Parlamento de las Mujeres en Bolivia: un encuentro para pensar sin miedo
El martes pasado se realizó la primera sesión del Parlamento de Mujeres, en la capital de Bolivia, en medio de la represión policial y las fuertes tensiones derivadas del golpe de Estado en curso.
Por lavaca.org
Reunidas en un cine, lo que pasó es de película. Afuera, las calles de La Paz están desiertas por un toque de queda declarado por el miedo y el cielo surcado por aviones y helicópteros militares. Adentro, el cine colmado por mujeres que llegan temblando, llorando o ambas cosas, y que con ese temblor y ese miedo, están dispuestas a compartir palabras y sentimientos. Es el Parlamento de Mujeres. Así se llama este espacio, que según explica la anfitriona María Galindo, referente de Mujeres Creando, van a parir juntas un “con la idea de generar una estrategia”.
Galindo también explica en qué se han inspirado: “Es un idea que la estamos pidiendo prestada al mundo del arte y que nació en la Grecia, cuando se había revelado contra el ajuste estructural. En ese contexto, es que el filósofo Paul Preciado decide constituir el Parlamento de los Cuerpos, como una estrategia del mundo del arte. Nosotras lo hemos llamado Parlamento de Mujeres porque en una sociedad tan patriarcal, donde el machismo es tan fuerte, temíamos que este espacio se convierta en una pelea de egos de machos y no hemos querido. La idea es generar una voz colectiva de mujeres, sin que estemos de acuerdo ni que generemos representación alguna”.
La primera sesión de este Parlamento –que fue transmitida en vivo por Radio Deseo y por las redes sociales- tuvo un marco significativo que Galindo hizo explícito: “Hacer hoy esto en Bolivia, mientras circula un pacto policíaco y militar, es un acto profundamente subversivo. Y yo no sé si es buena o mala noticia, pero quiero decirle a la gente que mientras este cine está prácticamente lleno -en una ciudad donde casi no hay transporte público- y está sesionando este Parlamento de las Mujeres, la Cámara de Diputados no ha podido sesionar”.
Lo que siguió es una invitación a hablar en voz alta, en intervenciones de no más de tres minutos y para responder a una pregunta: ¿qué es la democracia? Así se tejió una whipala de voces muy diferentes, zurcidas con una misma puntada. La palabra que la define es una sola: coraje.
Estas fueron algunas de las voces que se escucharon:
—Paola Barriga: Si tenemos un sistema electoral con elecciones primarias y después tenemos listas con candidatos elegidos a dedo, entramos mal a este proceso electoral. ¿Cómo se habilitó esa forma de sustitución? Pongo mi ejemplo: el Partido Demócrata Cristiano, al cual pertenezco, invita al coreano Xin Xin Xun a ser candidato y él, en su primer alegato público, dice que yo tenía un complejo de ama de casa… Pero más allá de esta barbaridad, el Tribunal Electoral le acepta sus credenciales. Ahí presento mi renuncia y el tribunal me la niega. Interpongo un amparo constitucional pidiendo la suspensión de las elecciones, porque ya era inválido este procedimiento. Si ese tribunal me hubiese aceptado esa nulidad de proceso, seguramente hubiéramos evitado todas estas muertes. No se trataba de una persona, se trataba de un país y unas circunstancias en las que estábamos permitiendo ir a una elección fraudulenta. No es solo el después lo que tenemos que analizar, sino el antes, y ese antes les acabo de contar.
—Silvia Rivera Cusicanqui: En estos años he visto necesidad de cierta política del silencio. He visto excesiva exageración discursiva. Esa coyuntura nos ha dejado una gran lección frente al triunfalismo. El triunfalismo de que con la caída de Evo hemos recuperado la democracia me parece un exceso, un análisis que se está saliendo de foco. Mucho falta para recuperar la democracia. Falta un trabajo de hormiga, falta un reconocimiento de cómo están en este momento las compañeras de las regiones, todas las luchadoras: en qué andan. Nos faltan hacernos cargo de esas realidades, en las cuales la democracia es una meta muy lejana, porque todavía están manejadas por sindicatos capturados por la misoginia, por intereses que se acercan con intenciones tenebrosas, y donde también hay gente que ha puesto el cuerpo, que ha luchado, y que a la hora de figurar en los espacios públicos se les ha privado la palabra.
Este es un futuro muy tremendo, pero también muy positivo para empezar a discutir qué entendemos por democracia. Y también qué entendemos por ser indio, india, por ser originario. Es una posibilidad que tenemos de discutir lo multiétnico, lo pluricultural. Por eso estamos con la whypala: esa pluralidad es lo que tenemos que recuperar, hermanas.
La segunda hipótesis equivocada que me parece sumamente peligrosa es la hipótesis del golpe de Estado, que simplemente quiere legitimar, enterito, con paquete, a todo el gobierno de Evo Morales en su momento de degradación mayor. Por lo tanto, debemos pensar cómo ha empezado esa degradación. Nos estamos rifando por las nostalgias izquierdosas de un grupo de machos. También hay machos izquierdosos misóginos que nos tratan como anzuelos para crear sus redes de perversión de los barrios populares.
Hemos puesto mucho el cuerpo por este proceso. Nos ha dolido la degradación, la entrega. Tenemos todo el litio: eso nos quieren sacar los capitales chinos, rusos, venezolanos. Toda esa mafia es el enemigo principal que está vivito y coleando, y armando gente, y armando mentalidades.
—Antonella, mujer trans: Aquí está la que no nació con vagina ni vulva, lo que no sabe lo que es el dolor de la menstruación, de parir. Sí, compañeras: también soy mujer. Nosotras, las mujeres transexuales, también somos mujeres y sufrimos igualito o peor que ustedes: tenemos que luchar con un cuerpo que no coincide y, a la vez, tenemos que entrar en la norma que rige el ser mujer, en este binarismo machocrático: nuestra mirada es tal vez muy diferente a la de las mujeres CIS.
La iglesia es una de las instituciones que más daño, que más persecución nos ha hecho. Eso son los discursos de Camacho, que nos echa la culpa de todos los males de la humanidad: de la extinción de los dinosaurios, de la llegada de los meteoritos… Somos culpables de todo y por eso todas tenemos que pagar ese pecado. Eso es retroceder. Eso no está bien. No debemos permitir eso. Es importante que no regrese la tiranía religiosa, que conservemos un Estado laico, porque las mujeres somos las primeras oprimidas. No debemos permitir que vuelva la derecha y de ninguna manera que vuelva la discriminación y el racismo. Un Estado laico, por siempre.
Las mujeres transexuales, cuando los padres se enteran de que su hijo no es un hombre, somos echadas por nuestras propias familias. El 80 por ciento de las mujeres transexuales vive en la pobreza, el otro 15 por ciento en la absoluta pobreza. Sólo un cinco por ciento somos las poquitas privilegiadas de haber estudiado y tener los huevos bien puestos (risas). Es una manera de decir.
La mirada de las mujeres transexuales y de las personas trans de la salida de Evo, es una mirada muy triste. Desde nuestro punto de vista, Evo Morales es quien nos hizo ver como personas. Porque no éramos consideradas seres humanos. Estábamos ahí, caminábamos… pero no éramos consideraras seres humanos. No teníamos ni con quién quejarnos. No había ley que nos protegiera. Entonces, desde la Constitución Política del Estado dos conceptos tan básicos ingresan: orientación sexual e identidad de género. Eso ya nos incluye y nos da la certificación de que nuestro deseo está incluido y debe respetarse. Y luego, con la ley contra el racismo y toda forma de discriminación, en la cual hay sanción por no respetar nuestra naturaleza. Después viene la Ley de identidad de género, algo tan necesario, por la cual se nos otorga el derecho a ser cómo nos sentimos, a llamarme Antonella.
Cuando nos enteramos que Evo estaba renunciando, lloré un mar de lágrimas. Y muchas chicas me llamaron igual: llorando. Porque sentíamos que se había ido nuestro protector, el que nos había dado el derecho a ser considerados seres humanos, mujeres. Eso ha sido muy fuerte para nosotras, mientras otros festejaron que se iba. Nosotras somos agradecidas. Yo agradezco al señor Evo Morales por darme una vida nueva para poder ser feliz. Las miradas, entonces, son diferentes. Respetemos eso.
—Yolanda Mamani: Quiero decirles que la lucha de los pueblos indígenas no ha empezado con el presidente Evo, así como su renuncia no es el fin de nuestra lucha. Somos mujeres de lucha, así que continuamos, sea con quien sea.
Es real que en estos días me he sentido mal. En este movimiento surgido en la ciudad todas las consignas eran racistas, clasistas, misóginas, machistas. El facho Camacho decía “chola” como una manera de humillación. Ser chola para mí es una forma de vida, es mucha rebeldía. Cuando era más joven, la gente me decía: “eres una chola de mierda”. Y eso me ha dado la fuerza para decir: “sí, soy chola, ¿y qué?”. Es una manera de rebelarte con tu propia ropa frente a una sociedad que no quiere verte. Ser chola es pensamiento. Chola no es un adorno ni el paisaje de fondo, como lo ha usado el gobierno de Evo Morales. Ser chola es pensamiento, rebeldía y purita dignidad.
—Cielito Saravia , Integrante de Hackeando al machismo: Tenemos que estar preparadas contra esta nueva guerra que se viene. Una guerra paranoica de noticias falsas, de alarmas en cualquier momento, del conservadurismo, con la excusa de la religión. Eso es lo que nos espera, sea cual sea la decisión que tome el Estado. Tenemos que ir entendiendo quiénes son las personas que vamos identificando como enemigos: los antiderechos. Ya sabemos quiénes son. Para enfrentarlos, este tipo de espacios son lo que hacen falta. Espacios para debatir, para crear estrategias de autodefensa, de resistencia integral, no sólo física. Creo que el celular y todos los dispositivos que supuestamente nos informan deberían ser un arma para nosotras. Es una guerra psicológica contra todos. Es una cacería de brujas en la vida real y en la digital.
Las mujeres, que siempre hemos sido discriminadas, tenemos todas las de perder. Y no tenemos nada que perder. Necesitamos estrategias que enfoquen cómo cuidar nuestra privacidad en momentos de vigilancia. En acceder a información verídica. Y a tratar de encontrar una respuesta a toda esta machocrácia, a este sistema patriarcal y extractivista.
—Juliana Maidana, de Las discas (así es como en la lucha las personas con discapacidad se han denominado en Bolivia): En estos años, las leyes han avanzado, pero ninguna norma nos la han regalado. He luchado día tras día. Primero como trabajadora de hogar en 1970 y 1980, cuando era muy difícil organizarse y más aún ser migrante del campo a la ciudad. Esta situación ha sido difícil. Nuestra ley -mal hecha- salió en el 2003, pero ¿cuantos años se ha luchado por esa ley? Siempre hemos vivido un sistema que nos va aplastando en muchas épocas, de distintas formas: nada es regalo de nadie. Hemos llorado, hemos reído también. Y me parece excelente recordar hoy que no nos han regalado nada.
Los momentos de crisis -en este caso política, del Estado- nos ha hecho hacer una reflexión: a pesar de vivir en esta situación de “guerra de intereses”, ¿cómo construir un poco de paz? Y ¿quién tiene que construirla? Nosotras, nosotros, nosotres. A partir de sentarnos, regalarnos diez o quince minutos, mejor si es una hora, para entender cómo hago esta construcción, qué debo hacer. Cuando nos desesperamos y nos alarmamos, cuando nos alteramos porque ya no hay alimentación, está subiendo la carne… Cuando nos preocupamos y le preguntamos a una amiga ¿tienes alimentos? Casi no podemos pensar en otra cosa. ¿Por qué? Si nos desesperamos, ¿qué vamos a lograr? Hay que entender que podemos aportar algo: tranquilizar. Decir: “sentate un momento, piensa en ti, porque en este minuto tú no puedes solucionar nada, porque si estás llorando ¿qué vas a solucionar? Nada”. Más bien al contrario: te deprimís. Por eso es importante la reflexión, para notar que eso quieren y contra eso tenemos que luchar.
—Eliana Quiroz: No tengo madurado el proceso. Hay cosas que me ponen bien, y otras no. La lista de lo triste es más larga. Una de las primeras cosas que veo desde mi especialidad -que es Internet- es que éste ha sido un evento en el que los geeks, los nerds, la gente apasionada por la informática, han sido protagonistas en algo que nunca creí que iba a ver: este tipo de chicos que no se politizan mucho, se convirtieron en este control social que ha presentado 250 pruebas, no digo yo de “fraude” -yo sostengo que no ha habido fraude-, pero sí de que había algo que estaba mal. Había un sentimiento de que esto estaba demasiado podrido.
Me pone mal enterarme que hay mensajes en whatsapp de amenazas sexuales a una chica, y que se justifican “por no creer en Dios”. Es un ejemplo chiquito y no el peor de violencia digital, pero que grafica lo que significa la persecución digital.
Y luego, me pone mal callar. Ahora me siento más autocensurada, siento más miedo que antes: es un síntoma de que algo está mal. Si no puedo compartir que me parece un buen análisis, porque es una mirada crítica, algo está mal. No puede ser. Vamos construyendo algo juntos, con nuestras diferencias. En nuestra comuna, estos días de desastre nos estuvimos dando calor. Y construyendo lo común con esas diferencias: eso es democracia.
—Luciana Molina: No podemos dar un paso atrás y menos en nombre de esa biblia con la que se han cometido tantas atrocidades. No podemos entrar a este espacio con miedo, como lo hicimos hoy. He llegado llorando, pero me siento mejor por estar aquí. Por alguna razón me siento más aliviada de todo el peso que traía. Gracias por eso compañeras. La lucha continúa.
—Carla Cárdenas: Sintiéndome más aliviada del pánico colectivo, mientras escuchaba a las otras compañeras, he escrito algo (lee): “Creo que democracia es un lindo pensamiento que se maneja solo en época de elecciones, pero no nos estamos democratizando. La democracia propone luchar por las condiciones de vida de los más débiles. La democracia es el derecho a elegir, desde lo más cotidiano hasta elegir a alguien que nos represente. Y como mujer y desde el feminismo, me pregunto: ¿tengo el derecho a elegir? Y así como lo digo en forma personal, lo transfiero al área política y social. Se viene una ola muy odiadora. Creo que éstos son momentos de reflexión, donde el desafío es democratizarnos colectivamente. La cosa está jodida y necesitamos este abrazo.
—Rafaela Rada: Soy dibujante y en estos días me han dicho: “dedícate a dibujar, ¿por qué tienes que opinar?”. Y he respondido: “¿por qué tengo que callarme?”. Lamentablemente, estaba hablando con gente que no existe, porque una buena parte de las guerras digitales que estamos soportando está librada por gente inexistente. Elegí entonces dar la cara, porque creo que la desinformación es un daño tremendo a la democracia y porque solo se estaban difundiendo las noticias que les interesaban a los medios, no lo que estábamos viviendo las personas.
—Marta: Democracia es vivir en un lugar donde todas las voces, identidades y sentires sean respetados, también los de la tierra.
La primera sesión del Parlamento de las Mujeres fue clausurada con estas palabras de María Galindo: “Esto no es un cabildeo para mostrar fuerzas, ni para forzar la conclusión abajo no sé quién, arriba no sé quién. Este Parlamento tiene el carácter de catarsis, pero también el carácter de análisis político. Mañana tenemos la segunda sesión, pero la propuesta es abrir estos espacios en todas las ciudades y barrios. Hoy hemos entrado por la puerta lateral para cuidar este espacio, que es simbólicamente importante para lanzar un mensaje contra todos los odios y todos los fascismos. Tenemos miedo, claro que sí. Las mujeres conocemos el miedo y gracias a la capacidad de tener miedo pensamos las cosas muchas veces. Hoy, como un acto de desobediencia y rebeldía, hemos pensado mucho juntas, ante el cielo lleno de aviones, las calles militarizadas y el país a punto de convertirse en una dictadura fascista y racista. Nos quieren arrinconar, nos quieren intimidar, nos quieren silenciar. En desobediencia contra toda esa presión de fascitización de la sociedad boliviana y de la región -porque este no es un problema que termina en las fronteras bolivianas-, contra la privatización de la política -que es la razón por la cual estamos en este crisis profunda-, ahora vamos a salir por la puerta de adelante. Las esperamos a todas, a todos y a todes, mañana a las tres en punto de la tarde. ¡La machocracia no es democracia! Muchas gracias”.
*Por lavaca.org