La guerra contra las pibas es total

La guerra contra las pibas es total
19 junio, 2019 por Redacción La tinta

Por Diego Valeriano para La tinta

A Silvia la mataron por atrevida, por plantarse, por piba. Harta de la gorra, de los tipos, de los giles, de la vida cada día más cruel; se plantó y dijo no. Y ese acto fue arrollador, desconcertante, revelador, anti-terror.

Silvia se plantó, como lo hizo Luciano, Rafael, Ludmi o el Negrito. Se plantó para decir “acá no pasás”, para decir basta, para marcar un surco que haga una diferencia. Se plantaron como lo hacen miles todos los días y alcanzan a huir, que tienen la suerte de esquivar las balas, de esconderse a tiempo.

¿Quien va a cuidar a sus hijos, reír con su hermana, wassapear con las pibas? La soledad que genera la muerte, ese vacío imposible, ese desgarro profundo y una casa que queda vacía aunque sigan siendo muchos, aunque siga siendo chica. Un nuevo mural en el barrio que dibuje su sonrisa y los posteos genuinos de sus amigas que la lloran.


Nunca es gatillo fácil, ni la doctrina Chocobar ni tu urgente necesidad de posteo opositor. Son escenas repetidas de una guerra cruel y cotidiana. Una guerra por los modos de vida, por la tierra, las palabras, la fiesta y el consumo. Una guerra que busca imponer el terror. Ese terror que penetra en los cuerpos realizando esa operación tan ortiba que restringe sentimientos, pensamientos y paraliza.


La guerra contra las pibas es total. Santiago del Estero es Morón, Tucuman y San Miguel del Monte. La 1era de Merlo, un taller de embarazo adolescente, una clínica clandestina o una salita inmunda y vacía. Un policía que pide favores desde la patrulla, un transa lleno de gilada y ganas de demostrar que es macho, el puntero que maneja las altas y bajas, un senador que usa el pañuelo verde como coartada y esa psicopedagoga llena de libros.

Una guerra cercana, real, cotidiana. Que la alientan los medios, la encienden los haters, la festejan las chetas. Una guerra contra pibas y pibes. Guerra escuela, juzgados, planes, becas, gendarme, talleres, ocupación territorial, trabajador social, FMI, policía, papá garrón, empresario, dirigente, panelista. Una guerra Estado.

Una guerra que no llegamos a nombrar, que no entendemos, que casi ni nos importa. Un genocidio lleno de cuerpos que no encajan en nuestras torpes, oportunistas y tibias opiniones políticas.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Diego Valeriano para La tinta.

Palabras claves: Abuso policial, Diego Valeriano

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