“El golpe de Estado en Bolivia es racista y supremacista”

“El golpe de Estado en Bolivia es racista y supremacista”
4 diciembre, 2019 por Tercer Mundo

Ismael Jalil, de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), relata a La tinta la situación que atraviesa Bolivia luego de integrar la delegación argentina que visitó ese país, ahora en manos de un gobierno de facto.

Por Redacción La tinta

“Estamos ante un golpe de Estado fascista con connotaciones racistas y supremacistas”, resume de forma concreta Ismael Jalil, integrante de la Correpi y uno de los miembros de la delegación argentina que recientemente visitó Bolivia para recolectar denuncias sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por el gobierno de facto de Janine Añez.

En los días en que la delegación estuvo en el país vecino, no sólo hablaron con decenas de pobladores afectados por la represión encabezada por las fuerzas armadas y la policía, sino que los miembros del equipo vivieron en carne propia el hostigamiento permanente, ordenado por el ahora ministro del Interior, Arturo Murillo, un connotado dirigente de la ultraderecha boliviana.

En diálogo con La tinta, Jalil señaló que todas las denuncias que pudieron recoger están “vinculadas a la represión del Estado”. Entre ellas se destacaron “asesinatos sobre la población civil indefensa, desapariciones, detenidos, heridos de balas sin investigación fiscal”, enumeró el referente de Correpi. En la mayoría de los casos, las denuncias provienen de la región de Senkata, en El Alto, donde las fuerzas de seguridad cometieron una masacre con los habitantes del lugar. “Hay más casos que no pudimos relevar en Cochabamba, porque era inseguro llegar”, agregó Jalil.

Bolivia delegacion argentina la-tinta

Esta semana, la delegación argentina publicó una declaración preliminar sobre lo investigado en Bolivia. En el texto difundido se denunció el golpe de Estado contra el gobierno de Morales, el cual tuvo “el apoyo explícito” de gobiernos extranjeros, como el de Estados Unidos. En la declaración se manifestó que la comisión “corroboró que existió un accionar coordinado dirigido particularmente contra la dirigencia de los movimientos sociales agrupados en el llamado Pacto de Unidad y la Central Obrera Boliviana”. Además, se explicó que el grupo independiente cuenta “con amplia documentación sobre múltiples coacciones sobre dirigentes y familiares para que adoptaran posiciones contrarias a su voluntad por temor a perder su vida y libertad”.


Al referirse a lo vivido en Bolivia, Jalil los sintetizó en pocas palabras: “Mucha persecución y hostigamiento”. “En Santa Cruz, al llegar al aeropuerto, fuimos interceptados por la policía y encerrados en una sala para ser interrogados –recordó-. Luego retiraron la presencia policial para que un grupo de fascistas nos apriete en el camino al otro despegue”.


Sobre la experiencia de la delegación en La Paz, capital del país, Jalil indicó que en esa ciudad “era imposible transitar, porque te rodeaban en las calles y te hostigaban. En todo momento fuimos acosados por fascistas que nos seguían, y amenazados por el ministro Murillo. En realidad, lo que hacían era mandar un mensaje a la población para que no colaboren con nosotros y evitar las denuncias”.

Jalil también advirtió que los pueblos originarios del país, que conforman la mayoría de la población, ahora “reciben el trato discriminatorio y supremacista” de quienes perpetraron el golpe de Estado. “Las mujeres además son humilladas de diferentes maneras, desde que les dicen ‘indias cochinas’ al abuso o violaciones, pasando por el rigoreo de las madres que van a las cárceles”, alertó. Para el referente de Correpi, en la Bolivia actual, desde el poder se alientan “infinidad de conductas misóginas y antiderechos”.

Bolivia personas asesinadas por fuerzas de seguridad la-tinta

Lo que sucede en Bolivia causa “mucho dolor y bronca al mismo tiempo –aseguró Jalil.- Estamos ante un golpe de Estado fascista, con connotaciones racistas y supremacistas. Es lamentable ver a descendientes de originarios, integrantes de las clases medias, justificando lo ocurrido, algo propio de desclasados que han sido ganados por la prensa y el poder de quienes son sostenidos por el imperialismo. No quieren ni se bancan el ascenso social de los pobres. La prédica de los medios es peor que la de los nuestros (por Argentina). Hay cansancio en la gente de El Alto, pero no cansancio moral”.

Sobre el gobierno de facto, el integrante de Correpi manifestó que no tiene ninguna legitimidad popular, aunque es sostenido por “el gobierno imperial de Donald Trump” y “los medios hegemónicos, que ocultan la represión y juegan”. A esto se suma una “legitimidad”, “basada en el terror”, que le brindan las fuerzas armadas y la policía, puntualizó.

Por último, Jalil indicó que las denuncias y pruebas recabadas seguramente se presenten ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y existe la posibilidad de que también se envíen a la Corte Internacional de Justicia, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Desde que se concretó el golpe de Estado en Bolivia, el pasado 10 de noviembre, la represión dejó como saldo más de 30 muertos, cientos de heridos y personas encarceladas, además de lanzarse una persecución sistemática contra ex ministros y funcionarios del gobierno del MAS y dirigentes de movimientos sociales.

*Por Redacción La tinta

Palabras claves: Bolivia, golpe de Estado, represion

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