Diez años sin La Negra: el arte de su presencia, aún en la ausencia

Diez años sin La Negra: el arte de su presencia, aún en la ausencia
15 octubre, 2019 por Gilda

Mercedes Sosa falleció a los 74 años en octubre de 2009, dejando una trayectoria inmensa que la convirtió en la representante de la música popular argentina. Sus primeros pasos, su exilio durante la dictadura y su compromiso con los sectores más vulnerados fueron sus estandartes.

Por Belén del Huerto Romero para La Nota Tucumán

Haydée Mercedes Sosa (su familia la llamaba Marta) nació un 9 de julio en 1935 en una familia humilde y se crió en el Barrio Jardín de San Miguel de Tucumán. La primera vez que cantó en público es conocida también como su primera aventura en la industria: con 14 años, se escapó de sus padres y se presentó a un concurso en LV12 con el seudónimo de Gladys Osorio. Finalmente, ganó y fue el punto de partida en su carrera.

Su primera presentación en Cosquín

De la mano de Jorge Cafrune, un 31 de enero de 1965, una joven de 29 años se encontraba entre el público del tradicional festival cordobés “Cosquín”. Había lanzado su primer disco, “La voz de la zafra“, en 1959. Se trataba de La Negra Sosa, quien interpretó “Canción del derrumbe indio”, de Fernando Figueredo Iramain.

“Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora y voy a recibir un tirón de orejas de la comisión, pero qué le vamos a hacer. Siempre he sido galopeador contra el viento. Los voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo. Aunque se arme bronca, voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa”, dijo, en la presentación, Cafrune.

Con su fuerte voz, rescató el legado compositivo de Atahualpa Yupanqui y que le fue abriendo el camino para recorrer otras voces de América Latina. Recorrió Europa con su canto, grabó “Mujeres Argentinas”, “Cantata Sudamericana”, “Homenaje a Violeta Parra”, “Traigo un pueblo en mi voz”, “Mercedes Sosa interpreta a Yupanqui”.

Annemarie Heinrich Mercedes Sosa

Dictadura y el exilio

Mercedes se afilió al Partido Comunista en 1950 y, en 1975, la Triple A la incluyó en sus listas negras y una amenaza de una bomba impidió que cantara en Tucumán.

Pero el hecho que la obligó a exiliarse fue en 1978 en La Plata. Policías ingresaron al histórico Almacén San José para “inspeccionar el lugar y garantizar el espectáculo”.

Allí, acompañada por el guitarrista Nicolás Colacho Brizuela, una contenida Mercedes Sosa canta su repertorio sobre el escenario del local de 4 y 40. Afuera, se desata un fuerte operativo y, cuando va terminando el recital, alrededor de 300 personas que la escuchaban comienzan a pedirle que cante “Cuando tenga la tierra”. Y la Negra canta y agrega al repertorio “Todas las voces todas”.

En ese momento, la policía entra a los palazos y Mercedes es bajada del escenario. Todos son llevados a la Comisaría Segunda, en 38 entre 7 y 8. Según los registros del Departamento de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), alguien había llamado a la Policía porque estaban “cantando canciones prohibidas”, alentadas por la artista, de “antecedentes ideológicos desfavorables”. Sosa es acusada de violar la Ley 19.798 de censura musical.


Mercedes queda detenida por más de 18 horas en la comisaría mientras la policía la llamaba “negra comunista” y ella respondía a los gritos: “Por qué me detienen, sólo soy una madre argentina que le canta a su gente”.


En febrero de 1979, viajó para Europa. Pasó un tiempo en Madrid y con unos amigos, y, desde allí, alquiló el apartamento en París.

Según recuerdan sus amigos de esa época, fue la etapa más difícil de La Negra. “Los militares no querían que yo cantara, querían que me vaya (fuera), era una molestia para ellos. Y, entonces, decían que era trotskista, y no era, no tenía conocimiento del trotskismo. Me acuerdo de que cantaba una canción de Tejada Gómez que decía ‘de este país no se va nadie/ no se va nadie’. Yo luché por no irme”, contó la propia Mercedes en algunas entrevistas.

“No sabía qué hacer, lloraba en las calles. Mientras actuaba con éxito en todas partes, iba y venía. Compré un apartamento muy grande y muy lindo en Madrid. No terminaba de hacer pie. Los aplausos y las ovaciones no alcanzaban para sacarme del desconsuelo de la lejanía”, comentaba.

Es que la lejanía de su tierra la afectó psicológicamente. “Mi vida en el exilio ha sido realmente dura. Mi hijo no pudo acompañarme. Mi madre estaba en Tucumán. Tuve que quedarme sola”, relató en su momento.

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La vuelta al país

El 16 de febrero de 1982, aún sin garantías constitucionales, Mercedes Sosa vuelve al país y, el 18 de febrero, ya estaba en el escenario para dar una serie de 13 shows, que luego se convirtieron en vinilo y fue uno de los más vendidos en la historia de la música popular.

El primer show Teatro Opera se plagó de emoción. “O salgo ahora o me voy a la mierda”, grita la tucumana desde su camarín y, automáticamente, sus músicos se ponen en fila y la acompañan hacia el escenario. Una lluvia de claveles rojos los espera.

En ese concierto, cantó “El cosechero”, de Ramón Ayala, con Ariel Ramírez hacen “Alfonsina y el mar”, con Antonio Tarragó Ros hacen “María va” (fue una rareza, porque este registro se realizó en casete). Con León Gieco hacen “Solo le pido a Dios”. Y con Rodolfo Mederos: hacen “Los mareados”, de Cadícamo y Cobián.

El compositor y poeta José Luis Castiñeira de Dios describió a esos conciertos: “El logro inmenso que consiguió Mercedes para la música popular argentina fue el de convertirse en puente entre diferentes expresiones de nuestra creación musical y poética, encarnando ella misma esa unión, con una audacia artística notable”.

Además, agregó que Sosa “simbolizó la unión del arte nacional frente a la barbarie, la unidad del canto y de la poesía. Algo que solo ella pudo encarar con tanta frescura, convicción y nivel artístico”.

Por su parte, León Gieco declaró, en su momento, que, para la cultura argentina, aquel regreso en el 82 fue como una caricia, como un signo de que se aproximaban tiempos mejores para todos. “Para mí, tan solo saber que nos conocía y que gustaba de nuestras canciones ya era suficiente, pero encima se dio la chance de compartir un escenario con ella. Fue el mejor presagio”.

Un legado vigente: su posición frente al aborto

El texto fue extraído del libro “Mercedes Sosa. La Negra” del autor Rodolfo Braceli. Mercedes sentó su posición frente a la legalización del aborto:

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“No es fácil vivir y, mucho menos, siendo mujer. Imaginemos las jovencitas y no jovencitas que, empujadas por la miseria, el hambre y la desocupación, tienen que abortar. Las flagelan en lugares clandestinos y sórdidos”, relató Mercedes.

Además, contó que, cuando la convocaron de Unicef, ella dijo que iba a hablar “por los niños y por las mujeres”, y afirmó: “Diré que estoy a favor de la despenalización del aborto. En contra de la hipocresía, de la mentira y de la clandestinidad terrorífica a la que son empujadas las mujeres pobres y marginales. Porque una cosa es estar abortando en una clínica con calefacción y anestesia y música funcional, y otra cosa es abortar en cualquier rincón inmundo con unos fierros terribles que te meten ahí, adentro, para arrancar un cuajo de vida que, si se la dejara vivir, se la condenaría al analfabetismo, al hambre”.

“Pregunto yo a los hipócritas que están contra la despenalización: ¿Acaso ellos no provocan millones de abortos cada día?… Abortos cuando cierran fábricas y dejan sin trabajo, abortos cuando condenan a chicos al hambre que los descerebra y hasta los mata. No me cansaré de decirlo: hay que educar, enseñar a usar anticonceptivos… Que se dejen de joder las madres que quieren tener la nena virgen hasta el casamiento. ¡Hipócritas de mierda! ¿Cuándo van a reconocer que la hija puede, de repente, enamorarse y acostarse y hacer eso tan bello que es el amor y quedar gruesa por culpa de tanta pacatería, de tanta educación para la hipocresía?”, señaló la negra en otro párrafo del libro de Braceli.

En este sentido, Mercedes relató la experiencia de un aborto: “A fines del 67, quedé embarazada y elegí abortar. Fue un paso tan doloroso… ¿Tener otro hijo para que lo críe mi mamá y andar todo el tiempo despidiéndome de él? Nooo. Además, yo tenía problemas con mi metabolismo; si seguía con el embarazo, lo más probable era que dejara sin madre a mi Fabián, el hijo que ya tenía. Mi médico no estaba a favor del aborto, pero me convenció: ‘Debe hacerlo.’ El dolor ahí abajo es terrible”. Y confesó que lo hizo por lo menos: “dos o tres veces”.

Los últimos momentos

Ya había grabado “Cantora I y II“, que fue fue su último disco de estudio, con temas del cancionero popular, rodeada de íconos de la música iberoamericana: como Charly García, Fito Páez , Gustavo Cerati, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, Julieta Venegas, Diego Torres, Jorge Drexler, Rubén Rada, René Pérez, Caetano Veloso, Daniela Mercury, León Gieco, Teresa Parodi, Gustavo Cordera y Gustavo Santaolalla.

El periodista Rodrigo Vila, que le realizó los dos últimos reportajes mientras grababa el disco, dijo: “Cuando le hice el segundo, ella sola empezó a contar unas cosas muy fuertes. Cosas que yo no le había preguntado. Empezó a hablar de su depresión, de cuando se quería dejar morir porque estaba deprimida y comía nada más que unas uvas a las que les sacaba la cáscara“. Mercedes pudo ver todo el material terminado y se puso muy contenta, y, a los pocos días, falleció.

Mercedes fue una mujer con una vida marcada por las luchas populares de los 70 y una conciencia total sobre la obra que había construido. A pesar de ser, muchas veces, sólo interprete, dejó una forma de abordar las obras de Tejada Gómez o Atahualpa Yupanqui que aún vive en las voces de las y los cantores en cada rincón de la Argentina.

Pero, ante todo, concretó una forma vanguardista de fusionar el canto popular con el tango, el rock y los folclores de la región. Dejó su visión vehemente de una mujer con el carácter justo para defender sus posiciones políticas, pero con la posibilidad de verse frágil ante las adversidades de extrañar la simpleza. Desde Tucumán al mundo, La Negra es el arte de la presencia, aún en la ausencia.

*Por Belén del Huerto Romero para La Nota Tucumán.

Palabras claves: Folklore, Mercedes Sosa, Música

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