Jeta Brava, 34 voces que nutren la cultura popular juvenil

Jeta Brava, 34 voces que nutren la cultura popular juvenil
23 mayo, 2019 por Julieta Pollo

Se presentó el libro «A su corazón que emana pólvora», que reúne las voces de jóvenes de Córdoba a través de poesías y relatos construidos en la propuesta educativa del colectivo Jeta Brava. Una experiencia que abona la democratización cultural y revaloriza las expresiones populares de pibes y pibas de la ciudad.

Por Julieta Pollo para La tinta

Jeta Brava es un colectivo cultural, es una concepción de la labor docente, es una apuesta a la cultura popular de nuestros barrios, es una postura frente a la invisibilización y la subestimación que sufren los y las jóvenes, y hoy Jeta Brava también es un libro. Un libro que le habla «A su corazón que emana pólvora» a través de las voces de 34 jóvenes de entre 13 y 19 años que, aglutinados en 5 espacios de la ciudad y con el acompañamiento de 10 talleristas, ponen voz a un sinnúmero de barrios cordobeses. 

Jeta Brava surge a raíz de otra experiencia literaria que se llamó Poesía y resistencia que se propuso dar voz a poetas de la cultura popular de Córdoba que no habían podido hacer circular su voz. Con este antecedente, un conjunto de educadores y hacedores culturales decidieron crear un espacio de producción literaria para jóvenes a través de talleres en escuelas públicas, sitios de memoria y espacios culturales. En este camino de más de tres años, lxs pibxs descubrieron y alzaron sus voces al materializar su universo interno en forma de poesía, rap y narrativa. De esta experiencia floreció también un libro que redobla la apuesta al replicar estas voces juveniles en bibliotecas populares, escuelas públicas y sitios de memoria de toda la provincia.

«Jeta Brava habilita espacios que hasta el día de hoy en la ciudad han costado mucho en barrios populares y en escuelas públicas, espacios en que consideramos indispensable la formación, la discusión y la creación en torno al hacer literario», dice Matías Barnes, uno de los creadores de Jeta Brava y tallerista de dos de los cinco espacios que participaron en la propuesta.  

La Tinta le preguntó a Matías por qué sostiene que Jeta Brava es un espacio de democratización de la cultura y de qué modo favorece el acceso y la difusión de la cultura popular local.

«Claramente es un espacio de democratización de la cultura porque abre un escenario que hasta ahora no existía. Lo  potente que tenemos como colectivo y particularmente con la publicación de este libro es que es la primera vez que en la ciudad de Córdoba se logra generar un libro de literatura juvenil escrita por jóvenes de entre 13 y 19 años de 5 espacios distintos y con la diversidad que tiene el libro tanto de voces como de formatos, porque hay poesía, canciones de rap, relatos, cuentos.

Nosotros pensamos la literatura en términos de derechos humanos, entonces entendemos que el acceso y el ejercicio debe estar garantizado. Por eso también nuestra idea es que el libro pueda circular en bibliotecas populares, escuelas públicas y sitios de memoria. Apunta a una cultura del libro no letrado o de la academia, sino el libro hecho con un pie en la cultura comunitaria y en juego y en tensión con el espacio institucionalizado, que en este caso es la escuela pública donde dimos varios de nuestros talleres.»

Narrar o el arte de convidar lo íntimo

La noche del jueves 16 de mayo la escuela Jerónimo Luis de Cabrera estaba de fiesta. Familias, docentes, alumnxs y egresadxs se reunieron para celebrar juntxs la presentación del libro «A su corazón que emana pólvora», luego de tres años de trabajo.

La habitación del segundo piso estaba en penumbras. Al entrar lxs presentes quedaban impactados con las instalaciones de Cocó Bazán, que invitaban a explorar el contraluz, el movimiento y los detalles escondidos. El extremo izquierdo del salón había sido transformado en un cálido refugio entre telas negras, con varias filas de sillas y un escenario con lámparas, sillones rojos y cortinas con arabescos.

Una vez que todxs tomamos asiento, jóvenes y talleristas se ubicaron en el escenario. Unx a unx contaron cómo surgió Jeta Brava, cómo vivieron el largo proceso de la experiencia y lo agradecidxs y felicxs que se sentían de presentar este libro. Con risitas nerviosas y gestos cómplices entre lectura y lectura, algunxs chicxs leyeron sus cuentos, otros rapearon sus poesías, y hasta hubo algunxs que, cuando acabaron de leer sus propios textos, compartieron algunos de compañerxs que no habían podido ir.

Karen SuárezUlises Robles terminaron la secundaria el año pasado en el IPEM 133 Florencio Escardo, donde participaron de los talleres de Jeta Brava junto a ocho compañerxs más y a los talleristas Fabio Martínez, Hernán Tejerina y Gabriel Riobó

«Estuvimos alrededor de tres meses preparando los cuentos. Yo escribí el cuento que se llama ‘El chimi’ que se trata de una historia real con algo de fantasía. Lo escribí de un tirón y con el profe fuimos corrigiendo. En su momento me gustaba mucho el cuento… hoy cambiaría algunas cosas. Creo que hoy me gustaría escribir no tanto cuentos sino canciones de trap o reguetón», contó Ulises.

El cuento de Karen es de los primeros del libro: «Yo escribí ‘El reencuentro’, que era un recuerdo que tenía muy dentro mío y a nadie se lo había contado. Lo escribí llorando mucho y plasmé todo mi sentimiento hacia mi papá, la espera de sufrir que él no estaba y hasta ahora lo sigo esperando. Todavía no se lo pude mostrar pero creo que le gustaría si lo leyera». 

Mario Paredes, Director del Sitio de Memoria Campo de la Ribera que articuló con esta escuela el desarrollo de los talleres de Jeta Brava, ponderó esta experiencia: «Como espacio de memoria y de derechos humanos para nosotros es importante lograr que sectores marginados e invisibilizados tengan voz. Desgraciadamente el silenciamiento no ha terminado, el neoliberalismo ejerce una presión mediática muy fuerte y estos sectores son dejados de lado. Todas las formas que haya para expresar las necesidades y demandas de exclusión social son importantes».

Andrés Brancamonte es ex-estudiante del IPEM 18 ubicado en el barrio Los Cuarenta de Arguello. «Mi texto del libro no tiene título pero es una canción de rap. Tengo muchas cosas escritas y grabadas, todavía es muy under pero ya van a salir. Yo escribo desde los 8 años y nunca me animaba a mostrárselo a nadie. Me gustaría seguir escribiendo mis temas de rap que hablan más que nada de la protesta y del amor. Eso es lo que me sale más a mí», dice Andrés y agrega que para él fue muy bueno poder crear sus canciones y crecer en la escritura con los profes Camila García Reyna y Matías Racedo, voz de Zona de Cuarentena.

La poesía orientada al rap es el modo de expresión que muchísimxs pibxs de la ciudad de Córdoba eligen para canalizar sus ideas, sentires, necesidades y luchas. En este sentido, los espacios de educación y cultura deben ser permeables a los géneros y formatos que lxs jóvenes eligen y de los cuales se apropian, para acompañar el proceso de descubrimiento y desarrollo de la cultura popular de nuestros barrios.

Otro de los espacios de Jeta Brava fue El Sauce en Villa El Tropezón, donde se articuló con Fundación La Morera. Allí dieron clases Álvaro MéndezRicardo “Richard” Romero de los Rimando Entreversos quien expresó: «Nos criaron con prejuicio y nunca se dieron las oportunidades… pero hoy me llena de alegría que no solo pude conocer yo otras puertas de una buena vida, sino que por atrás mío vienen jóvenes de mi propio barrio», y presentó a Oscar y a Agustín, dos de los chicos que participaron en este taller. «Los Rimando me dieron la inspiración para que yo empezara a escribir canciones, entonces yo empecé a escribir» dijo Agustín antes de compartir con todxs lxs presentes una de sus canciones de rap.

Oriana Celi hizo el taller cuando cursaba el último año en el IPEM 138 Jerónimo Luis de Cabrera, escuela ubicada en el centro de la ciudad a la que asisten chicos y chicas de muchos barrios periféricos. Allí los talleristas fueron  Consuelo Cabral y Matías Barnes, que a su vez integró, junto a Diego Villarreal, el taller de la escuela de música Rayuela, en Argüello.

Oriana leyó dos cuentos la noche de la presentación: «Tengo tres textos narrativos, hoy leí “Mamá”, que se trata de cómo su salud hizo que cambiara un poquito el trato conmigo aunque obviamente la amo, y “El muro” que habla de mi papá y de cómo empecé a escribir. Me gustaba mucho ir al taller porque fue una forma de soltarme, de no guardare tantas cosas y de expresarme más. Ahora lo que más me gustaría escribir es sobre lo político y lo social».

Julieta, que participó del taller hace dos años en Argüello, enumeró las cosas que más le gustaron del taller: «Poder crear vínculos afectivos a la hora de leer, leerlo con todos los sentimientos, mostrar que la literatura no es algo elitista sino algo que podemos expresar como jóvenes y con nuestro propio lenguaje popular, con ese lunfardo de palabras que tenemos que son alta poesía. También escuchar los textos de los compañeros y que te abran la cabeza, es una forma de enriquecernos como personas».

Hacia el final, hablamos con Matías Barnes que también expresó qué significa este espacio para él, como educador y hacedor cultural y por qué cree que lxs jóvenes se han apropiado de la experiencia Jeta Brava. 

«El espacio para ellas y ellos, por lo que contaron en la presentación, es un espacio donde se sienten escuchadxs, interpeladxs, protagonistas, partícipes, no juzgadxs, liberadxs o en construcción de esa liberación, sienten que no se juzga su identidad ni el proceso de esa identidad que van construyendo. Un espacio creativo, creador, diverso, donde pueden decir justamente sin tener la carga de la condena social que muchas veces el mundo adulto pone sobre las y los jóvenes. Y en ese sentido también sienten la posibilidad de poder construir una visión de mundo y ponerla a jugar con las y los adultos que vamos a esos espacios a llevar la propuesta de Jetabrava.

Y que significa para mí… bueno, hace más de diez años que trabajo con jóvenes ya sea como trabajador de la educación formal, como coordinador de CAJ, como maestro comunitario, dando apoyos escolares en escuelas públicas y asentamientos. Entonces me parece que esta propuesta condensa un poco todas esas experiencias personales pero que a la vez nunca dejan de ser colectivas. Para mí Jeta Brava es concretar un proyecto que tiene que ver con muchas y muchos, concretar algo que anhelaste y soñaste mucho tiempo como colectivo y como proceso personal. Y a la vez es la posibilidad de sentar un precedente y justamente a través de este laburo poder mostrar que existe la posibilidad de pensar la cultura de esta forma, que es posible realizar un proceso y publicar un libro y muchas otras cosas más. Y que uno tiene que ejercer esa posibilidad porque si te organizás cultural y políticamente es realizable».

Compartimos el epílogo del libro esperando que sea un preámbulo al descarnado universo literario en el que lxs pibas y pibes de Córdoba construyen, reconstruyen y enuncian su identidad. Podés conseguir el tuyo en la escuela Jerónimo Luis de Cabrera, Santa Rosa 650 (Gabinete Psicopedagógico), de lunes a viernes entre las 8:30 y as 13 hs.

«34 jóvenes de entre 13 y 19 años haciendo el juego, creando la frase, la rima, la oración, los versos. 34 jóvenes construyendo el relato. 34 jóvenes ejerciendo la palabra literaria. 34 jóvenes de la ciudad de Córdoba. 34 jóvenes de Argüello, El Sauce, Campo de la Ribera y Alberdi. 34 jóvenes escribiendo poemas, canciones de rap, micro relatos y cuentos. Historias de corazón y fuego, de riesgo y amor sobreviviente. 34 jóvenes de la escuela pública y otros lugares también. 34 jóvenes y un gran proyecto colectivo de muchos y muchas que andamos por acá. Soñando y haciendo la cultura que deseamos. Buscando popularmente ejercer el derecho literario. ¡Para la liberación sí, para la igualdad y la diversidad sí, para desplegar en el territorio la boca y la voz, el canto, la Jeta Brava de la justicia social y poética!»

*Por Julieta Pollo para La tinta. Fotos: Julieta Pollo.

Palabras claves: cultura popular, educación, Jeta Brava, Jóvenes, literatura

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