El coraje de ser mariposas hoy en Latinoamérica

El coraje de ser mariposas hoy en Latinoamérica
25 noviembre, 2019 por Redacción La tinta

Volvemos a gritar este 25 de noviembre contra las violencias hacia las mujeres, trans, travestis, lesbianas. Contra cada una de las violencias estructurales e históricas y las de cada día, silenciadas e invisibilizadas, que se alojan en nuestros cuerpos, en nuestras identidades, en nuestros sueños. Esas que intentamos combatir cotidianamente.

Por Redacción La tinta

“Aquí no más vergüenza por la piel, por la lengua, por el vestido, por la danza, por el canto,
por el tamaño, por la historia. Aquí el orgullo de sernos morenitas, chaparritas, llenitas.
Con la frente digna, aquí no el silencio, aquí el grito de la digna rabia”.
Bety Cariño

Este día de lucha ha sido tejido desde los feminismos latinoamericanos, desde esta tierra-pacha que herida sangra y de la que brota la resistencia feminista. Las hermanas Mirabal vuelven en estas horas en donde la violencia política se actualiza en regímenes y expresiones patriarcales, fascistas, racistas y fundamentalistas.

Las hermanas Mirabal fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 y se volvieron un ícono feminista. “Mariposas” fue la forma en que se hacían llamar durante la resistencia a la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Este día fue inicialmente elegido como el Día internacional de la no-violencia contra las mujeres en el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en 1981 en Bogotá. Luego, los feminismos institucionales harán el camino para instaurar otras legitimidades sobre la fecha nacida desde los feminismos latinoamericanos, así en 1999 la Asamblea General de Naciones Unidas lo designó como una conmemoración internacional.

Años más tarde, la activista travesti Lohana Berkins popularizó un aforismo político que metamorfoseaba sentidos a través del llamativo insecto, “en un mundo de gusanos capitalistas, hace falta coraje para ser mariposas”. Desde entonces, el mensaje de Lohana ha calado en diversas interpretaciones sin perder su potencia política. Berkins infundía a las mariposas un sentido de diferencia radical a través del cuerpo de la travesti, cuya visibilidad satura el espacio público heteronormativo. Aludía al coraje de afirmarse públicamente, un orgullo de sí, aun cuando ello podía ser letal.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Este noviembre es particular, se actualiza en nuestra Latinoamérica aquella lucha de Minerva, Patria y María Teresa contra una dictadura, contra regímenes opresores que perpetúan las desigualdades del pueblo, contra las botas, contra la biblia, contra los señores amos patrones y dueños de la política. De ellas, brotó una lucha incansable que movió los cimientos, generó los puntapié para la caída del régimen.

Hoy, revolotean miles de mariposas en toda Latinoamérica, de muchos colores y diversas formas resistiendo al embate colonialista, capitalista y patriarcal. Estamos en los frentes de lucha; las mujeres, las travas, les niñes, gritamos con todo el cuerpo contra el neoliberalismo, porque no se llevarán nuestra tierra, nuestra agua, nuestros montes, nuestros sueños. Las Mirabal, como siempre, marchan cada 25 con nosotres y en cada paso que damos.

Estamos en la calle y lo hacemos con el coraje y el pulso que nos corre por las venas de ver a les hermanes chilenes, bolivianes, ecuatorianes, colombianes, haitianes, existencias en donde se inscriben todas las violencias coloniales, históricas y actuales. Los feminismos amplían los horizontes en un gesto de esperanza profunda, aferrades a la vida que deseamos y disputamos en medio del dolor; porque nos matan compañeres, nos violan, nos precarizan, nos torturan, nos hambrean, nos obligan a parir.


Las discusiones dentro de los feminismos se han tensado para borrar las fronteras que son del patriarcado, somos una marea feminista que no para de crecer; somos las villeras, las putas, las originarias, las aborteras, las adultas mayores, las racializadas, las niñas, las jóvenes, las obreras, las desempleadas, las travas, las tortas, les trans, les no binaries, que salimos hoy a las calles a decir basta. Porque estamos cansades de las violencias sistemáticas que vivimos todos los días y porque hace tiempo que no nos callamos más, enunciamos y accionamos, estamos organizades visibilizando nuestro cotidiano, denunciamos las ausencias del Estado y proponemos, desde los feminismos, caminos para frenar los atropellos.


Nos duelen los datos, no son números, son los nombres de nuestras hermanas. En lo que va del año, en el país, hubo 290 femicidios según el Observatorio de las violencias de género “Ahora que si nos ven”, es decir 1 muerte cada 26 horas; el 39% había hecho denuncias previas sin obtener respuestas y el 27% tenían medidas judiciales, por lo que es evidente que las escasas herramientas que brinda el Estado son insuficientes. No basta con dar aviso de estar viviendo maltrato y abusos para evitar la muerte, el 63% ocurrió en la vivienda de la persona asesinada y 56% fue ejercida por la pareja o ex-pareja, estas estadísticas desmontan el mito de que ocurre por una persona desconocida, en lugares oscuros y públicos, las casas y algunos formatos de relaciones sexo afectivas son los lugares más inseguros para nosotras.

Según el Observatorio Crímenes de Odio LGBT, en el primer semestre 2019, se registraron 68 crímenes de odio en los cuales la orientación sexual, la identidad y/o expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia. Del total de las personas de la comunidad LGBTTTQ+ víctimas de crímenes odiantes registrados, el 56% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros); en segundo lugar, con el 31%, se encuentran los varones gays cis; en tercer lugar, con el 7% de los casos, le siguen las lesbianas y, por último, con el 6%, los varones trans. El 28% de los asesinados (19) corresponden a lesiones al derecho a la vida, es decir, a asesinatos, suicidios y muertes por ausencia y/o abandono estatal; y el 72% restante de las situaciones (49) corresponden a lesiones al derecho a la integridad física, es decir, violencia física que no terminó en muerte. En cuanto a quienes son los autores, es posible afirmar que, de los casos relevados, el 63,23% son cometidos por personas privadas; el 36,77% son llevados a cabo por el Estado y, dentro de este porcentaje, el 17,65% es perpetrado específicamente por personal de las fuerzas de seguridad en ejercicio de su función estatal, configurando todos ellos casos de violencia institucional.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Contamos con un marco normativo y jurídico que ha ampliado nuestros derechos en una deuda histórica de la democracia, pero el presupuesto destinado para efectivizar su implementación a través de políticas públicas, programas y proyectos ha sido concretamente desfinanciado. No se trata de ser políticamente correctes, es evidente que no nos alcanza y no nos conformamos con la ley como forma de erradicar las violencias edificadas simbólica y materialmente desde el orden patriarcal. Tenemos la memoria y el sabor que nos deja cada movilización que hemos hecho y que ha empujado las transformaciones que estamos viviendo.

Nos alarma la realidad de muches niñes, siguen siendo las familias el lugar más peligroso para vivir infancias libres y respetuosas, están expuestes a violencias sexuales, mucho más de lo que esta sociedad quiere aceptar. Las diversas identidades femeninas vivimos abusos de poder desde que nacemos, también fuera de nuestras casas con el sistema médico hegemónico operando sobre nuestros cuerpos y creyéndose dueño de decidir sobre nuestras vidas, en la escuela, desde el Estado, con las divisiones sexuales del trabajo aun tan vigentes, en el trabajo, en la facultad, en los medios, en la organización, en el movimiento.


Hay violencias más visibles, sobre las cuales parece haber un consenso de condena, sin embargo, el maltrato, la humillación, los abusos, las descalificaciones, el acoso, los techos de cristal y los micromachismos son formas de violencias menos visibles, pero no menos eficaces, que tienen efectos bien concretos para sostener el aparato del género como violencia. Es urgente evidenciar esas otras formas de violencia que, muchas veces, quedan encubiertas o solapadas cuando sólo visibilizamos las agresiones físicas y los femicidios. Detenernos, cada vez, en aquellas expresiones de la violencia que tenemos en frente y se reiteran cada día en la calle, el trabajo, los medios de comunicación, los grupos de amigues, dependencias del Estado, las redes sociales.


Estamos construyendo formas afectivas desde la resistencia, estamos tramando una politicidad hermanadas en nuestra América Matria grande. Creemos en las formas de comunalidad ancestral y transgredimos el campo de lo imaginable, estamos tejiendo relaciones más libres y respetuosas, e hilvanando un nuevo pacto social, incapaz de ser compatible con cualquier forma de violencia, con la insistencia de cualquier categoría, identidad o práctica que transforme las diferencias en desigualdades y en contra de las restricciones del planteo binario que soslaya las múltiples desigualdades que viven los cuerpos, las identidades y las experiencias de quienes no responden en el esquema heternormativo y colonial.

El comunicado publicado por la asamblea Ni una menos Córdoba complementa y sistematiza nuestras demandas. “Este día de lucha nos encuentra resistiendo a lo largo y ancho del continente el avance de la derecha neoliberal y patriarcal. Por eso, este 25N, decimos con nuestras compañeras bolivianas: ¡Ni golpe de estado ni golpes a las mujeres! ¡Viva la rebelión y resistencia de los pueblos! Fuera el FMI, el Imperialismo y las iglesias: Solidaridad con el pueblo Chileno. No al golpe de Estado en Bolivia. ¡Basta de femicidios, travesticidios y transfemicidios! ¡Basta de Justicia machista! Sin presupuesto real, no hay Ni una menos: que se declare la Emergencia en Violencia de Género. ¡Abajo el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores! Educación Sexual con perspectiva de género y presupuesto efectivo para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. ¡Separación de la Iglesia del Estado! Cupo Laboral Trans. Presupuesto y aplicación real de la ley de identidad de género. ¡Basta de violencia machista! ¡Ni una menos: El Estado y los gobiernos son responsables!”.

¡Nos vemos en las calles!

Este lunes 25 de noviembre a las 18 horas en General Paz y Colón, Córdoba Capital. Marcharemos hacia ex Plaza Vélez Sarsfield donde habrá escenario, bandas y se hará lectura del documento con nuestras reivindicaciones.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Colectivo Manifiesto.

Palabras claves: 25 de Noviembre, Hermanas Mirabal, Violencia de género

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