¿Dónde queda la política multicolor cuando unx de nosotrxs muere en las calles?

¿Dónde queda la política multicolor cuando unx de nosotrxs muere en las calles?
13 noviembre, 2019 por Redacción La tinta

El pasado sábado 9 de noviembre se llevó a cabo por la calles de la ciudad la 11º Marcha del Orgullo Disidente, para recordar y homenajear a aquellxs que ya no están, contra toda normalización de lxs cuerpxs, de los deseos, el goce y el amor; y para denunciar el homotranslesboodio que está presente en la sociedad heteropatriarcal. A continuación compartimos el registro que realizaron para La tinta lxs fotógrafxs Fer el perro LeundaCamila Rovira.

Texto: Club de amig*s maricas y bisexuales con ETs, en el Frente de Minorias Inmorales

¡Nos vemos en el corso! ¡exageren!

Normalizar dicen los diccionarios, es someter a norma, poner en buen orden, hacer que algo se estabilice. Normalizar dicen los políticos, es devolverle la paz a las familias, ejecutando medidas para controlar y desactivar cualquier tipo de situación o manifestación extraña e impredecible que plantee algún tipo de alteración al modo en el que se venía pensando o habitando la vida. Normalizar dicen los operarios del dispositivo médico clínico es corregir aquella herida que ellos mismos inventaron para nombrar nuestro sexo como fallado, nuestro cuerpo como excesivo, nuestros géneros como indefinidos. Normalizar dicen los análisis expertos, es cuando las cosas dispersas e irradiables adquieren una imagen estable.

Normalizar dicen las encuestas de mercado y la ciudadanía diversa, es usar la palabra “orgullo” para alimentar una forma nueva de sostener las lógicas meritocráticas de la aceptación individual con cupo reducido. Normalizar dicen los adultos que ya lo saben todo, es desprenderse de la utopía “infantil”, ilusa e inconforme, para dar paso a la premisa de la inevitabilidad histórica, la confirmación amarga de que al final, el mundo cambió y que, por supuesto, todo sigue igual. Normalizar dicen las patrullas luminosas del día, es disciplinar el goce de la singular abyección que vuelve incomprensible las misteriosas posibilidades de la noche. Normalizar dicen las presencias respetables, es desfigurar la belleza insurrecta de aquellos cuerpos que día a día se derraman de forma molesta sobre los mecanismos de asimilación identitaria que ha pautado la tolerancia capitalista para nuestra diferencia.

Normalizar dicen las ruletas parlamentarias, es construir el abrazo con un presidente como único futuro para la política sexual. Normalizar dice la miseria de la política-real, es ahogar con la imaginación de urna el grito hermanado de las insurrecciones populares de América Latina que hoy excitan el futuro político de todo un continente, jadeando contra la pacificación democrática, deseando en voz alta la pasión conflictiva de una vida arrojada contra la integración. Normalizar dicen las campañas morales, es arrasar con la mugre sexual, con el estado de sedición de la diferencia infernal que desconoce fronteras, buenas costumbres, protocolos, toques de queda, y someter nuestros placeres improductivos al orden sexual que busca sostener la familia nuclear.

Normalizar dicen las pantallas mediáticas del circo global es representar nuestras vidas como futuros peligrosos, para ocultar realmente la promesa subversiva que invoca la desobediencia de nuestros deseos. Normalizar dicen los dictadores de “la paz” anti-disturbio, es la política de la amnesia, el perdón y la reconciliación. Normalizar dice la eugenesia neoliberal, es programar nuestra desaparición privándonos de atención médica digna, de hormonas para afirmar nuestros géneros, de medicación para continuar con nuestros tratamientos. Normalizar dicen los pilares de la integración, es enderezar la diagonal de nuestro destino sin nombre en el horizonte miserable del exitismo gay, una forma de emancipación blanca que capitaliza nuestra diferencia como un nuevo eslabón de amigable novedad sexual.

Normalizar dicen los capitanes financieros, es obligarnos a desear este orden podrido que hace de la productividad la única forma de reconocimiento entre las personas. Normalizar dice la historia oficial, es higienizar el origen antirrepresivo de nuestra proletaria protesta sexual. Normalizar dice la buena conciencia política, es humillar la ambición de nuestros sueños de transformación social con la pedagogía cruel del evolucionismo de la izquierda tradicional y el nuevo realismo progresista que se conforma con un capitalismo mejor.

Normalizar dicen los carceleros de la rectitud, es entrar silenciosamente en razón aceptando el camino que ya se pensó para nosotrxs en este viraje continental hacia el fascismo de una nueva moral sexual represiva.

CONTRA LA REALIDAD, NUESTRA DESORIENTACIÓN.
CONTRA TODA FORMA DE VERDAD, NUESTRA PERVERSIÓN.
CONTRA LA INDIFERENCIA, NUESTRO AMOR.
CONTRA LO QUE INTENTA NOMBRARNOS, NUESTRO MISTERIO.
CONTRA LA COMPETITIVIDAD INDIVIDUALISTA, NUESTRA AMISTAD.
CONTRA LA AUTORIDAD DE LAS MAYORÍAS, NUESTRA DIFERENCIA.
CONTRA LA INFANTILIZACIÓN DE LA DESOBEDIENCIA, NUESTRA ESTÚPIDA ALEGRÍA.
CONTRA LA TRANQUILIDAD CAPITALISTA, NUESTRO MÁS PROFUNDO ASCO.
CONTRA EL ESTADO ACTUAL DE LAS COSAS, NUESTRA CANSADA IMPACIENCIA.

LA NORMALIDAD ES EL FIN DE LA HISTORIA.
¡PERO EL EXTRAÑO TIEMPO DE NUESTRA LIBERTAD RECIÉN COMIENZA!

* Por Fer el perro LeundaCamila Rovira

**El Titulo es una frase que pertenece al poeta Ioshua

 

Palabras claves: homotranslesboodio, LGTBIQ+, Marcha del orgullo y la diversidad

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