Ana Robles, una cantautora que corre con los lobos
El próximo 14 de septiembre en el Salón de Actos del Pabellón Argentina, la cantautora riojana presenta su tercer disco, Sabe el viento: 12 canciones que sobrevuelan las raíces y los paisajes, en las manos de la pianista y compositora latinoamericana que es referente de la nueva canción popular.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Conocí a Ana Robles por una canción de su autoría, fresca y nostálgica, hace algunos años: «Los duendes del agua», interpretada por la cantante y percusionista de Tamboreras Ensamble, Carolina Carbone, que, a su vez, había tomado la versión de la riojana Bruja Salguero.
Ana dice que la música, como el viento, sabe viajar. Se ha convertido en una referente del mundo de la música popular argentina. A Ana Robles, las canciones se le multiplican y se van sembrando naturalmente en nuestros universos musicales cada vez que otre artista las comparte, tal como Marta Gómez, Sofía Tosello, Bruja Salguero, John Crawford, Aguablanca, Mery Murúa, Nadia Larcher y Gloria de la Vega han elegido hacer.
Sabe el viento es un disco de alma libre, de tierra nativa, de palabras de mujer que compone y dice. Sabe el viento es una pintura cotidiana de algún patio, de viajes por las sierras, de vientos que llevan, traen, fluyen y reparten semillas, del movimiento hecho canción.
Después de Los Duendes del Agua (Londres, 2005) y Pedacitos de Sol (La Rioja, 2014), el tercer disco de la compositora, cantante y arregladora -que toca el piano desde los cuatro años- es resultado de una campaña de financiamiento colectivo, sentido como una experiencia de ganancia mutua y trabajo cooperativo. En su grabación, contó con la participación de Federico Seimandi, Andrés Toch, Juan Arabel y Memi Vietto, Nick Homes, Mauro Ciavattini, Facundo Flores, entre otros y otras artistas.
La tinta habló con ella sobre este tercer material discográfico que presentará en la UNC y sobre su lugar como compositora y pianista mujer en un mundo cultural en muy incipiente deconstrucción.
—¿Cómo sintetizarías este tercer disco en tres palabras? ¿por qué cada una?
—Las palabras son hoy, mujer y Latinoamérica. Hoy, porque creo que es un disco muy actual en cuanto a temática y estética, que parte de elementos de músicas con mucha historia como son el folklore, el jazz y la música clásica, pero con un enfoque en lo que hoy vive la humanidad como especie, lo que nos pasa como seres emocionales y espirituales. Yo parto de lo que me pasa a mí con sensaciones y vivencias, y ese triste y, a la vez, dulce sentimiento de soledad que está tantas veces como ruido (o silencio) de fondo de cada cosa que vivimos. Tengo el presentimiento de que, paradójicamente, esto lo siente más de una persona y es esto lo que nos conecta. Poder expresarlo, poder contarlo y cantarlo, es una manera de fluir con lo que pasa y crecer también.
Mujer… esta mirada, la que expreso en mi música, es la de una mujer, que es muchas a la vez. Madre, esposa, hija, compositora, viajera, cantora, música, poeta, obsesiva laburante del arte, tantas Anas… son un montón; y a todas he de cuidarlas y nutrirlas para estar completa.
Y Latinoamérica, porque creo que estamos en un momento bisagra en cuanto a la visibilidad de las mujeres en la música, en el arte en general y en muchos aspectos de nuestra vida y nuestros roles y lugares en la comunidad. Y ese cambio, que es principalmente interno en las personas, se da en simultáneo en toda Latinoamérica. Este es el lugar histórico y geográfico que contiene mi música, que es, en últimas, mi manera de sentir la vida aquí y ahora.
—¿Cómo está siendo ser compositora y pianista en este mundo musical que recién empieza a deconstruirse?
—Mirá, te comparto una frase de Clarissa Pinkola Estés, del libro Mujeres que corren con los lobos. Dice: “Las mujeres de talento, incluso cuando reivindican sus vidas creativas, incluso cuando brotan cosas bellas de sus manos, de sus plumas, de sus cuerpos, siguen dudando de su valía como escritoras, pintoras, artistas y personas reales”.
Esta duda es como una programación metida en nuestras cabezas, en nuestro corazón colectivo femenino. Una tiene, primero, que probar su idoneidad, como instrumentista, como creadora, como arregladora o directora; y se nos piden tantas más credenciales que al varón, que nosotras mismas tenemos que estar el doble de convencidas para siquiera empezar a mostrar nuestro arte.
«Hoy, pareciera que tenemos la punta del ovillo para empezar a desenredar años de programaciones culturales. Pero el camino recién empieza, creo que los resultados reales se van a ver en un par de generaciones recién».
—¿Qué te lleva a trabajar con otres y qué suma eso en el panorama político actual?
—La música es un lenguaje y, como tal, necesitás de los otros para hablarlo y escucharlo. Cuando hago una música, vienen a mi oído timbres, texturas, estados de ánimo que necesito hacer sonar más allá de una letra con una melodía.
La canción es el primer ingrediente, pero no es el único, hay un montón de otros elementos que comunican, necesito los otros instrumentos para hacer sonar eso que está en mi cabeza, para que esté completo. Igual que en la vida, cuando te juntás con otres, es tanto más amplio lo que se puede hacer.
—¿Nos contás un poco tu experiencia de financiamiento colectivo?
—Como a la hora de tocar, al momento de financiar un proyecto artístico, se hace tanto menos pesado el compartir con otres. La gente que se suma, se apropia del proyecto, de la música, incluso del artista.
Ese público que te banca te acompañará siempre, es un ida y vuelta, todos ganamos, todos construimos.
► Ana Robles presenta «Sabe el viento». Sábado 14 de septiembre a las 21:30 h en el Salón de actos del Pabellón Argentina, Ciudad Universitaria. Entradas anticipadas con descuento en Alpogo y Edén.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.
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Ficha Técnica. Todos los temas compuestos y arreglados por Ana Robles | Producción Musical: Ana Robles | Producción ejecutiva y comunicación: Susana Guzmán | Técnicos de grabación y mezcla: Sebastián y Martín Bergallo | Mastering: Gustavo Furcade | Diseño gráfico: Alicia Robles | Registro audiovisual: Sergio Manes | Grabado entre Agosto y Octubre de 2018 en Estudio Desdémona, Córdoba.
