Villa: teatro por la conciencia histórica

Villa: teatro por la conciencia histórica
30 julio, 2019 por Soledad Sgarella

Los dos primeros fines de semana de agosto, el emblemático espacio cultural MxM pone en cartelera la obra del chileno Guillermo Calderón. Dirigida por Victoria Monti, el teatro vuelve a interpelarnos en lo más hondo de nuestra memoria colectiva, tocando las delicadas fibras de las decisiones políticas.

Por Soledad Sgarella para La tinta

Camila Murias, Cecilia Di Marco y Natalia Mazzalay Tiano le ponen el cuerpo. Gritan, discuten. Prestan sus voces, levantan el volumen y los brazos, hacen creíble todo el universo de contradicciones que aparece cuando hay que tomar decisiones fuertes. El ímpetu escénico de Villa es la fuerza del contenido de la obra y es la contundencia de esas actuaciones, del diseño escenográfico y de luces, de la dirección. 

La tinta habló con Victoria Monti. La directora nos contó de qué tratan las discusiones entre las tres protagonistas, por qué eligieron esa obra y cómo el teatro aporta a la construcción y reconstrucción de la memoria de una Latinoamérica que no quiere olvidar. 

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—¿Cómo comenzó Villa?

Villa es un proyecto que nace a principios de 2017, a partir de las ganas de Naty Mazzalay (actriz), Gerardo Oberto (artista visual) y mías de hacer una obra de teatro. Nos pusimos a buscar material y, en ese momento, le pedí a Guillermo Calderón obras suyas para leer, ya que es un autor que me apasiona, y, desgraciadamente, sus publicaciones no se encuentran a la venta en nuestro país. Dentro de las obras que me envió, Villa nos interpeló e interesó, especialmente, por la densidad de su temática histórica relacionada a la construcción de memoria de un pueblo. Nos pareció un tema interesante para reflexionar sobre nuestra historia reciente y sobre las decisiones políticas que se han tomado y se toman al respecto en nuestro país, abrir preguntas sobre qué estamos haciendo como sociedad. Todo esto nos atraviesa de manera particular en nuestro contexto político nacional donde parece haber muy poco interés, al menos, desde el gobierno, en generar conciencia histórica y pensamiento crítico.

También me interesó que es una obra protagonizada por tres mujeres en roles de toma de decisiones políticas, algo que creo en directa resonancia con el empoderamiento de la mujer en el último tiempo. 

Otro factor que nos hizo elegir la obra fue la simpleza de la propuesta en términos de montaje escénico, lo que nos permite hacer convivir un texto profundo y complejamente rico con una puesta de fácil producción y adaptación a diversos espacios. Esto último es algo necesario de considerar para poder seguir haciendo teatro en tiempos tan duros como los que está atravesando la cultura y el arte en nuestro país.  

Una vez elegido el texto, convocamos a las demás actrices, iluminadora y productora para completar el equipo y comenzar el proceso de ensayos que duró, aproximadamente, un año. 

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—En la sinopsis de la obra, ustedes dicen: “Las tres se embarcan en una intensa discusión que deja en evidencia la difícil tarea de hacerse cargo de la historia”. ¿De qué se trata la discusión de estas tres mujeres?

—Ellas discuten sobre qué hacer con un ex centro clandestino de detención que funcionó durante la última dictadura de Pinochet en Chile. Hemos hecho algunas sutiles adaptaciones para que la obra pueda leerse también en relación a nuestra propia historia nacional, la cual encuentra diferencias, pero también similitudes con la historia del país vecino y con otros que han sufrido dictaduras militares. 

Estas mujeres se debaten entre dos opciones: reconstruir el espacio tal cual fue -con el objetivo de crear conciencia sobre el terror- o hacer un museo de arte contemporáneo que recuerde lo que pasó de una manera más indirecta. 


La discusión se abre y toma diversos caminos que ponen a los personajes y también al público en la tarea de preguntarse qué es la memoria y cómo se construye, y también sobre las contradicciones que aparecen en la intención de querer construir un presente digno y un futuro mejor sobre las ruinas de un pasado doloroso reciente, atravesado por la persecución política, la tortura y la desaparición de personas. 


—¿Qué les/te significa el “hacerse cargo de la historia”?

—Creo que hacerse cargo de la historia es, en primer lugar, conocerla críticamente. Es informarse, interpretar esa información, preguntar, leer, investigar, no quedarse con lo primero que se ve cuando se prende la tele y ser capaz de formar un pensamiento propio al respecto. Luego, está la tarea de ser consecuente con ese pensamiento, tanto en el ámbito personal como en el público. 

A veces, con pequeños gestos, a veces, puede que nuestras decisiones repercutan directamente en muchas personas.  

También está la posibilidad del arte, que te permite generar material sensible en torno a temas relacionados con nuestra historia y, desde allí, aportar a la reflexión y circulación de ellos. Creo que todo esto es más potente cuando hay una comunidad que acompaña, que está predispuesta a conocer su verdad y a trabajar por un futuro más justo para todos y todas, y, por supuesto, también influyen los gobiernos y sus políticas educativas y culturales.

Ficha técnica. Autor: Guillermo Calderón | Dirección: Victoria Monti | Actuación: Camila Murias, Cecilia Di Marco y Natalia Mazzalay Tiano | Escenografía y vestuario: Gerardo Oberto | Diseño lumínico y sonido: Agustina Márquez | Operación: Franco Muñoz | Diseño gráfico: Laura Felipe | Fotografía: Marcos Crapa | Difusión: Josefina Rodríguez para PH Cultural | Producción: Andrea Musso para PH Cultural.

Villa. Sábados 3 y 10 de agosto a las 21 hs; y domingos 4 y 11 de agosto a las 20 hs en Medida x Medida (Montevideo 870, Córdoba).

*Por Soledad Sgarella para La tinta.

Palabras claves: Teatro, Victoria Monti, Villa

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