Sin techo, habitaron el bosque y decidieron protegerlo

Sin techo, habitaron el bosque y decidieron protegerlo
28 febrero, 2019 por Adrián Camerano

Por Adrián Camerano para Sala de Prensa Ambiental

Aquel 8 de agosto, el viento castigaba, un aire frío quemaba la piel. No importaba: decidido, un grupo de vecinos, sin techo propio ni plata para pagar un alquiler, tomó tierras de una vieja cantera abandonada, en plena sierra de Alta Gracia.

A pico y pala, levantaron refugios de tarimas y nylon, mientras en sus rostros se pegaba el polvillo blanco de la cercana molienda de minerales, que enrarecía el aire puro serrano.

Más rápido de lo imaginado, el predio se llenó de policías. Pero la intimidación no funcionó: la necesidad apretaba, la toma ya estaba decidida y ese grupo de vecinos se organizó hasta conformar la Asociación Civil 8 de Agosto, cuyo nombre homenajea a aquel frío día de 2012.

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(Imagen: Adrián Camerano)

Con los meses, las familias -todas inquilinas, algunas al borde del desalojo- lograron experiencia en trabajo comunitario y se convirtieron en expertos en hábitat.

Por prepotencia de trabajo, se ganaron el derecho de discutirles sus políticas habitacionales a la Municipalidad, la Provincia y la Nación, mientras crecieron en asociación, solidaridad y sinergias técnico-políticas de provecho invaluable.


A las múltiples gestiones, reuniones y expedientes, los vecinos le sumaron la posesión real del territorio, un predio de 118 hectáreas con vista a las sierras y habitable sólo en un 30%, el resto es reserva natural.


Allí, levantaron casas provisorias donadas por la ONG Techo y realizaron jornadas solidarias de construcción de redes sanitarias.

Usan sus manos y sus ideas para forjarse su propio futuro y hacer realidad el derecho a la casa propia que ningún Estado les garantiza, pese a estar consagrado en normativas de distinta jerarquía constitucional.

En ese 70% del terreno que es reserva natural, este verano, la Asociación inauguró un parque autóctono destinado a preservar el bosque nativo local.

Ahora, ya saben: si visitan Alta Gracia, vale la pena ir al Museo del Che, caminar la Estancia Jesuítica o animarse al hidropedal en el Tajamar. También, recorrer este espacio natural en la frontera sur de la ciudad, un paseo ecológico público y autogestionado, en una provincia que sólo mantiene el 3% de su vegetación original.

*Por Adrián Camerano para Sala de Prensa Ambiental / Imágenes: Adrián Camerano.

Palabras claves: Alta Gracia, Bosque nativo, Ley de Bosques

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