La clave asiática del comercio argentino

La clave asiática del comercio argentino
1 marzo, 2019 por Redacción La tinta

Por Francisco Castaño para L’ombelico del Mondo

El presidente Mauricio Macri volvió al ruedo en el escenario internacional, tras más de dos meses desde la cumbre de líderes del G20 en Buenos Aires y la inasistencia a la asunción de Bolsonaro como presidente de Brasil, nuestro principal socio comercial. Entre el 17 y 19 de febrero, Macri realizó su primera visita de Estado del año a la República de la India, mientras que entre el 20 y 21 visitó a quien se ha transformado en uno de los socios comerciales más importantes en los últimos años: la República Socialista de Vietnam.

Esta gira por el sudeste asiático se enmarca en un modelo de inserción económica orientada hacia afuera, impulsando la apertura de la economía, un Mercosur comercialista y ofensivo en la firma de acuerdos comerciales con otros bloques, y la búsqueda de inversiones en energía y alimentos. En este marco, la consolidación del vínculo con los países del sudeste asiático ha ganado consideración en la visión oficial, ya que es una región que se muestra ampliamente complementaria en materia comercial, algo que hasta ahora no tuvo su correlato con los socios predilectos hacia los cuales el macrismo orientó la inserción internacional desde su llegada a la Casa Rosada: EEUU y Europa.

En efecto, los ingresos estimados de US$ 50 millones por el acuerdo de limones con EEUU resultan minúsculos en términos cuantitativos, ya que no compensaron el cese de ventas de biodiésel debido al aumento de los aranceles del 72% establecido por la administración de Trump, lo que cercenó completamente las ventas por un monto cercano a los US$ 1200 millones. Con respecto a Europa, si bien las negociaciones entre el Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) se encuentran encaminadas, las tratativas con la Unión Europea (UE) distan de alcanzar un punto final debido a las restricciones y condiciones desproporcionadas pretendidas por la contraparte europea. A estas últimas se suman los derechos antidumping impuestos al biodiésel argentino en 2013, los cuales tendrán que ser eliminados tras la victoria de la apelación argentina ante la OMC y un reciente fallo del Comité de Instrumentos para la Defensa Comercial de la Comunidad Europea.


En este marco, el sudeste asiático –al igual que ciertos países del norte de África– ha incrementado su nivel de importancia en la política exterior argentina en la medida que son países con los cuales existe una importante complementariedad productiva.


A su vez, con muchos de ellos existe un importante superávit comercial, como es el caso de la India y Vietnam, lo cual le ha permitido aminorar el déficit total de US$ 3882 millones en 2018, producto del agujero que le genera el enorme intercambio negativo con los tres socios principales: Brasil, China y EEUU. Es en este contexto en donde se enmarcan las visitas de Estado de Macri a India y Vietnam, quien afirmó que “Asia es la región que más puede ayudarnos a crecer en el comercio y las inversiones”.

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Del Taj Mahal al Rashtrapati Bhavan

Además de ser el segundo país más populoso del mundo con más de 1.400 millones de habitantes, India es actualmente la séptima economía mundial y el sector de servicios comprende el 61% de su actividad económica. También se destaca por participar en el G20, los Brics y por poseer armas nucleares, lo cual la ubica dentro del selecto club de nueve países con dicha capacidad, junto con las cinco potencias del Consejo de Seguridad de la ONU, Israel, Pakistán y Corea del Norte.

Caracterizada por muchos como la democracia más grande del mundo, la calidad de los números de la séptima economía demuestra un panorama diferente al esperable. En efecto, la India continúa siendo un país altamente inequitativo, con una de las cantidades más altas de pobres en el mundo, siendo que casi 100 millones de indios viven con menos de 1,9 dólares por día, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial. Asimismo, casi el 40% de los niños menores de cinco años son bajos en estatura y peso para su edad, lo cual constata un nivel de desnutrición crónica.

Luego de visitar el Taj Mahal, Macri se reunió con el primer ministro y con el presidente indio en el palacio presidencial Rashtrapati Bhavan en Nueva Delhi. En el marco de la celebración del 70° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, Macri aseguró: “La Argentina es un proveedor confiable y competitivo de alimentos para los consumidores indios y tenemos mucho potencial para la cooperación en producción agrícola y en biotecnología”.

Entre los sectores más impulsados, la búsqueda de inversiones para la explotación de energías no convencionales y renovables en el país ocupó un lugar central, tratando de que “la India participe también de la segunda reserva de shale gas en el mundo que es Vaca Muerta”.

Por otro lado, se destacan los acuerdos para exportar limones, huevos y harina de pescado, de acuerdo a la Cancillería, quedando en el debe el escaso valor agregado en las ventas de productos argentinos y el nivel de concentración y dependencia de un solo bien.

El gráfico anterior evidencia el superávit argentino estructural en el intercambio bilateral con respecto a los últimos diez años, siendo el de la India el tercer superávit comercial que tiene Argentina con un país asiático (US$ 956 millones), detrás de Vietnam e Indonesia.


Por el lado de las exportaciones argentinas, el 91% de lo vendido a India en 2018 fue aceite de soja, seguido por aceite de girasol y cueros. Los números concretos se traducen en que la India se ha erigido como el séptimo destino de las ventas nacionales, aunque la sustantiva concentración de las mismas en un solo producto significa una importante vulnerabilidad para Argentina ante una posible implementación de medidas arancelarias y para-arancelarias. Por el lado de las importaciones, se destacan motos, hilados y sustancias vegetales y químicas.


A pesar de la suscripción de un Acuerdo Preferencial de Comercio entre el Mercosur y la India en 2009, la participación argentina en el comercio exterior total del país asiático es muy magra, comprendiendo solo un 0,4% para el 2017, mientras que la participación india en el comercio exterior total argentino es de 2,3% para el mismo año, de acuerdo al Centro de Economía Internacional.

Finalmente, en estas semanas de convulsión política en América Latina, no puede dejar de mencionarse el hecho de que la India había anunciado importantes medidas con respecto a Venezuela. A pesar de las sanciones impuestas por EEUU a la compañía Petróleos de Venezuela (PDVSA), se confirmó que la India aumentó la importación de crudo venezolano al punto tal que se convirtió en su principal comprador en la primera mitad de febrero, incrementando las importaciones hasta 620 mil barriles al día, según comunicó el medio televisivo NDTV India.

El gobierno indio tomó una postura de no intervención en los asuntos internos de Venezuela, a la vez que se suscribió a la idea de que sean los propios venezolanos quienes solucionen sus problemas. Ante la consulta de periodistas durante su estadía en la India, el canciller argentino Jorge Faurie afirmó: “Probablemente la India compre más petróleo a Venezuela, esto es algo que puede ser negativo para la región”. Los acuerdos bilaterales y la inexistencia de una respuesta oficial por parte de la India indican que el vínculo comercial supera las desavenencias ideológicas frente a terceros.

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Construyendo la torre (comercial) de Hanói

El segundo destino de la gira de Macri fue Vietnam, en donde se reunió en Hanói con su par Nguyen Phu Trong. Vietnam tiene más de 95 millones de habitantes y en los últimos años se posicionó como uno de los principales socios argentinos en el sudeste asiático, siendo el quinto socio comercial y el segundo mercado más importante de la Argentina en la región después de China. Es por ello que Macri abogó por elevar el nivel de relacionamiento bilateral: “Queremos llegar lo antes posible a que nuestra asociación sea integral”.

A su vez, el presidente abogó por trabajar conjuntamente para “promover las exportaciones e impulsar el crecimiento de la inversión extranjera directa en sectores estratégicos, especialmente en agronegocios”.

De acuerdo a la Casa Rosada, el viaje le deja a Argentina la aprobación de las ventas de cuatro cítricos: naranjas, pomelos, mandarinas y limones. Por su parte, el presidente vietnamita pidió que los funcionarios argentinos estudien la posibilidad de aprobar el ingreso de electrodomésticos, cerámicas y productos del mar.

El gráfico anterior deja en claro el importante superávit comercial argentino con Vietnam, que para 2018 fue de US$ 1500 millones, el más importante con un país asiático y el tercero en el comercio exterior nacional, detrás de Chile y Argelia.

Por el lado de las exportaciones, más de la mitad de los envíos a Vietnam corresponden a harina de soja (52%), seguidos por maíz, mariscos y trigo. En cuanto a las compras, se destacan bienes industriales intermedios, como partes de televisores, radios y teléfonos y también calzados. A diferencia de la relación con la India, Argentina no tiene suscrito con Vietnam un acuerdo comercial desde el Mercosur, lo cual amplía las oportunidades para incrementar las exportaciones. Exista ese acuerdo o no, es un deber urgente del Estado nacional la diversificación y agregación de valor de las mismas.

En la apuesta por una “inserción inteligente” al mundo, el gobierno argentino privilegió la relación con EEUU y Europa, cuestiones que le valieron las presidencias pro tempore de la OMC y el G20 y la aprobación de las gestiones con el FMI. Sin embargo, el sudeste asiático en general se transformó en un importante mercado consumidor de bienes agroindustriales y en un socio a tener en cuenta en la búsqueda de inversión extranjera.


En consecuencia, la profundización de la relación comercial con países como la India y Vietnam le ha permitido al gobierno de Macri saltear las restricciones impuestas por los paladines del intercambio sin distorsiones en los foros y organismos multilaterales, con quienes el gobierno pretendía fortalecer los vínculos económico-comerciales, algo que finalmente no tuvo lugar debido a la llegada de Trump y a las fuertes trabas con la UE.


En definitiva, la complementariedad y superávit con los mercados asiáticos fungieron como descompresor ante los vaivenes con los socios predilectos y le permitieron al gobierno sortear las pálidas de una política exterior que fue orientada hacia determinados partenaires dentro de un escenario internacional más abierto, pero que terminó privilegiando alianzas con socios de segundo rango al inicialmente apuntado, vinculado a la imperiosa necesidad de revertir el déficit comercial y repuntar una economía en rojo.

* Por Francisco Castaño para L’ombelico del Mondo. Twitter: @francastano91

Palabras claves: India, Vietnam

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