«A veces, la realidad es una sátira en sí misma»

«A veces, la realidad es una sátira en sí misma»
17 septiembre, 2019 por Redacción La tinta

Guillermo Aquino y su troupe comandan «El Sketch», una serie de videos semanales que comprenden una brutal sátira de la realidad nacional, de los temas que hablamos y de los personajes que nos cruzamos a diario, en los medios y en la calle. Con las noticias como materia prima, este comediante convierte la angustia en risas. Aquino habló con «La Luciérnaga», hizo un recorrido por sus raíces (y su vuelta al teatro, de la mano de «Antisocial»), reflexionó sobre los fines del humor y eligió la frase más graciosa de Macri.

Por Facundo Iglesia para La Luciérnaga

Los enredados sociales y esa especie en peligro de extinción que son los televidentes los conocen bien: los videos de El Sketch o de Droga Nacional ya forman parte del acervo del “humor de supervivencia” con el cual resistimos a la cotidianidad de la debacle macrista. Con un lisérgico espejo que deforma la realidad y extiende los límites de lo políticamente correcto, su creador, Guillermo Aquino, arranca carcajadas y reflexiones desde la capital del país. Así, por ejemplo, uno de esos videos –ambientado a principios de 2018– muestra a su protagonista hablando con su yo de finales de ese mismo año:

–Recién compré un Chocobar, si querés me lo bajo a los tiros.

– Ah, esa frase va a tener una connotación muy distinta en un mes. Escuchame, no te gastes todo, separá 200 pesos que los vas a necesitar para pagar las cuotas del gas.

– ¿El gas se paga en cuotas?

– En el futuro, todo se paga en cuotas.

Aquino está detrás y delante de esa cámara que, bien ácida, disgrega semana a semana la realidad hasta disolverla en el ridículo. Hoy, sus videos se emiten por Sobredosis de TV (sábados a las 21 por C5N) y por su canal de Youtube, y también pasaron por Duro de Domar y por el portal digital TKM. Incluso, uno de sus sketches fue compartido en las redes por la expresidenta y candidata a vice, Cristina Fernández.

Pero, antes de volverse viral, su intervención en el humor tiene prácticamente los mismos años que él (“treinta y pico”, según dice). Con inspiraciones como Los Simpson, Woody Allen y Seinfeld, a Guillermo, desde muy chico, le sedujo ese lenguaje. “Arranqué en el teatro independiente: la primera obra que escribí y dirigí fue a mis 19 años, en la misma sala en la que había hecho un taller durante todo el secundario. Y de ahí en adelante, no paré: traté de sacar una o dos obras por año y después, arranqué profesionalmente, de guionista en Duro de Domar, en la época de Daniel Tognetti”, rememora Guille.

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—¿Cómo es hacer reír con el último diario como inspiración? ¿La realidad te hace reír a primera vista, o tiene que pasar por algún proceso?

—Las dos cosas: en principio, hay temas muy dolorosos o preocupantes, a los que en una primera instancia es medio difícil encontrarles por dónde abarcarlos. Pero también, de dónde vienen es tan ridículo y llevado a la sátira en sí mismo sin que nadie toque nada, que se trata más de señalar que de forzar. No tenemos que agregarle un chiste, porque lo hacen ellos. Siempre tenemos personajes que son muy terribles o muy crueles, que están en una situación de mucha ignorancia, o que ideológicamente tienen una confusión tremenda.

—Por ejemplo, uno de tus últimos sketches se llama “Novia Antidroga”, trata sobre una transa a la que le asquea que los pobres consuman drogas, y está armado a partir de una frase de Amalia Granata, quien dijo, literalmente: «Una cosa es legalizar la marihuana para el que vive en Palermo y otra para el que vive en una casa de chapa”. ¿Cómo se escribe humor, entonces, cuando parece que solo queda comentar la noticia?

—Sí, básicamente, surgió de ese textual y después, nos pusimos a deconstruir y desarmar un poquito la frase y ahí, empezás ahí a tener las ideas: porque si alguien tiene esa teoría, y la llevás lejos, entonces esa persona anda con un mapa que te muestra donde sí y dónde no es socialmente aceptable drogarse. Y después, llevamos al personaje a un lugar exagerado de un consumo muy problemático: porque si te estás drogando, en realidad, no es seguro hacerlo ni de un lado o del otro. Es algo con lo que tenés que tener cuidado siempre.

—En uno de tus sketchs, “Fake News Club”, un grupo de compañeros del trabajo comienza a compartir noticias falsas y tu personaje pide sensatez. ¿Creés que hay algo de pedagogía en el humor que hacen?


—Sí, y sabés que me llega que a muchos de los videos los pasan en facultades y universidades. Tratamos de estudiar cada tema, de hacer una pequeña tesis, y filtrarla a través de entretenimiento puro. Me parece que la manera más rápida de absorber algo nuevo, de hacer un primer acercamiento, es que te los traigan a través del humor. “Trabajamos y nos divertimos”, para citar a Los Simpson.


Como decíamos en el comienzo de esta nota, el sketch “Principio de año vs fin de año”, que narra los desarrollos de un 2018 con una inflación que aumentaba al mismo ritmo que el poder adquisitivo se derrumbaba, fue compartido por CFK. “Ya era bastante increíble la situación de cómo se había viralizado”, recuerda Aquino, “y después, al final de todo eso, lo compartió Cristina y fue la frutilla del postre, una exposición todavía mayor. Fue divertido, sorprendente ¡y estuvo bueno! No me molestó de ninguna manera. Ahora, estoy esperando que me comparta Macri un sketch” (risas).

—Podría compartir “Abuela vs República”.

—(risas) Sí, hubiera sido genial que comparta ese.

Justamente, ese video –homenaje a la película Goodbye Lenin–, publicado la semana siguiente de la contundente derrota electoral del oficialismo del 11 de agosto en la primera vuelta, muestra a una abuela macrista en su lecho de muerte, a la que el nieto (Aquino) debe convencer de que Cambiemos ganó los comicios. “Valió la pena apagar la estufa y chupar frío todos estos años”, dice la anciana, antes de morir repitiendo “sí, se puede”. Brutal, incluso para los estándares de El Sketch.

—¿Puede ser que ese sketch en particular haya sido un poco…?

—… Más directo, sí: siempre somos más metafóricos, tratamos de no usar nombres propios y de llevar los temas situaciones más domésticas, y no hablar tan directamente de altas esferas o de algo partidario. Pero la semana tras las PASO fue poco sutil, como para que nosotros seamos sutiles.

—No lo fueron los periodistas que panquequearon, por ejemplo, que están nombrados ahí…

—Sí, había tanto para abarcar, que agarramos todos los atajos y tratamos de ir más rápido. Ya la idea nos parecía que era como una metáfora grande en sí, de enfocar el resultado de las PASO con una abuela moribunda, ya ese concepto mágico no lo hacía tan duro…

—¿Ves, entonces, un fin de ciclo del macrismo?

—Yo creo que sí. Y ojalá que así sea. Creo que es algo que no dio para más, y mismo, en el video de la abuela hay un recorrido de las cosas que escuchamos estos últimos cuatro años, y cuando ves el resultado de todo eso, decís: “Bueno, esto claramente no funcionó, no anduvo, no fue este el camino”. De hecho, hubo un montón de frases que pecaron como mínimo de cínicas ante la situación en la que estamos. Siempre con mucho slogan, con frases muy pegadizas, y la verdad que, ante una situación tremenda como la de ahora, es ridículo escucharlas.

—¿Cuál es la que más te resonó, en estos cuatro años?

—¡“Pasaron cosas”! (risas). Es como la frase más ambigua de todas… Ninguna persona responsable de ninguna tarea en el mundo puede responder ante un problema “pasaron cosas”. ¿Cómo “pasaron cosas”? Es como re desligarse de algo. Es genial que venga de un presidente.

—En ese sketch nombrás, entre todos los que están en el bunker de Macri, al Mago sin Dientes y a “toda la provincia de Córdoba”. Me toca ponerme en patriota: quiero decirte que solamente el 71% de los cordobeses votaron a Macri, no fue toda la provincia.

—(risas) Muy bien, muy bien. Yo sabía, que cuando la escribí, estábamos yendo a Córdoba. Y fue medio como un saludo: “Ahí estamos yendo para allá”.

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Palabra libre

El 7 de septiembre, Aquino y su troupe estuvieron por primera vez en la Docta, presentando Antisocial, una obra de teatro con la que recorrieron gran parte del país. La premisa es que Aquiles Gustavo, un treintañero, se da cuenta de que el rock “le mintió”, por lo que decide abandonar la vida de fiesta hasta el amanecer, pero no sin antes tener una última noche recorriendo bares.

“Esa fantasía del reviente, de la estrella de rock, es una cosa medio estúpida que tenemos mucho los que tenemos treinta y pico, ya que cuando éramos adolescentes estaba la fantasía de que todos íbamos a llegar a ser famosos… Había algo canchero en eso, pero es una mentira, y entonces está la crítica puesta en eso: hay una especie de autoparodia del rock y del universo rockero, y de una ideología medio rebelde que queda ridícula. Y a la vez, la obra tiene mucho de recital de rock desde la estética: es como un gran concierto, dividido en capítulos y cada capítulo tiene un título, como si fuesen canciones. Entonces, es una especie de sátira y de homenaje. Un abrazo y un escupitajo al rock al mismo tiempo”, narra Guillermo.

—¿Qué cosas del Guille de los videos podemos ver en la obra, y qué cosas nuevas hay, para los que te conocemos de ese formato?

La obra es como el capítulo cero de El Sketch, porque la escribí cuando empecé a escribir los videos: son dos cosas que nacieron juntas y se tocan mucho en el estilo de humor, en el estilo del personaje, en los temas… Pero al tener el plus del teatro, te diría que es como El Sketch, pero con anfetaminas: en teatro el código entre el espectador y el que está arriba se vuelve mucho más tenso y hay un guiño muy grande. Te podés animar a ir más lejos. Y vamos mucho más lejos. Decimos todo lo que no podemos decir en internet o en la tele.

—Hablando de lo que no se puede decir: hubo un video tuyo, que criticaba la “militancia del ajuste” que hacen los medios de comunicación, que fue dado de baja del sitio TKM, y por otro lado, el Colegio Único de Corredores Inmobiliarios pidió bajar uno en el que un bróker intenta alquilarle un pedazo de vereda con un cartón al personaje que interpretás. ¿Creés que el humor puede ser peligroso para el poder?

No, no. Me parece que es muy ridículo que ellos piensen que es peligroso. A la vez, es muy lindo, porque uno lo hace y siente que un poco muerde, que todavía un poco pincha. Pero me sorprende que, en el mundo de hoy, los sectores de poder estén tan preocupados con el humor porque a lo sumo es un comentario como cualquier otro. Y en el caso, está perfecto que cada uno se exprese y diga qué no le gusta, o qué le ofende, pero cuando ya pasás a manipular el contenido o a querer decidir qué se ve y qué no se tiene que ver, es una zona muy siniestra y peligrosa. Es la parte más triste: no puedo entender que traten de censurar algo a esta altura, menos un sketch de humor.

—Sin embargo, los poderes parecen muy preocupados por la comedia: incluso sectores del Gobierno.

Es que si estás en el poder y estás haciendo las cosas bien, el humor te debería chupar un huevo. Pero si estás haciendo todas cagadas, no es la comedia por lo que estás cayendo. El humor es, simplemente, una mano más moviendo la mesa en medio de un quilombo que ya tenés.

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*Por Facundo Iglesia para La Luciérnaga / Imagen de portada: GA estudio fotográfico.

Palabras claves: Guillermo Aquino, Humor, politica

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