Mujeres que hicieron historia: Agnódice

Mujeres que hicieron historia: Agnódice
11 diciembre, 2019 por Redacción La tinta

Por Carla Martilotta para Notas

La mitología griega estableció relaciones de género y de subordinación sobre las mujeres que marcaron el devenir de las ciencias, la literatura, la poesía y demás disciplinas. Acusadas de desatar las guerras más sangrientas, percibidas como musas inspiradoras de los artistas y poetas de la época, o presentadas como diosas de la feminidad patriarcal, Agnódice rompe con el parámetro y pasó a la modernidad como la primera ginecóloga, cuyo juicio desencadenó una de las primeras revueltas feministas de la historia.

Para leer a Agnódice hay que remontarse a la Grecia del S IV, donde las mujeres habían perdido un derecho que antes les correspondía: ejercer la medicina. Tras perder gran parte de sus ganancias porque las mujeres preferían ser atendidas por personas de su mismo género, fueron los médicos varones quienes se organizaron para imponer la prohibición. Por su parte, miles de mujeres y fetos morían al negarse a ser atendidas por un varón.


En esa sociedad nació Agnódice. Perteneciente a una familia aristocrática de Atenas, la literatura clásica cuenta que desde niña quiso ser médica y ayudar a las mujeres de su pueblo a dar a luz. Su padre fue quien la incentivó para que se traslade a Alejandría a estudiar con la eminencia de la medicina de la época, Herófilo de Calcedonia, reconocido por sus estudios en anatomía. Para poder hacerlo, se cortó el pelo, se vistió de varón y arriesgó su vida.


Una vez instalada, resaltó entre todos sus compañeros y se graduó con conocimientos no solo en medicina, sino también en astronomía, pudiendo identificar los ciclos en los que se producían los equinoccios. Una vez recibida volvió a Atenas donde se encontró con una mujer en trabajo de parto a quien quiso ayudar.

La paciente se negó a que un médico la tocara, así que Agnódice se levantó la túnica, le mostró los pechos y le reveló su verdadera identidad. Rápidamente la noticia se extendió entre el pueblo femenino que, además de elegir atenderse con Agnódice, guardó su secreto.

Cuenta Higinio: “Cuando los médicos se dieron cuenta de que ninguna mujer quería sus servicios, acusaron a Agnódice de seducirlas y a las mujeres de fingirse enfermas para que Agnódice las visitara”. Así, aún como varón, fue llevado a juicio y acusado de abuso y violación. Sabiendo que sería condenada a muerte, ella se levantó la túnica frente a todos y les reveló su secreto.

“Entonces las mujeres de los líderes llegaron diciendo que «no sois nuestros esposos, sino nuestros enemigos ya que condenáis a la que nos trajo salud’”, sigue el poeta. La rebelión organizada de las mujeres, esposas de ministros, médicos, jueces y verdugos, se extendió a sus camas. “Si ella no puede acercarse a nuestros cuerpos enfermos, tampoco lo haréis vosotros a nuestros cuerpos sanos”, decían. Así, la revuelta logró no solo la libertad de la médica, sino el cambio en la ley que les prohibía ejercer la medicina, aunque con la salvedad de que podrían tratar solamente a otras mujeres.

Su historia se debate entre el mito y la realidad, aunque su legado transgredió la necesidad de factibilidad y se impuso como la primera mujer médica obstetra y ginecóloga. En la facultad de Medicina de la Universidad de París, una de las columnas talladas a mano lleva su imagen en el momento exacto en que se reveló contra sus verdugos arriesgando su vida para exigir el derecho de las mujeres a estudiar y practicar el arte médico.

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“Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”

La trascendencia de los discursos mitológicos basados en las figuras masculinas como poseedores del saber dejó de lado que las mujeres fueron quienes supieron organizar en torno a su figura las solidaridades grupales de la resistencia del género de la época. Es en ese marco, que en su carácter religioso, los mitos están plagados de disposiciones patriarcales y visiones del mundo según los ojos de los hombres.

En las sociedades modernas, los mismos factores juegan en detrimento de las libertades de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos y en el recorte de las posibilidades a acceder a los lugares que los hombres guardaron históricamente para su propio privilegio. Evidenciado de forma particular en el acceso y ejercicio de la salud.

La falta de políticas públicas sanitarias que tengan en consideración las necesidades de las mujeres son moneda corriente alrededor del mundo y las leyes existentes todavía no pueden pensarse sin los colectivos que exigen su cumplimiento efectivo. En tanto, la resistencia popular y los avances de los feminismos ponen de manifiesto la necesidad de cambiar el discurso y revisar la construcción de los relatos desde una perspectiva feminista mientras se construye otra historia futura.

*Por Carla Martilotta para Notas.

Palabras claves: feminismo, ginecología, Grecia, Medicina

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