Mariposas en las calles

Mariposas en las calles
8 noviembre, 2019 por Redacción La tinta

Mañana será la 11º Marcha del Orgullo Disidente en Córdoba. Aquí, una pequeña carta para aquellas, aquelles y aquellos que todavía, con la potestad de la enunciación patriarcal, preguntan: ¿por qué es así nuestra marcha?

Por Flor López para La tinta

“En un mundo de gusanos, hay que tener mucho valor para ser mariposas”, dice Lohana Berkins y, cuando lo leo, sonrío y me entristezco a la vez. Porque esa metáfora que parece inocente y hasta infantil me hace pensar cuánto dolor hubo detrás, cuánto sufrimiento para configurar la historia de nuestro orgullo.

Hoy, estamos entusiasmades, contentes, reflexives, a veces entristecides y a veces desconcertades, estamos intensas y calientes y vibrantes y felices porque, en breve, acontecerá uno de los momentos más esperados para nosotres del año, la Marcha del Orgullo. Pero, sobre todo, estamos así porque queremos, porque tenemos ganas de estar todo eso junto y ahora hemos construido la posibilidad de hacerlo. Qué digo hemos, somos les hijes o les nietes o les bisnietes privilegiades de una comunidad inmensa que se murió para que nosotres, nosotras y nosotros podamos hoy salir a la calle a festejarnos.


Cada año que salimos a la calle, el heteropatriarcado vuelve a arrimar la mirada a nosotres y a debatir muchas cosas sobre nuestra marcha. Que por qué así, que si es necesario tanto alboroto, que cuál es la necesidad, que si van disfrazades, que si es un carnaval. Y nosotres agobiades, perseguides, padecientes del homotranslesboodio, les seguimos respondiendo incansables con amor y cordialidad. “Sí a todo y no a la vez” señoras y señores, pero a veces también nos cansamos. ¿Por qué tenemos que explicarle incesantemente al heteropatriarcado que la calle también es una propiedad nuestra? Así como lo es de usted, de usted y de usted absolutamente todos los 365 días del año.


Recuerdo hace un tiempo, como unos 5 años, salí a cubrir una Marcha del Orgullo. Estaba haciendo un trabajo de campo para una materia de mi maestría. Me colgué una cámara, aunque la fotografía nunca fue lo mío, y decidí observar. No sé, eso dice la Antropología que uno debe hacer, observar. Recuerdo que lo que más me impactó, claro no era lo que estaba pasando dentro de los cordones que armaban la calle, al contrario, lo que llamó mi atención era quienes consideraba en ese momento los otros; la gente que no estaba en la marcha. Esas personas que gritaban cosas hirientes desde los balcones o que pasaban por las veredas, haciendo su vida cotidiana a la luz del día y miraban como sin entender, y, en sus miradas, estaba el reclamo por su calle.

¿De quién es esa calle durante el día? Esa también ha sido la disputa.

Parece loco, maluco, dirían les brasileres, y esa es una palabra que me encanta, ¡maluco! Pensar que alguien no pueda caminar con libertad por la calle, pero no, así lo es, a nosotres nos han matado simplemente por caminar, con las caderas ensanchadas, por decir al otro varón un piropo, por usar la ropa que se nos dio la gana, por trabajar, por respirar, por besar. Por todas esas cosas, señoras y señores del heteropatriarcado, a nosotres nos han juzgado, condenado, apresado, linchado, matado, descuartizado y, aún muertes, nos han seguido odiando. Por eso es que este día del año es nuestro carnaval, por eso es que, en este día del año, nos protegemos entre todes, dentro de los cordones de las calles, para que, por apenas unas horas, sabiendo que alrededor nuestro hay gente que nos va a respetar, podamos ser nosotres mismes.

Suena épico, poético, ¿no? Pero esto no es poesía o sí, ¡qué digo! ¡Ser nosotres mismes!, eso sí que es poesía, pero la poesía no siempre se puede soportar. Entonces, acá estamos y acá estaremos una vez al año batallando poéticamente nuestras vidas en las calles. Celebrando nuestras modalidades de existir que, año tras año, nos inventamos, para ser otres, para ser mejores, para nunca ser esas mismas personas que nos quieren y nos han querido matar.

Un filósofo que cuando era más piba me gustaba mucho, Deleuze, decía “lo que es difícil de pensarlo, hay que vivirlo” y así lo hicieron y así lo hicimos, viviendo y sobreviviendo en un mundo que no nos ofrecía ni siquiera la posibilidad de pensarnos, ni siquiera de imaginarnos. Se inventaron y vivieron, fueron, existieron y así nos imaginaron a nosotres, quienes ahora nos podemos nombrar con este lenguaje inclusivo, como varón trans, como mujer trans, como trasvesti, como bisexual, como no binarie, como nosotres, nosotras y nosotros quienes podemos mañana salir a la calle vestides o desvestides a celebrar lo que hoy es un orgullo.

Me gusta pensar que la idea de nuestro orgullo se resignifica con la historia, quiero decir, cuando fue aquella primera vez en Stonewall, el orgullo estuvo de la mano de la valentía, de la resistencia de unes poques que, cansades de ser acosades por la policía, tratades como enfermes, apresades, se animaron a salir a la calle a plena luz del día, con el riesgo que eso implicaba a mostrarse a sí mismes, a mostrarle al resto de la población que existían y que eso era un orgullo.

Hoy, creo que para muches el orgullo es sentirnos parte de esta comunidad que crece y se resignifica, se ensancha y ahora no es solo para nosotres. Todo con una fuerza y una potencia que siempre nos demanda arder.

Para terminar, voy a parafrasear de nuevo a la gran Lohana, para decir que estos días, más que nunca, se siente como decía ella, que “el amor que nos negaron es y será siempre nuestro impulso para cambiar el mundo”.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

* Por Flor López para La tinta.

⇒11º Marcha del Orgullo Disidente en Córdoba
Sábado 9 de Noviembre 16 horas.
Plaza de los presidentes argentinos cordobeses/ las 4 plazas 

Palabras claves: cordoba, LGBT, Marcha del orgullo y la diversidad

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