Facu no aparece, la justicia tampoco

Facu no aparece, la justicia tampoco
20 febrero, 2020 por Redacción La tinta

A ocho años de la desaparición de Facundo Rivera Alegre, se realizó una marcha por verdad y justicia en la que volvieron a pedir que se investigue qué pasó con el rubio del pasaje y que se juzgue a los responsables intelectuales y políticos. Su mamá continúa su incansable lucha: «Facu, descansá tranquilo que de encontrar a los responsables nos encargamos todxs nosotrxs».

Por Redacción La tinta

Facundo sigue desaparecido. Hace ocho años salió de su casa y fue a un baile de Damián Córdoba del que nunca más volvió. Sus familiares y amigxs lo siguen buscando, incansables, sumando al dolor de su ausencia la indignación de un Estado que no lo está buscando y que nunca lo buscó. Facundo Rivera Alegre no aparece y la justicia tampoco, porque el poder policial, judicial y político está ocupado en ocultar el entramado corrupto que suda su propia mugre, la política represiva que sistemáticamente golpea a los pibes y a las pibas de sectores populares. Facu sigue desaparecido y Viviana, su mamá, no detiene su lucha. 

Ayer, volvimos a tomar la calle para exigir Memoria, Verdad y Justicia, con una vigencia estremecedora en los últimos años de proceso democrático. La noche anterior a la marcha, Viviana resumió: “Es una cuenta regresiva de emociones fuertes, tan latentes como aquel 19 de febrero de 2012. Yo no sé si voy a llegar a encontrar a Facu, pero tenemos que llegar a la verdad: qué pasó, dónde está, cómo fue y por qué. Y quiénes son los responsables, que se juzgue a los responsables políticos e intelectuales. Tenemos que seguir reclamando la búsqueda, porque no lo buscaron nunca. Facu es un desaparecido en democracia y hay que encontrarlo”

Ayer por la tarde, familiares de víctimas de gatillo fácil, organizaciones de Derechos Humanos, sociales y territoriales, sindicatos, partidos políticos, medios alternativos, artistas y otras personas nos reunimos para visibilizar y volver a poner en agenda la desaparición de Facundo, y exigir que se investigue qué pasó esa madrugada, dónde está su cuerpo y quiénes son los responsables de ocho años de violencia institucional.

Verdad

El sol de febrero golpea en la siesta del jueves y parece pegar más duro en una de las esquinas más transitadas de Córdoba: Colón y General Paz, punto de concentración de la marcha, que convocó temprano para tratar de no solaparse con el Pañuelazo por el Aborto Legal de las 19. Las organizaciones sociales y de Derechos Humanos son siempre las primeras en llegar. La gente se va juntando en la vereda y va ganando de a pasitos la calle. Un pibe de la organización me ofrece agua, que agradezco, mientras miro banderas que se desenrollan y algunos bombos que empiezan a cantar. Algunas pintan remeras, otras hacen stencil sobre el asfalto ardiente y un grupo de pibes más allá revuelven engrudo en un tacho. El rostro de Facundo, su nombre, la pregunta por su paradero, comienzan a aparecer en banderas, remeras, pintadas y carteles. 

Nicole ajusta su pechera de CORREPI, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional: «En democracia, sigue habiendo desaparecidxs, tenemos que tomar las calles y denunciar el aparato represivo del Estado que funciona con el apoyo del poder político. A nivel nacional, Macri fue uno de los gobiernos más represores desde la vuelta a la democracia, dejándonos un muerto cada 19 horas entre casos de desaparición forzada, gatillo fácil, muertes en cárceles y comisarías. Y remarcar que casi un 40% de estos casos son jóvenes  menores de 25 años, lo cual demuestra una política represora de Estado dirigida a la juventud de sectores vulnerables». 

Pedro es parte de la organización y está atento a colaborar en el corte del tránsito para que se posicione la barredora. Acompaña a Viviana hace dos años desde Familiares y Amigos de Facundo Rivera Alegre. Dice que su fortaleza es un faro de lucha: «Es muy complicado llevar esta lucha todos los días, pero, sin lugar a dudas, estar al lado de la Vivi es lo que nos da fuerza a todos, tenerla como faro a ella que, mas allá de pechar por la causa de Facu, siempre está presente en la lucha de todos los pibes. Tenerla adelante es lo que nos motiva a nosotros para seguir apuntalando la lucha y también para acompañar los casos de todxs lxs pibxs en una ciudad represiva como es Córdoba. Por Yamila Cuello, de Delia Gerónimo Polijo, Rodrigo Sánchez, Guere Pellico y muchísimos más».

La barredora que encabeza la marcha, una bandera blanca larguísima, es sostenida por las madres, tías y hermanas de pibes desaparecidos o asesinados por la policía. En letras negras, dice: Facu no aparece, la justicia tampoco. Al lado de la Vivi, está Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, que viajó desde Buenos Aires para marchar juntas. Más allá, están Carmen Bazán y Gabriela Sanso, madres de José Daniel Castro y Rodrigo Sánchez, respectivamente. Más tarde, Vanesa reflexionaría: «En distintos puntos del país, lo que van a ver es la cara de madres, hermanas, abuelas, tías. Por supuesto que también hay padres y hermanos, pero fuertemente son las madres las que se levantan en lucha y ese reconocimiento lo tenemos que tener cada una de las mujeres familiares que salimos a la calle a denunciar la represión estatal. Somos nosotras las que sufrimos en nuestro cuerpo la presión y la violencia de un Estado patriarcal y capitalista, cuando entramos a las oficinas de las instituciones del Estado y vemos cómo nos miran, cómo nos hablan, cómo nos ningunean y cómo nos criminalizan».  

Mientras las organizaciones y partidos van encolumnándose detrás de la barredora, veo que el grupo de pibes que antes revolvía engrudo ha trepado para pegar sus carteles en la esquina más cotizada y visible de Córdoba: justo debajo de la pantalla LED que escupe publicidad 24/7, están los rostros de lxs pibxs que nos faltan, está la pregunta que ayer gritamos a lo largo de ocho cuadras: «¿Dónde está Facundo?».

Caminamos hacia la ex-plaza Vélez Sarsfield, que renombramos hace algunos años como Plaza Facundo Rivera Alegre, mientras desde el micrófono se pone en ejercicio la memoria. Hablan las madres, recuperamos las historias de nuestrxs pibxs, nombramos a los responsables de sus asesinatos que hoy caminan libres por las calles o se regodean en el silencio cómodo de sus escritorios.

Cada cual lleva su lucha y, en el plano colectivo, se hacen una. No hay justicia para Yamil, asesinado hace un año y medio, y tampoco hay justicia para Daniel Castro, asesinado hace veinte años. Su mamá, Carmen Bazán, cuenta: «Mi hijo, José Daniel Castro, fue asesinado por la policía en 1999, a la edad de 16 años. A mi hijo me lo mataron por la espalda, supuestamente porque no obedeció una voz de alto. Se llevó a dos policías a juicio que salieron absueltos porque vieron que habían hecho lo que supuestamente correspondía, por haberse sentido amenazados. Iban tres en una moto, tiraron un tiro, lo mataron por la espalda a mi hijo y al que estaba adelante de él también le llegó el tiro. Pienso que lo que no te mató, te hizo más fuerte, porque, después de eso, creo que aguantás cualquier cosa. La lucha con otras madres te mantiene alerta, esperanzada de decir que aunque sea ellas consigan justicia». 

A las madres las une el dolor y la lucha, las cobija la contención que entre ellas tejen y la comprensión de su propia humanidad. Viviana Alegre cuenta que aprendió a construir su lucha paulatinamente después de muchos reveses: «Hago terapia con una psicóloga que es lo más, aprendí muchas cosas y me ayudó a equilibrar entre el trabajo, la lucha, mi nieta. Yo dejé de lado todo, me metí en todas porque sentía que necesitaba estar, no tenía otro tema… dejé de lado hasta mi salud: tuve cáncer y parálisis facial. Después, necesité bajar algunos cambios, poder confiar y delegar en el grupo de amigxs de Facu, por ejemplo. Yo aprendo de tantas madres, de su fuerza, Nora Cortiñas, Sonia Torres… tender puentes nos fortalece. Pero hay madres que están con mucha depresión o muy cansadas, que no pueden seguir, y hay que respetarlas. Todas tenemos nuestros procesos». 

Justicia

Cuando llegamos a la plaza, se van acomodando las banderas en un improvisado escenario urbano frente al cual nos sentamos en ronda. El primero en tomar la palabra es Nacho Levy, referente de la organización territorial La Poderosa, quien instó a no convertir a Facundo en un mero homenaje, sino en «un manotazo de verdad, un motor de memoria, un acto de justicia para no acostumbrarnos a vernos la cara una vez por año y repetir que la causa no se mueve». También apuntó contra los medios masivos que tergiversan lo que en verdad sucede a lo largo y ancho del país, y agregó que ahora «necesitamos que nos acompañen desde adentro de la Secretaría de Derechos Humanos. Ya no queremos ni vamos a aceptar una Secretaría de Derechos Humanos que trabaje bajo la órbita o subyugada al Ministerio de Seguridad».

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, invitó a la reflexión acerca del funcionamiento actual de la justicia en Argentina: «Las familias hemos aprendido a entender la lógica perversa del Estado. Tengamos en claro que la justicia no es que no activa o que no investiga. La justicia siempre está activa e investigando, pero está investigando algo muy contrario a lo que las familias necesitan y lo hacen conscientemente porque saben que necesitan invisibilizar las causas de represión estatal: gatillo fácil, desaparición forzada, torturas… para que la sociedad no se entere. La justicia siempre está avanzando hacia la impunidad». Por último, remarcó: 


«Y no dejemos de nombrar a las pibas en esta lucha porque sabemos que tenemos una policía perversa que, cuando no coopta a los pibes para mandarlos a robar, coopta a las pibas para explotarlas a través de las redes de trata o de sistemas variados de explotación sexual».


Por último, habló Viviana, cargada de emoción, agradecimiento y lucha, y pidió un acompañamiento activo de toda la sociedad para que el Ministerio de Derechos Humanos de la Nación y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos escuchen su pedido y que, finalmente, se investigue la desaparición de su hijo y se juzgue a todos los responsables. «No solo el 19 de febrero falta Facu, lo sigamos recordando porque Facu es un desparecido más en democracia. A Facu hay que encontrarlo o que digan qué pasó, dónde está. Vamos a seguir insistiendo para que el Dr. Gustavo Dalma lo siga buscando, que lo encuentren o que lleguemos a la verdad y que se impute a los responsables políticos e intelectuales en la desaparición de Facundo Rivera Alegre. Facu, descansá tranquilo que de encontrar a los responsables nos encargamos todxs nosotrxs. ¡Hasta encontrarte, Facu!«.

Para cerrar, compartieron rimas y canciones la banda La Cruza y el dúo Mostro y Alan, no sin antes Mostro instar a los movimientos feministas a tener algo más de cintura y conciencia de clase para evitar el solapamiento de movilizaciones sociales. Nos necesitamos juntxs y en las calles.

Memoria

Son ocho años de entorpecimiento judicial, encubrimiento policial y silencio político. Cuando denunció la desaparición de su hijo, a Viviana le dijeron que seguro andaba de joda o se había ido de viaje, que andaría con alguna piba o drogado, que ya iba a volver. Tiempo más tarde, durante el proceso judicial, le rechazaron a tres cuartos de los testigos (tomaron 50 de 200), aunque sí dieron lugar a una testigo con antecedentes de aparecer en juicios que involucran a la policía y brindar supuestos testimonios oculares que, convenientemente, terminan desvinculando a la fuerza policial de los hechos. Tampoco aceptaron la participación en la investigación de la Procuración Nacional contra la Impunidad, pero consideraron imparcial y pertinente tomar la investigación realizada por la misma policía sospechada de estar involucrada en el caso. Viviana y su familia soportaron amenazas, intimidaciones, vuelteo y hasta lxs mandaron a que investiguen ellxs. 

En el juicio, la Fiscalía sostuvo que, a la salida del baile de Damián Córdoba, Facundo fue a barrio Maldonado a comprar droga para integrantes de la banda, que pagó con billetes falsos, lo cual desencadenó una pelea con los vendedores y lo asesinaron. Después, habrían tomado el cuerpo, lo mantuvieron oculto durante varios meses y lo cremaron de manera ilegal en el cementerio de San Vicente. Lo cierto es que el cuerpo del rubio nunca fue encontrado, que tres sujetos condenados como autores materiales y encubridores fueron absueltos, y que jamás se investigó a la custodia policial de ese cantante de cuarteto, hijo de un policía retirado de Catamarca con estrechos vínculos con la fuerza local. Lo que Viviana exige es que se investigue y que se devele la larga cadena de impunidad: ¿quiénes son los autores intelectuales y políticos, por acción u omisión, en la muerte de Facundo? 

Después de que el ex fiscal de la causa, Alejandro Moyano, recientemente ascendido a fiscal general, tomó su lugar en la investigación el fiscal Gustavo Dalma, el mismo que ordenó más de diez allanamientos después de a organizaciones sociales y culturales después de una Marcha por Gatillo Fácil, y a pocos días de la marcha por la aparición de Santiago Maldonado. Dalma, el que le dijo a la mamá de Facundo que, si encuentra nuevos datos, se los acerque “para tener una punta para investigar”. No están investigando. Hay testigos que aseguran haber visto a Facundo ser subido a un auto policial esa madrugada y no están investigando. La teoría de que su cuerpo fue cremado en el Cementerio San Vicente se cayó, dado que los crematorios no estaban en funcionamiento, y no están investigando. Algunos de los policías que realizaron la investigación por la muerte de Facundo fueron, tiempo después, condenados por su participación directa en el llamado narcoescándalo, y no están investigando.

La desaparición forzada de personas a lo largo del tiempo presupone un accionar directo por parte de las diferentes instituciones del Estado, por acción u omisión. La respuesta del Gobierno de Córdoba, en el poder hace veinte años, ha sido el más hondo silencio. En ocho años, no hubo respuesta alguna a las cuatro audiencias que Viviana le pidió al ex gobernador de la Provincia de Córdoba, José Manuel De la Sota, ni a las cuatro que solicitó a Luis Angulo, entonces Ministro de Justicia y Derechos Humanos, ni la dirigida al actual Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.

Unas semanas atrás, Viviana se reunió con el CELS en busca de apoyo y con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación para pedir una investigación real, respuestas y justicia. También presentará el caso a la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Dentro de poco tiempo, se va a presentar un documental sobre Facundo y también está en la calle el fanzine que reúne sus dibujos, poesías y fotos, para quien quiera colaborar con la causa. 

*Por Redacción La tinta. Fotos: La tinta. Video: Audiovisuales La tinta.

Palabras claves: Facundo Rivera Alegre, Viviana Alegre

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