Pensar con humor: el peronismo como oportunidad

Pensar con humor: el peronismo como oportunidad
18 julio, 2019 por Redacción La tinta

En su visita a Córdoba y en entrevista telefónica posterior, Pedro Saborido ríe y hace reir mediante una mirada particular sobre la historia, la militancia y las candidaturas.

Por Facundo Miño para Revista La Luciérnaga

—Mirá todos los que somos… y yo no traje libros. ¡Hay que ser pelotudo! Si hago otra presentación y traigo el libro, ¿vuelven? Me preguntan otras cosas y yo digo otras cosas.

El comentario de Pedro Saborido desata carcajadas entre la gente que llenó el salón de la UEPC para escucharlo hablar sobre «Una historia del peronismo», publicado en 2018, en el que combina relatos, anécdotas y reflexiones más o menos humorísticas en torno a ese fenómeno argentino tan difícil de explicar. Más allá de la broma, promete volver con el dibujante Rep (autor de Evita. Nacida para molestar) y hacer una presentación conjunta en agosto.

Aunque el CV de Saborido incluye un premio Martín Fierro en 1992, su salto hacia cierta popularidad se produjo como socio creativo de Diego Capusotto. Fue guionista, productor, director de televisión, radio, cine y teatro en Chachachá, Todo por dos pesos, Una noche en Carlos Paz, Peter Capusotto y sus videos.

Acompañado por el periodista Dante Leguizamón y por el gremialista Juan Monserrat, cuenta que su padre y su abuelo eran socialistas que se convirtieron en peronistas. Destaca esa herencia familiar para autodefinirse.

—Soy un tipo progre que entendió que es más interesante estar en el poder que criticarlo mientras lo miramos desde afuera. El progresismo paladeó el poder. Conozco peronistas que son hijos de comunistas, pero eso no quiere decir necesariamente que la evolución política conduzca al peronismo.

Con look clásico de campera de jean y gorra, piernas cruzadas y micrófono en mano, Saborido se toma algunos segundos para contestar. Habla pausado, como si estuviera calibrando las respuestas. Intercala observaciones agudas al borde de la chicana (“Nadie tiene un termo con la cara de Stolbizer”, “Es fácil ser independiente pero los independientes nunca gobiernan, no hay un hospital que se llame Beatriz Sarlo”). Aunque los comentarios son festejados y aplaudidos, apenas esboza alguna sonrisa cómplice.

—Hay una raíz que tiene que ver con la inmigración, con un sueño de recrear una Europa que no fue, hay una frustración en esa idea del país en serio. El peronismo asume que no va a ser Europa, va a ser una mezcla: es civilización y barbarie. El peronismo incluye.

peronismo-cristina-elecciones
(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Aprendizaje y oportunidad

Consultado sobre la coyuntura, prefiere no ocuparse del pase de Pichetto al macrismo y valora la candidatura de Alberto Fernández. La moderación, dice, es el requisito para volver a ser gobierno.


«Cuando al kirchnerismo le piden que sea más moderado y lo intenta, está haciendo lo que tiene que hacer. El peronismo aprende de sus derrotas, pero esos aprendizajes no lo condicionan ni lo reeducan, simplemente le marcan los límites temporales que va a tener. Se mantiene vivo hasta la próxima oportunidad y si para sobrevivir se tiene que volver menemista, lo hace».


—Néstor no vino de la mano de John William Cooke, lo trajo Duhalde y su primer gobierno tuvo a Pampuro, Prat Gay y Redrado. Es parte de la astucia y de la vocación de poder.

Destaca que los mejores momentos del peronismo fueron frentistas, de amplitud y diversidad. Dice que conducir es administrar las tensiones y que la unidad tendrá roces y conflictos.

—Cuando nos pasamos de rosca con la identidad, comenzamos a excluir. Empieza a primar la diferencia, vas perdiendo gente en las curvas, vas perdiendo gente en las curvas hasta que un día sos minoría y ese día perdiste. “¿Leíste toda la correspondencia de Perón?” Vale un voto. “¿Te formaste políticamente con Mariana Fabbiani?” Vale un voto. Las elecciones son cuantitativas, los cualitativos son los gobiernos.

Cuando habla del libro, explica su método de trabajo, muy alejado de la épica.

—Iba a ser un conjunto de ensayos, lo empecé a escribir y me sentí un pelotudo. Entonces me largué por el lado de los cuentos. Soy de una generación que no podía decir directamente lo que quería; hijo de la psicodelia, las drogas y la censura que crean metáforas. Me sentía más cómodo escribiendo en joda para después poner un análisis, hacerlo más confortable y decir “estoy hablando de esto y de esto”.

Segunda mirada

Pocos días después de su visita, Pedro atiende el teléfono desde su casa para ahondar en algunas de sus afirmaciones y comentar detalles que quedaron pendientes. Anticipa que planea un programa sobre la histórica rivalidad de cordobeses y porteños para un futuro cercano.

—¿El adelanto ese del que hablás en el libro sobre un supuesto tomo dos es real o es un chiste?
—No lo sé. En realidad, yo tenía material para dos, pero después desistí. Para mí ese tomo dos es una forma de cubrirme de cualquier falla enciclopédica que me puedan criticar. El libro no tiene muchas alusiones al menemismo, hay partes de Montoneros que tampoco están porque ya las desarrollé mucho en la tele con el personaje de Bombita Rodríguez. Por otro lado, casi simbólicamente es como un recurso televisivo: “Esto es lo que vendrá”. Es un libro de peronismo sin conclusión, emparentado con una idea de nunca poder concluir con una definición del peronismo.

—Como lector, ¿nunca es suficiente lo que se escribe sobre el peronismo?
—Todo lo que se escribe sobre peronismo es válido. Es una mirada en un momento. El peronismo tiene una dinámica que nunca termina de dejarse definir del todo, si bien hay cosas claras que son las tres banderas: independencia, libertad y soberanía. Cuando decís socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana, eso es peronismo. Después empiezan los estiramientos hacia un lado y hacia el otro. Son los instantes donde es tomado el peronismo, una foto dentro de una película.

pedro-saborido-libro-peronismo2

—Hay un audio de WhatsApp en el que una supuesta maestra cuenta en forma resumida el capítulo sobre ESI de tu libro. ¿Tenés algo que ver con ese audio?
—No, no lo recibí. Si alguien lo hizo y se divirtió, está muy bien. La gente va reelaborando los materiales.

—También se comparten fragmentos del libro que tienen vida propia y terminan siendo muy compartidos por redes sociales.
—Es inevitable que vayan compartiendo algunos pedazos. Creo que están hechos con cariño y por eso circulan. Antes la gente lo contaba oralmente, ahora comparte la foto o manda el link.

—Escribiste sobre el fútbol y sobre el peronismo, ¿tenés otro tema pensado?
—Hay algunos proyectos, pero todavía no lo tengo decidido. Quizás por hacer programas de televisión y de rock tengo esa cosa de mandarme con un tema y meterme con todo, hasta el fondo. Me ayuda, me encuadra, me ordena para trabajar.


Ahora con un amigo cordobés estamos pensando en hacer una serie de programas de radio de media hora sobre la rivalidad entre Córdoba y Buenos Aires. Hay algo ahí, nunca va a ser completo el abordaje, pero es decir “hablemos de esto de una buena vez por todas, comparemos”. Sin entrar a pelearnos, sino preguntarnos “¿qué pasa?”.


—El otro día decías que el peronismo tiene que volver a enamorar. ¿Cómo lo consigue?
—Te juro que no lo sé. Tiene que volver a hacer algo interesante y puede que no sea antes de las elecciones sino después. Mientras gobierna, enamora. Ahora tiene que ver cómo enamora a los que faltan. Hay que ver cómo les habla, cómo los va a buscar porque con los que ya están no alcanza para ganar. Todavía falta, pero va bien.

—¿Hay límites a la hora de hacer frentismo?
—El límite son las tres banderas de las que hablábamos hace un rato. Si estamos de acuerdo, podemos ir rumbo a eso. No te vas a mezclar con un racista, con un ultraliberal, con un golpista. Mirá que me fui lejos en los límites, fui bien inclusivo.

—El periodista e historiador Hernán Brienza dijo: “El pueblo no se equivoca incluso cuando se equivoca”. ¿Adherís a esa idea?
—No sé ¿Qué significa que se equivoca? Elige algo y sale mal, lo estafan… Me parece que no tenemos claro qué es el “pueblo”: ¿El pobre, el rico? ¿De qué clase es el pueblo? Creo que hay un montón de gente que quería esto y otra a la que estafaron. Son sentencias y no me parece que se pueda hablar en esos términos. ¿Qué es el pueblo? ¿El personal de maestranza y la empleada doméstica que votaron a Macri o que votaron a Scioli o que votaron a Del Caño o votaron en blanco? Se supone que el pueblo es todo lo bueno, pero resulta que no. Algunos no se equivocaron, querían esto; otros sí, no era lo que pensaban.

—Cuando aparece el “peronómetro” hay mayores riesgos de perder.
—Supongo que algo se aprendió. Hay un montón de gente que se cansó por temas quizás de corrupción que no fueron bien explicados, por temas de seguridad, porque los medios exageraron y entonces no supimos ganarle a los medios. A un montón de gente le molestaba el impuesto a ganancias, el cepo, la cadena nacional. Algunas cosas no se resolvieron bien, no se pudieron frenar ni explicar ni traducir en alguna cosa satisfactoria. La resolución está en vos, no en lo que puede dejar de ser el otro.

* Por Facundo Miño para Revista La Luciérnaga

Palabras claves: Pedro Saborido, peronismo

Compartir: