El fútbol como señuelo para contar la realidad de Palestina

El fútbol como señuelo para contar la realidad de Palestina
5 junio, 2019 por Redacción La tinta

El año pasado, se estrenó en nuestro país ¡Yallah! Yallah!, la primera coproducción cinematográfica entre Argentina y Palestina. Con la excusa del fútbol como bálsamo ante tanta opresión, Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano dirigieron este documental imperdible para entender la inmensa tragedia que vive el pueblo palestino. Desde el Hotel Bauen, ambos realizadores fueron entrevistados a propósito de dos nuevas exhibiciones del film en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Por Sebastián Tafuro para La Pelota Siempre al 10

-¿Cómo surgió la idea de hacer la película?

Cristian: Surgió en un viaje en 2012. A principios de 2013, yo estaba haciendo una cobertura fotográfica de la primavera árabe en Egipto y ahí me intente cruzar a Gaza. No pude, entonces arranqué para Cisjordania y con un conocimiento de libros y de películas sobre Palestina. Cuando entras, es un mundo totalmente diferente.

De ahí, a los pocos días, me voy a sacar unas fotos a un campo de refugiados que es el de Kalandia, uno de los más grandes de Palestina, que está dentro de la jurisdicción de Jerusalén, pero lo divide el muro y el check-point. Entré con una cámara colgando como si estuviese en un lugar amistoso y los campos de refugiados tienen toda una lógica de defensa y, sobre todo, autodefensa, y el primer retén son los chicos. Entré y a las 2/3 cuadras me estaban siguiendo un par de chicos, al principio, todo bien, pero, al ratito, se volvió todo muy tenso, tenso al sentido de que me escupían, me empezaron a tirar piedras y no tenía forma de defenderme más allá de decirles “stop”. Ahí justo intercede una persona, un hombre de unos 50/60 años que había vivido en Venezuela, un palestino que había vivido en Venezuela, entonces manejaba algunas palabras en castellano. Vio la situación, los saca a los chicos, calculo que por una situación de look o algo así, me distinguió como sudamericano. O fue azar.

“Usted se viene a tomar un café conmigo”, me dice. Fuimos a tomar un café. Los campos de refugiados tienen unas calles muy angostas, pasa un auto, a lo sumo un auto y medio a veces, como que se sube en la vereda. Nosotros estábamos en la vereda de ese bar tomando un cafecito, charla va, charla viene, Argentina, y Mohamed –así se llamaba- se pone a hablar de fútbol y conocía todo el fútbol argentino, detalles de jugadores que, en ese momento, yo no sabía que existían como Marcos Rojo. Y el tipo dice: “yo, cuando Argentina quedó afuera en el Mundial 2010, lloré”. Y agrega que le había pasado lo mismo cuando perdimos en 2009 con Brasil 3 a 1 en Rosario (partido de Eliminatorias previo a Sudáfrica).

Empezó a decirme: “yo tengo la fórmula para que Argentina salga campeón, hay que buscar 1 o 2 jugadores para generar un cambio, un jugador como Riquelme”. En el medio de la charla, empiezo a escuchar tiros, como ráfagas de ametralladoras. “Esos son tiros”, le digo. “No, no, es un fuego de artificio”, me responde. Cuando liberan a un prisionero palestino, que puede pasar desde 6 meses por una detención administrativa hasta 10, 15 o 20 años, hay un festejo popular en el barrio donde vive o está la familia. “Debe ser un festejo, deben haber liberado a un prisionero”. Pero yo escuchaba cada vez los tiros más cerca. Hasta que, en un momento, escucho los gritos y aplausos, y me giro y vienen como 40/50 personas encapuchadas con el pañuelo característico tirando con la ametralladora para arriba. Y cuando están pasando por el café, Mohamed me pega un grito y me dice “no lo mires a los ojos”. Los tipos pasan y me acuerdo dos imágenes: los chicos juntando los casquillos de las balas y lo miro a él y me dice “porque Argentina necesita un jugador como Riquelme si quiere salir campeón”.

En ese momento, me pareció todo absurdo, todo violento, trágico, peligroso, era que me identifiquen con uno de lo que ellos no querían y yo terminaba acribillado. Pero, después, con el tiempo, vos te vas dando cuenta de toda la particularidad que tiene Palestina, lo que son las formas de escaparse de la realidad que tenés, que son más limitadas en comparación con las que podemos tener nosotros. Y el tipo éste encontraba en el fútbol el bálsamo para salir de una realidad de desempleo, de un hijo que estaba preso (de lo que nos enteramos después) por una condena larga, el tipo encontraba en la pelota, en mirar Tottenham contra Liverpool, su momento del día para salir de todos los quilombos que son particulares y generales dentro de Palestina. A partir de ahí, yo lo llamo a Fede y empezamos a pensar la idea de usar el fútbol como señuelo o como trama para contar la realidad de Palestina. Cómo se vive en Palestina a través del fútbol.

Fernando: Yo a Palestina lo conocía justamente por el fútbol, no por el fútbol palestino, sino por el club del que soy hincha que es All Boys, que tiene una comunidad árabe descendiente de sirios libaneses. Una vuelta de chico, yo vi por primera vez la bandera palestina sin saber qué era la bandera palestina y me ofusque con el señor que tenía la bandera porque 2 de los 3 colores de la bandera (el negro y el verde) son de nuestra contra –se refiere a Chicago- y entonces fui y le dije por qué tenía esa bandera con esos colores feos. Me explicó que, en ese momento, estaban bombardeando no sé si Gaza o Cisjordania y yo me sentí literalmente para la mierda y, a partir de ahí, me quedó marcado lo que es Palestina.

Cuando fui más grande y pude estudiar, más que nada en la Universidad, me hice militante de la causa palestina, no muy comprometido, pero sí estaba al tanto y consciente de la situación. Cuando me dijo que estaba en Palestina, se me voló la cabeza y él estaba convencidísimo que había que hacer algo. Ahí me contò varias anécdotas de lo que sucede allí, que son cosas gravísimas, pero, cuando me contó la del fútbol, fue muy didáctica, muy fácil de empatizar con esa persona, de pensarla audiovisualmente, muy fácil de poder hacer una película argentina dentro de Palestina.

-Viendo la película, hay un momento en el que, aún sin que ustedes muestren violencia explícita, se vuelve insostenible pensar en los niveles de opresión que se vive. ¿Cómo experimentaron ustedes ese clima en el que parece estar atrapado el pueblo palestino? ¿Es tan así?

-F: Para mí, es peor de lo que se ve en la película y eso que no pudimos entrar a Gaza. Lo que es Cisjordania, en los meses que estuvimos conviviendo, filmando, es tremendo. Porque no solo es lo que sucede diariamente, sino lo que te enterás que sucedió y lo que va a suceder en cualquier momento.

C: Nosotros, a veces, no conmensuramos, es algo tan ajeno a nuestra realidad, que cuando vos estas ahí y te enterás que necesitás un permiso para ir a visitar a 30 cuadras a un pariente, que las tierras de tu abuelo fueron confiscadas y están dentro de una colonia, que tu hijo y tu hermano están presos, que a tu sobrino lo mataron. ¿Por dónde me escapo acá? Es muy brutal la secuencia de la historia familiar y personal que tiene cada núcleo de familia. Hay una estadística que indica que 1 de cada 3 chicos menores de 15 años estuvieron, como mínimo, 6 meses en cárceles israelíes. Vos imaginate acá tu sobrino, tu primo, tu hijo que haya estado en una cárcel con condiciones lamentables, donde los derechos humanos no se respetan en lo más mínimo. Es tan brutal y, sin embargo, vos ves a la gente con un nivel de resistencia, con unas ganas de salir adelante.

Y nosotros estábamos en Cisjordania que tiene un drenaje que se llama Jordania y los palestinos pueden entrar y salir con restricciones, pero pueden entrar y salir. En Gaza, olvidate, dependés de Israel, bueno, en Cisjordania también dependés de Israel, pero es una salida y entrada mucho más laxa.

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-Yendo a un punto de vista más futbolero, ¿con qué se encontraron en Palestina en relación a los equipos, ligas, el potencial de quienes juegan?

C: Es una Liga que está en concordancia con cómo se vive, donde hay partidos que se suspenden porque la Traffic o el bondi que llevaba a uno de los equipos los para el check point o los paran en algún reten de la ruta o hubo un incidente y no llega a la cancha. Como también se puede suspender un partido por invasión del ejército israelí en la cancha o ingreso de gas lacrimógeno. En esas condiciones, se desarrolla una Liga que tiene 2 torneos, uno de Gaza y uno de Cisjordania, con una primera y una segunda, y hasta una tercera creo que en Cisjordania, con todas las limitaciones del caso. Uno de los personajes que es Roberto Kettlun, chileno, que vivió muchos años allí (jugó entre 2012 y 2016, además de participar antes con la Selección en las Eliminatorias previas a Alemania 2006), nos contaba todas las particularidades de vivir y jugar ahí a la pelota, es un contexto muy opresivo y muy difícil de llevar adelante, en todos los ámbitos, tanto en el ámbito profesional como amateur.

F: Para que tomes un poco de magnitud, uno puede ver más fácilmente los casos extremos como la detención de un jugador. Pero, a veces, no les ingresan los insumos para entrenamiento, les cortan la luz, entonces, de noche no pueden jugar, no tienen agua para bañarse.

Dios no está en los detalles de hoy

C: Cisjordania está dinamitada. Dentro de Cisjordania, hay un montón de colonias israelíes. La diferencia entre cantidad de agua de un colono y un palestino es 10 a 1, y quien provee el agua corriente a la población palestina, sacada de Palestina, es Israel. Cuando quiere, cierra el grifo y, entonces, es muy brutal.

F: Y eso del corte de agua es en general. Después, lo que sucede cercano a algunas colonias es que los colonos le disparan a los tanques de agua palestinos. Por eso, vas a ver, no solo porque necesitan en ese poquito horario (una o dos horas por día) cargar todo el agua posible, que tienen muchos tanques por si se lo agujerean los colonos que están cerca. Es muy notorio cuando vos no conocés nada, vas a ver poblaciones a la distancia parecerían que fueran símiles, pero son disimiles porque vas a ver en algunos que son casas chiquitas con muchos tanques y en otras no tienen tanques o tienen un tanque central que es la colonia. Después, cuando te acercás y ves en detalles, ves que las rutas están mucho mejor, tienen luz, las calles muy buenas, las construcciones nuevitas y vas a ver que los palestinos son construcciones antiguas y otras son bastantes nuevas, normales dentro de lo que es algo viejo.

Esta todo limitado, desde el detalle mas insignificante como el consumo. Vos sos un ser que consume solo lo que Israel quiere, la producción local casi no puede subsistir, es casi familiar. Por ejemplo, vos querés decir “hagamos un boicot a lo que producen las colonias”, pero te morís de hambre porque es lo único que podes consumir. Y aparte tenés que pagar la luz, el gas, la electricidad, todo, a Israel. Es inimaginable. Ese detalle de la opresión yo creo que es lo más insoportable. Obviamente que si te asesinan a un familiar es dolorosísimo, pero ponele que tenés la suerte que a tu familia no le sucede nada, que nunca te pegaron un tiro o nunca te llevaron preso a un familiar, este opresión la vas a vivir igual. Todo hace pensar “acá no se puede vivir”, pero esa es la resistencia que más vemos en el pueblo palestino. Digo pueblo más allá de las cuestiones políticas, de las diferencias entre dirigentes que las vemos por todos lados; pero vos ves que hay un pueblito de 20 personas que lo están acechando y resisten, ¿por qué? “porque es mi tierra” dicen, de eso son muy conscientes.

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(Imagen: Julian Aguirre)

-Tienen un arraigo que es su identidad…

F: Pertenencia e identidad, “¿y a dónde voy a ir?”. Eso es una cuestión que tienen muy arraigada que es la tierra. Tienen los olivos, los cultivos, no van a ir a una ciudad. Por ahí, obviamente, tenés a las generaciones nuevas que ya consumen celulares y pueden decir “yo me voy”. Pero si le sucede a cualquiera que va a Palestina que deja algo ahí, me imagino que si tuvieras familia es mucho más fuerte. Si vos la pasás bien y sabés que todos tus familiares la están pasando para el orto, no te sentís bien en realidad; vas a tener un faltante ahí dentro que es lo que tendría que pasar a cualquier ser humano que ve una injusticia en cualquier parte del mundo.

C: Hablando de fútbol, cuando estábamos allá, salió campeón un equipo que se llama Wadi Al Nes, de una ciudad muy pequeña de 600 habitantes. Y tiene una particularidad: que la mayoría son trabajadores de una fábrica de piedras, picapedreros, hermanos y primos, casi todos familiares en el equipo. No se me ocurre que pasara algo así acá, que un equipo chico así logre eso.

F: Porque, literalmente, el 9, el goleador, picaba piedras con cincel y martillo. Con los otros, terminaban en la fábrica, agarraban el bolsito y se iban a entrenar; y otro detalle es que el club, por esa particularidad de ser casi todo en familia, todo ingreso que tenían se lo dividían por partes iguales.

-Como una cooperativa…

Y los tipos teniendo esa política salieron campeones contra equipos que tenían mucha más guita, sponsors, que podían comprar jugadores del exterior como Peto (se refiere a Kettlun). De hecho, hay, como en todo el fútbol del mundo, una inequidad que es abismal entre equipos que tienen recursos y otros que son amateurs.

-Pero también está la mística del fútbol que es un deporte que permite que en cualquier lugar del mundo se den esas hazañas, que en la cancha se esfumen ciertas diferencias.

C: Se puede romper la lógica que en otros deportes no se da.

F: Otro detalle del fútbol ahí es que son muy fanáticos de la liga española. Están divididos entre Barcelona y el Real Madrid de una manera casi “colonialista”.

C: Si vas por la ruta, te encontrás una familia beduina con el harapo del Barcelona volando.

F: Los partidos entre el Real Madrid y el Barcelona se paraliza todo como en un Boca-River acá, no hay nadie en la calle, se juntan todos en los cafés a ver el partido y hay una pica tremenda. Los bares están todos ploteados con Messi y Cristiano Ronaldo. Porque, aparte, se juega una cuestión medio mística porque una vez se habló de que Cristiano una vez le negó el saludo a un jugador israelí; y que Messi, por otro lado, una vez fue a la ciudad de Belén. Cada uno, esté a favor o en contra, le encuentra una historia a esa rivalidad.

C: No sabés lo que son los cafés. Una nube de humo por toda la gente que hay fumando shisha, 100 personas frente a una pantalla gigante y una mística…

F: Tienen una particularidad que no sé si otros pueblo árabes lo hacen; ven los partidos y ponen canciones en árabe para alentar al Real Madrid o al Barcelona, y empiezan a bailar, es una fiesta ahí adentro.

-El disparador de esto fue un tipo hablándoles de fútbol de Argentina, ¿cuál es la conexión con Argentina, con el fútbol, con el país?

F: La conexión básicamente es la Selección, son muy hinchas del mundial; y los jugadores que trascienden como Messi o Di María. Y después la conexión que podría tener, al revés, Argentina con los palestinos es el potrero, que acá se está perdiendo mucho. Ellos son mucho de jugar con amigos todo el tiempo, en la calle, de ese punto de reunión amateur por el juego mismo. Que hoy no lo tenes acá salvo que vayas a un club, ni siquiera en las escuelas te permiten jugar por si se lesiona un pibe y tenés un juicio, y eso me impactaba allá por ver a los pibes que jugaban en la calle todo el tiempo.

C: Hay que ver ahora después de la negativa de Argentina a jugar en Israel el impacto que habrá tenido, pero no lo sabemos porque no llegamos a estar allá.

F: En el momento preciso, el impacto fue enorme, incluso nos mandaban fotos de chicos jugando con la camiseta de la Selección Argentina.

*Por Sebastián Tafuro para La Pelota Siempre al 10

Palabras claves: Israel, Palestina, refugiados

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