Volver a la política

Volver a la política
18 febrero, 2019 por Redacción La tinta

«Una estrategia en los sectores populares que tenga como un único camino lo electoral está condenada al fracaso de antemano», afirma el autor. Claves para conjurar la mercadotecnia electoral.

Por Antonio Muñiz para Revista Zoom

“Somos responsables de la formación de las nuevas generaciones, ayudarlas a ser capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos. El futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la política (…), rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad”.
Papa Francisco

“Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Joseph Goebels

La post modernidad ha escindido el terreno de la economía y la política, queriendo convertir a la economía en una ciencia autónoma, con sus propias leyes y lógicas. Así con la primacía de la economía, lo político queda circunscripto a algunas esferas de lo estatal y el ciudadano ejerce su derecho político solo en el momento de votar.

En esta lógica todos los hombres están obligados a aceptar al Dios mercado como único y verdadero, a cumplir sus preceptos y a practicar su culto. Su doctrina son las ideas neo liberales y su acto de Fe, “la mano invisible”. Según los sacerdotes de esta doctrina la mano invisible tiene la capacidad de armonizar estos comportamientos individuales, que buscan siempre lo mejor para cada persona de manera egoísta y convertirlos en un bien general para toda la comunidad.

Para sintetizar queda la muy cuestionada conclusión: “El interés general deviene de la suma de los intereses particulares”. Así, aquellos que osen violar las normas del mercado, serán ex comulgados y condenados por herejes, populistas, socialistas, etc.

La “democracia” burguesa, liberal, representativa y occidental, institucionaliza esta situación. Pone lo social y sobre todo lo político bajo al órbita de economía y sus “leyes naturales” y los dictámenes del mercado. Así, a pesar de los graves problemas que nuestras sociedades soportan, la respuesta del sistema es la fragmentación y la despolitización de la sociedad. Se intenta vaciar de contenidos al debate, discursos light, sin mayores ideas ni profundidades. Los problemas se van a resolver en la economía, en “la gestión eficiente” de los CEOs.

Lo más grave es que muchos sectores de “izquierda” y “progres” han ido comprando este discurso y lo toman como propio. Para ver el bochorno de esto es la izquierda socialdemócrata europea que se convirtió en adalid y defensor del neo liberalismo, tirando por la borda más de 200 años de lucha populares, o cierto progresismo latinoamericano, hijo de la social democracia, que hoy acompaña y apoya acríticamente el modelo neoliberal imperante, la UCR como ejemplo más patético.

Como decíamos, la post modernidad despolitiza a la sociedad, circunscribiéndola a lo meramente electoral.

Esta primacía de lo electoral desplaza al hombre, sujeto protagonista de la historia, a un mero rol de votante. Pero esta lógica electoralista desplaza también los debates de fondo en la sociedad, la educación, la salud, la energía, la vivienda, el transporte, la seguridad, etc. Ya no “existe” el pueblo organizado, empoderado, peleando poder y legitimando liderazgos, construyendo poder.

El protagonismo pasa así de liderazgos populares a liderazgos mediáticos, a aparatos políticos, a organizaciones civiles, sociales y religiosas de dudosos fines y oscuros financiamientos. El político profesional reemplaza al dirigente y al militante, los armados puramente electorales reemplazan a los partidos políticos, con abundantes fondos para campaña publicitaria. Lo político es mal visto, y lo reemplazan grupos de “opina todo”, que solo gritan, pelean, insultan, con una total falta de expresión de ideas. Esta nueva forma de “debate político” está regida por el rating, siendo imposible en ese formato un debate serio y profundo de los problemas.

No es casual, es una forma más de despolitizar y fragmentar la sociedad en la lógica del neo liberalismo actual, para que no haya un cuestionamiento profundo al status quo imperante. Y si lo hay quede circunscripto a grupos minúsculos de izquierda o progresistas que no solo no ponen en peligro el modelo, sino muchas veces lo legitiman, por sus posiciones infantiles.

Toda esta lógica de destrucción de lo político está asegurada por un aparato mediático y cultural concentrado que va generando un “sentido común”, tal que al decir de Duran Barba, el votante es un “chico de 9 años que no ha llegado al pensamiento abstracto, solo le llegan por las emociones”.

Así los actos políticos son actividades de jardín de infantes, con globos y baile y una propaganda basada en las “fake news”¹ y la post verdad, que no son otra cosa que la base del pensamiento gobeliano “miente, miente que algo quedará”.

Esta democracia queda acotada a lo formal y limitada por los grandes grupos económicos, que gobiernan tras bambalinas, que solo dan respuestas a sus intereses de negocios con una lógica predatoria de apropiación de la riqueza y los recursos de toda la comunidad. Esto lleva a una frustración de los sectores populares, ya que no tienen respuestas a sus necesidades. Comienza así, alimentado también por los medios, un sentimiento anti democrático, contra la política y los políticos. Esta pérdida de expectativas sobre la democracia lleva a la búsqueda de salidas de derecha, autoritarias, xenófobas y fascistoide.

En Argentina, salvo los 12 años de gobierno popular donde la política tomo cierta primacía, a partir de 2016 se volvió rápidamente a privilegiar la economía, quedando el estado, ajustado e ineficiente, como un único camino para la política y lo electoral como el único espacio de lucha.

Así, los medios de propaganda del sistema volcarán su idea de que el momento electoral es el momento cumbre, cuando el ciudadano emite su voto. Esta forma de ver y hacer la política hace renunciar a toda pretensión de transformar o modificar algo de la realidad.

Tendiendo puentes

La respuesta de los movimientos populares debe ser la inversa, unir, organizar y re politizar; articular la política de otra forma, profundizar la relación directa con los sectores populares y sus organizaciones, tender puentes para poder llevar adelante la política en todos los ámbitos y momentos. Sin descuidar lo electoral por supuesto, pero entendiendo la política como una acción permanente de organización y movilización de los sectores populares, de confrontación con los factores dominantes.

Una estrategia en los sectores populares que tenga como un único camino lo electoral está condenada al fracaso de antemano.

Por supuesto que el fin de ciclo de los llamados gobiernos progresistas y la consolidación de un nuevo conservadurismo en la región, marcan una coyuntura compleja para el desarrollo de propuestas emancipatorias.
Sin embargo, si queremos construir una alternativa popular necesitamos escuchar más, enseñar aprendiendo, generar espacios de dialogo desde donde construir comunidad organizada, desde donde pensar la política.

Estar en la lucha cotidiana, en la movilización, sembrado ideas, fomentando nuevas dirigencias, construyendo organización y lazos comunitarios sin sectarismos ni exclusiones, politizando el debate para ir re politizando nuevamente a la sociedad. Debemos dar batalla permanente a esta lógica de subestimación del hombre como sujeto político. El hombre es el centro de la política, actor y artífice de su historia.

Hay que generar procesos de integración que sumen y sinteticen la multiplicidad de movimientos y agrupaciones donde se expresa lo popular, todos los colectivos: religiosos, políticos, gremios, movimientos, ONG, culturales y activistas del campo nacional y popular. Construir agendas comunes, ideas fuerzas superadoras que miren el futuro, pero recuperando y reconstruyendo la memoria popular.

Debemos entender que el conflicto es inherente a la condición humana y a la vida en sociedad, que precisamente la política es el medio para resolver y superar conflicto y no el medio para esconderlos y/o negarlos. En definitiva construir síntesis multisectoriales que expresen toda la problemática de los sectores populares y medios, con iniciativas político-sociales, ocupar el territorio y la calle y desde ahí potenciar y multiplicar la construcción de un frente nacional de liberación.

¹Las fake news (español: noticias falsas) es un tipo de bulo que consiste en un contenido pseudo-periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación.

*Por Antonio Muñiz para Revista Zoom.

 

Palabras claves: democracia, elecciones, movimientos sociales, politica

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