Rebeca Lane: “En Guatemala tenemos al Estado en nuestra contra”
Después de presentar en México el Show “Obsidiana” con tres conciertos a sala llena, Rebeca Lane comenzó nueva gira por Chile y Argentina. Una entrevista en la que nos habla sobre la actualidad en Centroamérica, las resistencias ancestrales y su último video junto a otras guerreras bailando electrocumbia.
Por Sara García Gross para Marcha
Rebeca Lane es integrante de una generación de músicas feministas que irrumpió en la escena latinoamericana para visibilizar las injusticias y la desigualdad desde el arte retomando, en letras subversivas y con ritmos atrevidos, la lucha de nuestras ancestras en defensa de los territorios y el derecho a la vida y la libertad. Es que el hip hop guatemalteco se reconoce desde su voz y por eso nos dice: “Para mí es muy importante viajar con la música para solidarizarme con la causas feministas que nos aglutinan a todas, pero sobre todo para resaltar y decir lo que las mujeres centroamericanas estamos viviendo”.
Desde Marcha realizaron esta entrevista para conocer sobre su activismo y en la que repasa sus impresiones tras las recientes elecciones en Guatemala, llama la atención sobre las represiones a las Defensoras de los territorios y la búsqueda de justicia por las 56 del Hogar Seguro y donde repudia además la iniciativa conservadora para retroceder en derechos conquistados para las mujeres y las personas del colectivo LGBTTIQ+. ¿Hay un guerra del Estado contra las mujeres? Una referente necesaria del feminismo centroamericano que además nos hace bailar una revolución sin fronteras.
—¿Cómo es hacer música en Centroamérica?
—Hacer arte en Centroamérica realmente es un reto en todos los sentidos, porque estamos en países altamente militarizados, donde la educación o formación musical es vista como innecesaria; y creo que mucho tiene que ver con los legados de guerra. Nos educan para creer que es absolutamente innecesario porque ha sido desde las artes que, además de los movimiento populares, ha sido en las artes donde se ha despertado mucho sentimiento crítico en otros momentos de nuestras historias, y somos muchas las personas que nos dedicamos al arte actualmente aquí, quienes continuamos cuestionando esta militarización territorial y lo que conlleva.
Entonces de entrada es difícil, somos países donde no hay industria musical, no hay apoyo en radios a música local, no hay apoyo en medios de información tampoco acerca de lo que se está haciendo en nuestros territorios, aparte hacer hip hop es bastante estigmatizado, entonces hay muy pocos locales en los que tengamos acceso a hacer nuestra música, sumado a la situación de ser mujer ya que en muchos casos, en muchos de los locales han habido agresiones sexistas o le abren espacio a agresores; entonces también los espacios donde las mujeres podamos tener eventos lo más seguro posible se reducen muchísimo más, entonces eso complejiza el poder dedicarse a la música, a las artes y hacerlo de una forma profesional, es decir, que esto se convierta en tu profesión, creo que estructuralmente hay muchas dificultades para poder hacer arte, para poder hacer música y mucho más cuando sos feminista y tenés un posicionamiento político.
—¿Qué significa hacer arte y política?
—Yo creo que para mí el camino hacia el arte fue a través del activismo, entonces, al empezar a explorar distintas ramas de las artes, como el teatro, la poesía, la música, definitivamente, yo ya tenía un camino recorrido en cuanto a reflexión política, por lo que mucho de lo que expreso artísticamente tiene que ver con mis inquietudes como activista también.
—¿Cuál es la situación de los derechos de las mujeres en Guatemala?
—En Guatemala, al igual que toda Centroamérica, la situación de los derechos de las mujeres es no solo precaria, si no que va en un claro retroceso. A pesar de tener una ley bastante avanzada para la protección de las mujeres, como es la ley contra feminicidio, realmente existe muy poca capacidad técnica y muy poca sensibilidad de agentes de justicia -desde quienes te recogen una denuncia hasta quienes procesan tu denuncia-. Hace algunos años hablábamos que solamente un 2%, de todos los casos llevados a través de la ley contra feminicidio tenían al final justicia. Vivimos en un estado de impunidad y aunque hayan algunos instrumentos que en teoría están hechos para la protección de las mujeres, en la práctica seguimos estando con instituciones machistas y patriarcales. Pues en Guatemala tenemos al Estado en nuestra contra.
Ahora en el Congreso de Guatemala se está tratando de aprobar hace varios meses una propuesta de Ley, la 5.272, que limita los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ+. Se quiere penalizar todo tipo de interrupción del embarazo, incluso aquellos que son involuntarios para criminalizar a las mujeres desde el sistema de salud, similar a la situación actual de las mujeres en El Salvador. Se quiere prohibir además cualquier unión de personas del mismo sexo, la educación sexual en establecimientos privados y públicos… es una propuesta de ley que, como ellos dicen, es para la protección de la familia tradicional, promovida por el sector evangélico aliado con políticos y ha sido un instrumento de ley que no se ha podido aprobar porque es absolutamente inconstitucional, pero que constantemente se está utilizando como una herramienta para sumar el voto evangélico, por parte de sectores políticos.
El sector evangélico aquí en Guatemala decide quien va a ser el presidente, a través del dominio ideológico que ejercen sobre una mayoría de la población, hay una alianza política entre el sector de derecha, el empresarial y el militar para decidir quien va a ser el ungido por las iglesias evangélicas; y las iglesias evangélicas van a promover su candidatura, nosotros que recientemente pasamos por un proceso de elecciones era muy claro ver que las posturas de los candidatos más fuertes, estaban reforzando esta idea de la familia tradicional, en contra de las libertades que las mujeres feministas estamos promoviendo para todas las mujeres, en contra del estado laico también, creo que tenemos muchas cosas en contra.
También estamos en un país donde la cantidad de embarazos en niñas y adolescentes es alarmante, solamente el año pasado hubo 90 mil casos de embarazos en niñas de 10 a 19 años, sabemos que la mayoría de estos embarazos ocurren producto de abuso sexual y sobre todo abuso sexual en las familias; entonces también preocupa muchísimo propuestas de ley como la 5.272 que quiere que la Educación Integral Sexual esté en manos de las familias, cuando es precisamente en las familias que las niñas corren más peligro. Decir eso es hablar acerca de derechos sexuales y derechos reproductivos y libertad de elección.
Pero también hay una situación muy fuerte que tiene que ver con las Defensoras del territorio. Semanas atrás asesinaron a una Defensora del territorio y a otra autoridad comunitaria y hay varias compañeras que han tenido que salir al exilio. Varias otras están criminalizadas con procesos legales pendientes, se las acusa de usurpación de tierra e incitación al terrorismo por estar articuladas en las resistencias por la defensa territorial. La situación de las mujeres defensoras es de vulnerabilidad porque están poniendo el cuerpo en contra de empresas mineras, en contra del extractivismo, de un modelo capitalista colonial que sigue poniendo sobre los cuerpos de las mujeres indígenas toda la violencia de este Estado genocida.
—Tu mensaje es potente y resuena en marchas y movilizaciones sociales del movimiento feminista en la región, ¿qué mensaje quieres transmitir aquí en Buenos Aires?
—Estoy muy contenta de ir a Buenos Aires, tengo dos años de no ir y la primera vez que fui, realmente fue una experiencia muy bonita, creo que para todas las mujeres en América Latina, definitivamente las grandes luchas que se han dado en Argentina por la despenalización del aborto han sido de alguna forma como una luz para los otros movimientos y los otros países donde realmente tenemos nuestras libertades mucho más limitadas.
Lo que siempre busco con mi música es poder acercar la realidad de las mujeres centroamericanas a los distintos territorios a los que voy, las mujeres centroamericanas siempre nos hemos solidarizado con las compañeras argentinas, con la lucha de Ni una menos o la despenalización del aborto, o las compañeras mexicanas recientemente han tenido movilizaciones muy fuertes y muy potentes, sin embargo, muy pocas veces vemos también que de estos feminismo de las grandes ciudades se responda con la misma solidaridad hacia lo que está ocurriendo a las mujeres centroamericanas y creo que muchas veces es por desconocimiento, pero también tiene que ver con racismos, porque incluso siendo feministas, no podemos negar que hay diferencia entre países en donde hay una mayoría de blanquitud, como es el caso de países del cono sur a países donde somos mayoría mestizas, mestizas-indígenas, indígenas-afrodescendientes.
Hay bastante invisibilización hacia lo que las mujeres en estos territorios estamos viviendo en estos feminismos más masivos. Para mí es muy importante viajar con la música para solidarizarme con la causas feministas que nos aglutinan a todas, pero sobre todo para resaltar y decir lo que las mujeres centroamericanas estamos viviendo.
—Cuando decimos “Nos duelen 56”, ¿cuál es la denuncia al Estado guatemalteco?
—La historia de las 56 niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción es uno de los casos más emblemáticos para entender porqué en nuestros territorios, e incluso el caso de “Las 17” (y más) mujeres presas en El Salvador, es tan difícil articular movilizaciones feministas tan masivas o movimientos feministas con la misma masividad y potencia que tiene en otros países. Para nosotras, hay una represión absolutamente criminal; es decir, haber quemado con intencionalidad por parte del Estado de Guatemala a 56 niñas que se habían rebelado, que estaban denunciando explotación sexual y malos tratos que implicaban a buena parte del Estado guatemalteco, la respuesta fue asesinarlas, y hacerlo ver como un accidente.
Aunque la mayoría sabemos que no fue una accidente porque sabemos cuál es la lógica de estos Estados militarizados que tenemos, de eliminar; en ese sentido, una de las principales demandas es decir “no fue el fuego, fue el estado”. El Estado de Guatemala y el Presidente (Jimmy Morales) estuvieron altamente implicados en este crimen y tiene que haber justicia para las niñas, reparación y justicia para las sobrevivientes y justicia para las familias que tienen a hijos e hijas institucionalizadas en la misma situación que las niñas asesinadas denunciaban.
El Estado de Guatemala está implicado en redes de secuestro, explotación sexual, redes de tráfico de niños y niñas, hay muchas cosas que desenmarañar en este caso y hay muchas estructuras criminales que tienen que desarticularse a partir de una investigación profunda, cosa que veo muy difícil. Aquí le llamamos “pacto de corruptos”, que logró posicionar nuevamente estas redes de corrupción desde el Estado, sacaron a CICIG que fue una misión internacional de ONU que funcionó durante 10 años para desarticular aparatos clandestinos de poder en el Estado de Guatemala y el nuevo presidente electo. Ha sido de alguna forma un triunfo de este proyecto político porque las estructuras criminales siguen ocupando el Estado de Guatemala. Para las feministas, la lucha por las niñas es la lucha por todas las mujeres.
Guerreras bailando electrocumbia
Hace pocos días, Rebeca Lane presentó “Siempre Viva”, un video en el que convoca a otras mujeres luchadoras a participar con sus voces e irreverencia. Este video musical contó con la participación de mujeres que han estado presentes en diferentes luchas y escenas de Guatemala, así como personas que han impactado en la vida de Rebeca. Pues, como la canción indica, ellas son la mala hierba que no se dejó morir. La electrocumbia de Rebeca y el baile de todas las mujeres que la acompañan nos invitan a bailar sin restricciones.
Un estallido que en solo 24 horas obtuvo más de 12 mil reproducciones y que aquí te compartimos:
*Por Sara García Gross para Marcha.