Steve Bannon: la ultraderecha de la clase obrera

Steve Bannon: la ultraderecha de la clase obrera
24 diciembre, 2019 por Gonzalo Fiore Viani

A veces, con pasos lentos, pero, en otras ocasiones, de manera frenética, la ultraderecha mundial escala posiciones. The Movement es el grupo que los convoca a seguir creciendo.

Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

Steve Bannon aseguró que, gracias a su muñeca política, transformaron el Partido Republicano en un partido de “clase trabajadora”. Si bien eso es, cuanto menos, un overstatement, el líder de The Movement fue uno de los personajes claves para la transformación del Grand Old Party y pasar de ser el partido del establishment estadounidense a convertirse en la expresión política de los “deplorables” del interior profundo. A su vez, también fueron importantes, para que eso sucediera, los dirigentes de la élite política del Partido Demócrata. Especialmente a partir de la campaña 2016, el huracán Trump dejó a todos completamente descolocados. En algunos casos, salió a la luz lo peor del clasismo de los políticos educados en las universidades de la Ivy League, como cuando la misma Hillary Clinton llamó a los seguidores del actual presidente “una canasta de deplorables”. Epíteto que fue recogido por orgullo por el magnate y sus partidarios, representantes de una América profunda que uno se acostumbró a ver sólo como objeto de burlas de las películas de Hollywood, pero que existen, son muchos y están decididos a quedarse en el centro de la escena política.

Bannon, con su medio de “derecha alternativa” o “alt right” Breitbart, comenzó a cimentar la candidatura de Donald Trump a partir de teorías conspirativas extrañas, despotriques contra la clase dirigente de Washington, contra Sillicon Valley y la inmigración. Todo lo que huela a progresista se convirtió en enemigo de estos sectores. En piruetas discursivas realmente delirantes, podían entrar en la misma canasta los integrantes de la comunidad LGBTIQ+, los inmigrantes latinos, los extremistas islámicos y los políticos liberales del Partido Demócrata. Como una primera aproximación al gurú de la ultraderecha internacional, es fácil pensar inmediatamente en Tino Burgos -Birch Barlow, en la versión original estadounidense-. Ese periodista obeso, delirante y símil de Homero Simpson, del “hombre común” de la América profunda, que aparece en un capítulo de Los Simpson. Allí, logra que elijan como alcalde a Bob Patiño, un ex criminal convicto por intentar asesinar a Bart.  Gracias a sus diatribas permanentes contra el corrupto alcalde demócrata, construye una candidatura que era prácticamente imposible.

Estados Unidos Steve Bannon Donald Trump la-tinta

No está muy lejos de lo que pasó en un primer momento con Trump. Antes de la intervención de Bannon y su ascenso vertiginoso de figura oscura de rincones de internet, como los foros de conspiraciones, a una de las voces más importantes del entramado político y mediático no sólo de Estados Unidos, sino de gran parte del mundo. El hasta entonces hombre fuerte de la administración Trump terminó dejando el gobierno en 2017, debido a errores graves por la organización de un rally supremacista blanco en Charlotesville. Finalmente, el acto político se cobró un muerto cuando un extremista blanco embistió con su auto sobre manifestantes que estaban protestando pacíficamente. El nacionalismo blanco, la ultraderecha racista, anticatólica y antisemita de grupos como el infame Ku Klux Klan, han visto en Bannon a su salvador. En su momento, David Duke, el actual jefe del KKK, calificó el ascenso de Bannon en la Casa Blanca como “maravilloso”, Al mismo tiempo que apoyó públicamente a Trump, algo de lo cual el presidente decidió despegarse. Ni Bannon ni Trump, si bien cosechan muchos seguidores entre estos sectores, parecen particularmente interesados en sostener puntos de vista racistas contra la comunidad afroamericana, donde, incluso, tienen seguidores.


En la misma entrevista a The Guardian donde se ufana de haber convertido al Partido Republicano en un partido de clase obrera, el líder de The Movement asegura que la ultraderecha necesita a gente como Alexandra Ocasio-Cortez. La joven legisladora demócrata, de origen latino, pasó de ser bar tender a ocupar un importante cargo en la política de su país. Bannon se encuentra decidido a sumar a dirigentes que no vengan de la política tradicional: “basta de abogados, quiero bar tenders”. Por supuesto, no coincide en absolutamente nada con el ideario progresista de Ocasio-Cortez, sin embargo, está convencido de que, sin una renovación de género, etaria y de origen étnicos, la derecha se encuentra en problemas.


La probable reelección de Trump lo encuentra al republicano con el 36 por ciento del voto afroamericano y latino debido al éxito económico de sus medidas proteccionistas. Muchos de quienes lo votan quizás no comparten sus puntos de vista extremistas sobre diversas cuestiones, pero se sienten conformes con la gestión económica de su gobierno.

Lo cierto es que, en los últimos años, la centroizquierda tradicional viene cosechando sus peores resultados históricos. En las últimas elecciones británicas, el Partido Laborista alcanzó su mínimo histórico de asientos en el parlamento desde 1935. En Austria, el progresismo hizo su peor elección desde 1945, al igual que en Alemania, donde a la izquierda no le iba tan mal desde 1949, o en Suecia, cuyo último resultado sólo puede compararse con las elecciones de 1908. Son muchas las razones que explican esto y un hombre como Steve Bannon no puede ufanarse de ser el artífice principal del éxito de los partidos llamados populistas o de ultraderecha a nivel mundial, aunque estos lo tengan como una especie de gurú y hombre de consulta permanente. Si bien tanto Marine Le Pen como Matteo Salvini se diferenciaron del estadounidense, diciendo que sus políticas estaban creadas por europeos y para europeos, The Movement funciona de referencia para ambas formaciones políticas. De la misma manera que lo hace, aún más abiertamente, con el bolsonarismo brasileño. Eduardo Bolsonaro, además de ser el principal referente de The Movement en América Latina, es el encargado de afianzar los vínculos brasileños con el gobierno de Benjamín Netanyahu en Israel.

Brasil Jair Bolsonaro Steve Bannon la-tinta

El mapa es extremadamente complejo. Por lo pronto, Bannon, de 66 años, pasó, en poco tiempo, de ser alguien escuchado solo por sectores marginales a convertirse en una figura central de la política internacional. Si bien carece de la profundidad intelectual o la formación de alguien como el ruso Alexander Dugin, logra compensar gracias a su gran carisma y su capacidad de convencimiento. The Movement pretende nuclear a todos los extremistas del mundo, sin perder de vista que su principal electorado son los excluidos de la globalización. Por ahora, vienen teniendo éxito en ganar las zonas históricamente de izquierda, como La Liga de Salvini, que ha arrasado en regiones del sur; o Boris Johnson, que ha dado verdaderas palizas al laborismo en sus propios feudos del norte de Inglaterra. Si bien algo de mérito han hecho estos dirigentes, parte de la responsabilidad también le corresponde a sectores de la izquierda. La pelea en representar a los excluidos de la globalización, por ahora, tiene un claro ganador.

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

Palabras claves: Donald Trump, Steve Bannon, ultraderecha

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