “La megaminería choca muchísimo con un proyecto de economías regionales, porque, per se, utiliza el agua, la envenena y destruye esas economías regionales. Entendemos la necesidad de generar commodities si seguimos en este capitalismo, en lo pragmático, pero la minería y el fracking, con Vaca Muerta, por ejemplo, entran terriblemente en contradicción con las economías regionales y los programas políticos de las organizaciones rurales y comunidades originarias. El presidente habla de una “república socio ambiental sustentable”: ¿cómo se sostiene eso con un modelo productivo megaminero?
Sistema Previsional y Jubilaciones de Privilegio
Al momento de hablar de “los desafíos que tenemos como sociedad para terminar con algunos privilegios y para ampliar derechos ciudadanos”, el presidente hizo hincapié en el estado del sistema previsional argentino.
“Hemos encontrado un ANSES desfinanciado por la destrucción de fuentes de trabajo, la caída en el salario real y los cambios impositivos. A ello, se sumó el hecho de que el Estado Nacional, entre 2016 y 2019, se financió con los recursos de los jubilados, haciendo que, al momento de nuestra llegada al gobierno, casi el 70% del Fondo de Sustentabilidad estuviera compuesto por bonos públicos”, señaló.
Y agregó: “Por el cambio del Índice de Movilidad Jubilatoria dispuesto en diciembre de 2017, los jubilados perdieron, entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019, el 18,5% de sus haberes en términos reales. Asimismo, el 40% de aquellos que menos ganan perdió un 22% de su poder de compra en los últimos 4 años, es decir, la mayor parte del ajuste recayó sobre los sectores más vulnerables”. Respecto a las políticas públicas de su gobierno, la única mención que hizo fue que, desde que asumió el Frente de Todos, se ha beneficiado al 85% de los jubilados, pensionados y titulares de la AUH.
“Uno espera que haya redifiniciones sobre la Ley de Movilidad Jubilatoria y una discusión más amplia del sistema de la seguridad social”, expresó al ser consultado por este medio Nicolás Dvoskin, investigador postdoctoral en la Universidad de Eichstätt, Alemania.
Especializado en Regímenes Previsionales, Dvoskin remarcó que el Presidente apuntó a algunos conceptos que pueden ser contradictorios entre sí. “Deseó un sistema redistributivo, solidario, sustentable, solvente y creíble. Que el sistema sea redistributivo y solidario, que esté atravesado por un cálculo según el cual quienes menos tengan más reciban, eso necesariamente requiere algún tipo de aporte del Estado. Y, al respecto de eso, no hubo mención respecto a qué papel jugará el Estado”, precisó.
Sobre lo que sí hubo menciones en el discurso presidencial fue el Proyecto de Ley de Modificación de los regímenes jubilatorios especiales del Poder Judicial y del Ministerio Público de la Nación y del Servicio Exterior de la Nación, iniciativa que, la semana pasada, logró media sanción en la Cámara de Diputadxs.
“La crítica situación del sistema jubilatorio nos obliga a evitar mayores inequidades. En la Argentina, ya no hay lugar para los privilegios (…) Vamos a enmendar los desequilibrios internos del sistema y a fortalecer su solvencia y su credibilidad social e institucional (…) La Argentina necesita salir adelante y el esfuerzo tiene que ser de cada uno según su posibilidad. La democracia se sostiene en derechos. La democracia es igualdad y libertad, no es ni puede ser privilegio”, expresó Fernández ante la Asamblea Legislativa.
Consultado al respecto, Dvoskin señaló que, si bien no se trata de un problema representativo en términos numéricos generales, sí se trata de algo importante en términos discursivos y políticos, ya que apuntala la vocación solidaria del sistema.
“Para ser un tema que se estuvo discutiendo tanto en las últimas semanas, habló bastante poco del sistema previsional. Sólo fue utilizado para dar cuenta del desastre que hizo Macri y de sentar cuáles serán los principios sobre los cuales se va a regir la política económica”, concluyó.
La deuda
“Debemos enfrentar una deuda pública también récord en monto y concentración temporal de vencimientos. Sólo en 2020, los vencimientos de capital representan 48.968 millones de dólares. A ello, deberíamos adicionarle 14.838 millones de dólares en concepto de intereses de esa deuda”, detalló en su discurso el presidente. Y dejó en claro que “la deuda pública que heredamos es, sin lugar a dudas, el mayor escollo que enfrentamos”.
En relación a este eje, La tinta consultó a economistas integrantes del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES) de Córdoba, quienes remarcaron que mucho del discurso presidencial fue en sintonía de lo que ya se viene diciendo. «No hay algo nuevo o fuerte en sentido de cambio importante de sus estrategias en general de la economía y de la deuda en particular”, indicaron.
El colectivo de economistas destaca la investigación del Banco Central de la República Argentina, que “se encuentra analizando de modo pormenorizado la manera en que nuestro país recibió divisas en concepto de préstamos y el destino que los mismos merecieron”, según palabras del propio Fernández. No queda claro si hizo referencia a la totalidad de la deuda y la fuga durante el macrismo, o a toda la acumulada, “hay que ver con qué profundidad y qué sanciones se tomarán, si es que se toman”, advirtieron.
“Nunca más a la puerta giratoria de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada a su paso”, sentenció Fernández. OTES cree que “es bueno en consigna, difícil en la práctica. La entrada y salida de dólares se puede controlar, pero, en Argentina, recordemos que es común que, en momentos de tensión política, se vayan dólares en forma de fuga y que tenemos una fuerte dependencia y falta de dólares”.
En relación a esto, “la idea de la deuda insostenible es una buena idea y algo que vienen diciendo desde el gobierno, pero la deuda se toma en un momento y se paga en otro, por lo tanto, es difícil saber si es o no sostenible una deuda a priori, sino que eso se va sabiendo con el tiempo y con el desenvolvimiento de la economía y la política”. Entonces, “la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es insostenible por la magnitud y por ser en dólares, pero esto no quita que la reestructuración sea sostenible”.
Otra de las afirmaciones del actual presidente fue: “El propio Fondo Monetario Internacional ha señalado que la deuda argentina no es sostenible. De ese modo, nos ha dado la razón en lo que hemos venido planteando con persistencia durante todo este tiempo”. Respecto de esto, el colectivo de economistas explica que es verdad lo que dice Fernández, sin embargo, el FMI afirma que no va a haber quita. “Lo que queda es una postergación de los compromisos sin cambios sustanciales. Eso sólo patea los problemas más adelante, habla en parte de no tener la fuerza para imponer una quita por el momento y de que, si la economía no crece, tampoco es seguro pagarla en el futuro”. Aún así, “siempre queda margen para que el pedido de ‘NO al pago’ se concrete, pero requiere de una movilización y lucha política que todavía está abierta”.
“No sólo tenemos que evitar la dependencia económica de la deuda externa. También debemos evitar la dependencia intelectual de la deuda externa”, sostuvo el presidente, ahora bien, “la dependencia económica de la deuda está íntimamente ligada a la dependencia estructural de la Argentina como país periférico en términos estructurales, por ende, se intuye que haya, cada cierto tiempo, procesos de sobreendeudamiento para garantizar el cierre de las brechas fiscales y externas”. OTES cree que sí parece difícil pensar que esto se resolvería completamente ahora, pero es importante romper esa dependencia en la coyuntura actual, si es que se quiere impulsar todo el resto de baterías de leyes que se anunciaron.
“Necesitamos un acuerdo que le permita a Argentina ponerse de pie y no volver a caer. Eso es innegociable”, declaró el presidente. “La deuda, como es promesa de beneficios para prestamistas en un futuro, es una forma de controlar las acciones actuales. Esto es lo que decimos cuando hablamos que la deuda es un mecanismo de dominación”, sostienen les economistas del Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad (OTES) de Córdoba. A mitad de camino entre estas dos opciones, está el país.
Hasta aquí, algunos de los anuncios y posicionamientos que decidimos, desde La tinta, repasar y que marcan el rumbo político del gobierno de Alberto Fernández. Por supuesto que uno de los anuncios más esperados de la sesión fue el anuncio de un proyecto para despenalizar el aborto, que desarrollamos en un artículo en paralelo.
Una pequeña parte de los avances, conflictos y desafíos que se vienen este año en Argentina, para un gobierno que está por cumplir los 100 días de gestión.
* Por Redacción La tinta / Imágenes: Presidencia de la Nación