Desobediencia Civil: trabajadoras domésticas de Nordelta se rebelan

Desobediencia Civil: trabajadoras domésticas de Nordelta se rebelan
14 noviembre, 2018 por Redacción La tinta

Hartas del racismo que sufren por parte de sus patrones en los barrios cerrados y la empresa de transporte MaryGo, un grupo de más de setenta trabajadoras domésticas cortaron la entrada al complejo para poder viajar. El testimonio de una de las trabajadoras sobre los argumentos que utilizan los patrones para no viajar con ellas: “Dicen que olemos mal y hablamos mucho”.

Por Emergentes

A continuación el relato de una de las trabajadoras del complejo:

“En Nordelta (sin contar a los trabajadores albañiles) somos 8 mil empleadas del servicio doméstico las que viajamos con el único servicio de transporte que ingresa al predio de 23 barrios privados. Desde que este servicio funciona, se viajaba en los micros internos o en los que vienen de Puerto Madero o CABA, con trabajadores profesionales o propietarios de las casas, en ese entonces nos ponían bolsos o mochilas para que no nos sentemos a su lado.

Desde hace unos meses la empresa empezó a ponernos más límites e incluso no mandaban micros por más de una hora y media. Lo peor es que en la espera suelen pasar micros de Capital y nos no quieren parar más, y si paran a recoger a un propietario, cuando subimos nos obligan a bajar diciendo que no podemos viajar paradas.

Se contradicen porque cuando llega un colectivo interno (donde no viajan los dueños de las casas), viajamos como ganados.


Las empleadas nos enteramos que la verdad es que no nos dejan viajar en esos micros, con profesionales o propietarios porque en una reunión de vecinos “nordelteños” dijeron bien claro que los vecinos (gerentes de importantes empresas, políticos, empresaraios, figuras mediáticas) no quieren viajar más con nosotras porque dicen que olemos mal y hablamos mucho.


Dicen esto los mismos que amparados en la impunidad de su condición económica acosan a sus empleadas, en especial a las más jóvenes y nos explotan hasta reventarnos las espaldas a nosotras y a nuestros compañeros que construyen sus palacios”.

Desde la intendencia de Tigre, Julio Zamora no se hace cargo de garantizar transporte público para lxs trabajdorxs del complejo. Hay un monopolio de la empresa MaryGo que es la única manera de que las trabajadoras puedan acceder a sus puestos de trabajo.

Molestan los olores de las trabajadoras, las palabras, que hablen mucho. Quieren que sigan siendo esa fábrica silenciosa de producción de tareas mal remuneradas, bien calladitas. Pero la rebelión es mugrienta, ensucia, es hedionda y se les cuela en el aire de la hipocresía de quienes se babean cuando ven al capitalismo y al patriarcado confraternizando en unidad.

* Por Emergentes

Palabras claves: Discriminación, racismo, trabajo doméstico

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