Paraguay: las máquinas se prenden mientras la región arde

Paraguay: las máquinas se prenden mientras la región arde
25 octubre, 2019 por Tercer Mundo

Cascos azules y policías reprimieron, el lunes pasado, a las personas que se encontraban defendiendo el Jardín Botánico de la ciudad de Asunción.

Por Claudia Colman, desde Paraguay, para La tinta

Desde mediados del 2019, miles de hectáreas fueron consumidas por el fuego en Paraguay, Bolivia y Brasil, afectando la biodiversidad de nuestra región. Solo en Paraguay, según la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), los incendios forestales afectaron 325.000 hectáreas, entre ellas, las áreas protegidas más grandes del país, como son el Monumento Natural Cerro Chovoreca y el Parque Nacional Río Negro.

La capital del país pronto fue parte del cielo gris y ahumado. El 16 de septiembre pasado, el departamento de Ingeniería Civil, Industrial y Ambiental de la Universidad Católica de Asunción (ACA) emitió un boletín en el que calificaba como insalubre el aire que se respiraba en la ciudad. En todo el país, las consecuencias de la deforestación parecían una película del fin de mundo.

La falta de bosques ayudó a la propagación del fuego por medio de la acción del viento. Como ecuación simple, las pocas zonas boscosas que quedan podrían ayudar a que esto no se convierta en un filme.

El gobierno nacional aún sigue relevando los datos para calcular el impacto que tuvieron los incendios en la naturaleza y las comunidades, para, entonces, ejecutar un plan de recuperación. Pero lo certero es que el problema no será resuelto.

El Ministerio de Obras Públicas, en conjunto con la municipalidad de Asunción, llevan a cabo un cuestionado proyecto para la construcción del Corredor Vial del Botánico, que afecta 1,6 hectáreas del Jardín Botánico, el área boscosa más importante de la capital del país.

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Imagen: Nath Aguilar

Declarado como patrimonio natural, cultural, histórico, arquitectónico y socioambiental del Mercosur por el Parlasur, se plantea una solución vial que reducirá este último pulmón verde de la ciudad, importante para los asuncenos y asuncenas, pero también para la región.

En este contexto, el lunes 21 de octubre, se dio inicio a la tala de más de 300 árboles nativos y exóticos pertenecientes al Jardín Botánico. Luego de meses de lucha para frenar el ecocidio, las máquinas se encendieron.


Uno, dos y más árboles añejos fueron derribados frente al cartel que reza “la naturaleza es vida, ¡conservémosla!”, ubicado en el predio. La policía y los cascos azules no tardaron en llegar. El proyecto vial, custodiado por uniformes azules y balines de goma, fue impuesto a garrotes. Las personas que se encontraban defendiendo el lugar fueron reprimidas. Hubo detenidos y heridos.


Organizaciones sociales, políticas y la ciudadanía organizada vienen denunciando las diversas irregularidades que presenta el actual proyecto, como, por ejemplo, los cambios realizados a la propuesta inicial licitada que planteaba túneles y pasos bajo nivel menos agresivos para el entorno. Las autoridades cambiaron el plan sin justificación técnica ni nueva licitación, violando la Ley de Contrataciones Públicas. El proyecto actual no tiene datos del impacto social y ambiental, mientras que el 80 por ciento de la plata ya fue desembolsada sin haberse iniciado la obra.

Otro punto cuestionado es la falsa compensación ambiental que recibió el Jardín Botánico y Zoológico de Asunción por la utilización de una hectárea y media de terreno. Las 32 hectáreas colindantes cedidas por el Ministerio de Defensa a la municipalidad de Asunción -propietaria del Jardín Botánico- ya existen como área de conservación de bosques, por lo que solo se da un cambio de titulares.

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Imagen: Nath Aguilar

Con este proyecto, la reducción de masa boscosa, en uno de los países más deforestados de la región en los últimos años, se dará de igual modo, por lo que expertos y especialistas presentaron alternativas viales que no tocan el Jardín Botánico, si se resuelven el problema del tráfico y se busca una mejor calidad de vida para todas y todos.

El gobierno, los municipios, las empresas constructoras y el sistema productivo talan árboles mientras la región, negra y gris, sufre las consecuencias de los incendios. Pero las máquinas pueden parar solo con la ciudadanía organizada.

*Por Claudia Colman para La tinta / Fotos: Nath Aguilar

Palabras claves: medioambiente, Paraguay, represion

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