Por Cora Gamarnik, Diego Valeriano y Luciano Debanne para La tinta
Hay gente que manda wasap al comisario cuando ve los guachos rondando la esquina, gente mentirosa, gente de mierda, gente que sí. Hay gente que cree las noticias de TN, que mira la vida desde el patrullero, que odia a las pibas pintadas y en tetas. Que piensa que el feminismo está bien, pero tampoco es para tanto.
Gente que escucha a Macri y aún le creen, que lo votaron y lo volverían a votar. Que le dan fav, retweet, que comentan, que comparten, que se sacan selfies y la ponen de protector de pantalla.
Gente que se enoja con una estatua viviente que putea al gobierno, que piensa que hay que darle tiempo. Gente que mantiene el afiche de Cambiemos en el negocio, en la ventana, la calco en la heladera, el voto guardado de recuerdo. Que moviliza sin que la lleven, que no es un troll y comenta orgullosa sus posteos. Hay gente que sí.
Los ‘fuerza presidente!’, ‘estamos con usted’. Los que siempre hablan sin putear, ni faltan el respeto, pero qué país de mierda, esto viene de atrás, quemaban el parquet para hacer asado.
Son los que hacen que sí con la cabeza cuando leen La Nación, quienes sonríen con la foto del cana dando palo, quienes siempre están del lado de la Infantería, que quieren que vuelva la colimba, que seguro el fotógrafo le pegó al policía.
Son los que no podían comprar dólares, las que odian pagar impuestos para que los bolivianos estudien en nuestras universidades. Los que tienen la prepaga asegurada y postean ¿por qué tenemos que pagar todos el aborto en el hospital? Y se lo comentan a las amigas y el peluquero les da la razón.
La verdulera, el aspirante, la mujer del tipo de la rotisería, el general retirado, la directora de la escuela pública, su marido el contador, los arruina guacho, la vieja que riega las plantas desde atrás de las rejas por miedo, las chetas que bailan cumbia, el estudiante de medicina de padre doctor, el de Uber que dice si trabajo más, gano más, manejo mis tiempos.
Los republicanos fervientes, las feministas gorilas, los demócratas de edificio, puerto e institución. Quienes hablan de incluir al interior, las que son solidarias con los pobres. Los que van a las fiestas de la sociedad rural a ver si enganchan una como uno. Los rotarios, la que atiende el timbreo y después llama a la prima emocionada para contarle, quienes todavía tienen la calco de todos somos el campo, quienes le creen a Vidal y que los maestros se rascan cuatro horas, los ecologistas de agenda y suscripción a greenpeace. Los que siguen a Carrió, porque está loca, pero tira la posta.
Tu prima, tu suegro, el novio de tu hermana, el marido de tu mejor amiga, los compañeros del laburo, un ex militante de izquierda, el cana que te bancó que entres esa noche, la vecina que te gusta, los que hablan de viajes en las reuniones familiares, el que hace running y le robaron el celular.
Quienes ya no lo dicen en público para que no se les rían, los votos vergonzantes, los que piensan ‘sí se puede’ cuando lo escuchan hablar, esperanzados de que cambie algo en este país de mierda, lleno de negros, de chorros, de corruptas, de vagas. Son la gente de bien que paga sus impuestos, la medida de todas las cosas, los que siempre te dejan pasar primero en el ascensor, para mirarte el culo.
* Por Cora Gamarnik, Diego Valeriano y Luciano Debanne para La tinta / Imagen: Agencia DyN
